(Re) nacer de origen migrante
Los bebés nacidos en Galicia de madre extranjera crecen un 20% en tres años y se acercan a 1.900: ya representan el 13% del total de los nacimientos
Mientras, la sangría poblacional continúa: en 2023, solo 3 de los 313 municipios gallegos tiene un saldo vegetativo positivo

Los venezolanos Orlando Briceño, Yamilet Granda y sus hijas Yorlet y Mía Isabella, nacida en Vigo. / FdV
La pequeña Mía Isabella Briceño Granda llegó al mundo en Vigo tras un parto natural al que pudo asistir su padre Orlando José en julio de 2023. En la ciudad que la vio nacer había aterrizado solo seis meses antes, aún el vientre de su madre Yamilet y acompañada de su hermana mayor, Yorlet, de 16 años; hoy una «enamorada» de esta tierra que ya habla gallego. Sus padres, venezolanos, huían de la inseguridad ciudadana en Ecuador —como antes lo habían hecho de la pobreza en Venezuela— y lograron asilo y un lugar en el que rehacer sus vidas en una soñada ciudad olívica. Una urbe donde aún homologan sus títulos hoy y buscan empleo con su experiencia en el sector conservero, lácteo y de la fruta.
Mía Isabella, que no se perdió la inauguración este año del alumbrado navideño de Vigo pese a su corta edad, es una de los 1.875 bebés que nacieron en 2023 de madre extranjera en Galicia. Un récord en el último lustro, dado que los nacidos de familias de otra nacionalidad no han dejado de crecer los últimos tres años: más de un 20% desde 2021. Ya representan un 13% del total de alumbramientos (ascendieron a 13.975 en 2023) en una comunidad que, por otra parte, registra récords —también— de envejecimiento. Y donde la caída de los nacimientos totales paradójicamente, representa el mismo descenso: un 25% desde 2016.
Allí mismo. En el mismo lugar del hospital Álvaro Cunqueiro donde nació la pequeña de padres venezolanos, la matrona originaria de Bulgaria, Milena Ruseva Soluchkova, ejerce su vocación desde que llegó a Vigo en 2004 con un contrato de trabajo y tras cruzar Europa. Son tantos años ayudando a nacer pequeños que ya ha perdido la cuenta del número. Desde entonces, ha construido una vida personal y profesional en la ciudad, donde en 2016 tuvo a su único hijo, Álex Mateo. Él es otro de los niños de madre extranjera que computa el Instituto Nacional de Estadística (INE) en ese gráfico ascendente, que pasa de 1.432 niños cuya madre no es española en 2018 de un total de 16.560; a casi 1.900 el último año. ¿Por qué? Aunque lleva casi dos décadas en España, Milena nunca ha solicitado la nacionalidad española, ya que ello implicaría renunciar a la búlgara. Es una decisión que no quiere tomar.
«La inmigración ayuda, pero no es la solución al envejecimiento de la población en Galicia», asegura el demógrafo gallego Carlos Ferrás. Considera que la llegada de migrantes, aunque es positiva para mejorar el crecimiento vegetativo en Galicia, no es la solución definitiva al envejecimiento poblacional. Según explica, las madres extranjeras presentan inicialmente tasas de fertilidad más elevadas que las gallegas, pero estas tienden a homogeneizarse con el tiempo.
Ferrás subraya la importancia de facilitar el reagrupamiento familiar para «estabilizar a los inmigrantes en el mercado laboral y promover su integración social, tanto de los padres como de los hijos». Sin embargo, recalca que esta estrategia debe complementarse con políticas que fomenten la natalidad, equilibren la conciliación familiar y laboral y mejoren el acceso a la vivienda y al empleo. El experto también compara la situación de Galicia con modelos en países como Alemania y Suiza, donde se han desarrollado sociedades multiétnicas a través de diferentes enfoques migratorios, incluidos contratos en origen y programas de retorno.
«Después de 20 años aquí, sigo siendo extranjera», comenta con humor y unos clarísimos ojos azules heredados de sus padres Milena, formada como matrona en su país de origen. A nivel laboral, Milena se siente plenamente integrada aquí. “Estoy en igualdad de condiciones con mis compañeras españolas”, señala. Esta estabilidad ha reforzado su decisión de ver su futuro profesional en España. “Aunque nunca se sabe, para mí volver a Bulgaria nunca ha sido la primera opción”, reflexiona. Mientras, su país de origen también sufre hoy una pirámide poblacional semejante a la gallega, con la salida de muchos jóvenes por Europa. En su caso, la decisión de no regresar a su país natal está vinculada tanto en el amor a su familia, como a su profesión y a las oportunidades que encontró en Vigo. Denominador común de muchos profesionales extranjeros que aportan su experiencia al sistema sanitario.
Del mismo modo que España les «pareció una buena opción por el idioma, y escogimos Galicia por la relación con nuestras profesiones», explica Yamilet. Ellos se han sentido «bien recibidos y asistidos por el sistema de salud gallego. «Una trabajadora social nos ayudó a tramitar la tarjeta sanitaria y desde entonces todo fue perfecto. La atención médica fue incomparable», recuerda esta familia que tiene claro que su intención es establecerse en Galicia de manera permanente. “Queremos arraigarnos aquí. Estamos tramitando la nacionalidad para nuestra hija pequeña... y luego, quizás, para todos nosotros”, indican esperanzados.
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