La UPG se suma al pulso a Pontón: «El BNG no puede avanzar con marketing»

Asegura que se integra en la lista de la portavoz nacional para garantizar que en esta nueva etapa prima el Bloque frente al protagonismo de su líder

«Hay una lucha de poder», explican

Pontón, repasando sus apuntes antes de un mitin.

Pontón, repasando sus apuntes antes de un mitin. / X. Rey

Irene Bascoy

Irene Bascoy

A cinco días de la asamblea nacional del BNG, que debe reelegir a Ana Pontón como líder, las aguas bajan revueltas y turbias en la formación frentista. Desde fuera cuesta entender cómo la mujer que logró hace diez meses el mejor resultado del Bloque en su historia (25 escaños), esté siendo cuestionada desde sus propias filas. Y así sucede. ¿Lucha de poder? ¿Juego de equilibrios? ¿Debate entre esencia y aperturismo? ¿Líder versus partido? ¿Estrategia de cara a las próximas elecciones autonómicas de 2028?

La aparente unidad que parecía reinar en la formación frentista tras hacerse con el liderazgo de la oposición en Galicia empezó a resquebrajarse ante la opinión pública la semana pasada cuando trascendió que la candidatura de Pontón no sería la única. Habría dos listas más, la del Movemento Arredista, encabezada por la diputada ourensana Noa Presas, y la de Alicerce. Pero esta semana, en las vísperas de la asamblea del domingo, la tensión se ha disparado.

Pontón ya no es cuestionada por dos corrientes minoritarias en el seno del BNG. Es que su partido, la UPG, ha movido ficha para ponerle deberes y objecciones. Para ser exactos, actúa así una parte importante de la Unión do Povo Galego, que cuenta además con el apoyo de la fuerza de la CIG, porque otra parte está con Pontón. ¿Qué le cuestionan a la portavoz nacional? Que el BNG «no puede avanzar apenas con marketing y acciones performativas o de imagen». Que esto no va de liderazgos, sino «de la inteligencia colectiva». Que «hay que apartar cualquier tentación presidencialista, incompatible con el carácter asambleario y democrático» de la formación frentista. Que hay que apostar por «un discurso decididamente soberanista». Que hay que primar el trabajo social frente al institucional. Que prevalece el nosotros sobre el yo. El partido frente a los liderazgos.

La lista de reproches no termina ahí. Lamentan que Pontón no lograra una lista única para lanzar «el mensaje potente de un BNG unido y con capacidad de integración» y piden que negocie una lista única de aquí al domingo. Y,en todo caso, se presentan como garantía de que «la nueva dirección funcionará sobre la base del diálogo, la negociación y el consenso» porque hay que impulsar «una dinámica interna más colectiva y coral». Es decir, más BNG y menos Pontón.

Y esta reprimenda pública a su supuesta líder la lanza la UPG, una formación discreta y opaca que siempre ha manejado los resortes del poder del BNG desde bambalinas. ¿Por qué lo hace si la UPG forma parte de la lista de Pontón, una composición que se negoció hasta el último minuto? Porque la UPG entendió que tenía que salir a escena y marcar su terreno, tras la irrupción de Noa Presas, con un discurso más a la izquierda que la UPG. Porque temió una fuga de votos el domingo de los descontentos con la línea aperturista de Pontón para ampliar la base social del BNG y tener opciones de llegar a la Presidencia de la Xunta.

¿Y por qué atreverse a debilitar públicamente a su principal valor ante los electores, pero también al BNG? Porque «la UPG no quiere perder el control del Bloque, porque prefiere retener el poder de la organización, que gobernar Galicia», explican desde dentro.

Juego de poder

«Es un juego de poderes, Pontón forma parte de la UPG, pero la UPG no es monolítica, y Pontón quiere ser presidenta y entiende que sin renunciar a su ideología debe caminar hacia el aperturismo, y enfrente están los guardianes de las viejas esencias, los inmovilistas, que quieren que los gallegos se acerquen a los postulados nacionalistas, pero no ellos a los gallegos», vuelven a exponer.

También subyace otra razón. Una cuestión de expectativas. Pontón sumó un 51% de votos y más que cuadriplicó el número de escaños (de 6 a 25), pero en la campaña electoral la fuerza de la candidata nacionalista asemejaba arrolladora y pareció posible, aunque las urnas demostraron que todo fue una quimera, que Galicia tuviera la primera presidenta mujer y nacionalista. Y cuando no se cumplen objetivos, siempre surgen tensiones.

Para entender lo que está pasando en el BNG, también hay que mirar hacia atrás. En la anterior asamblea, Pontón echó un pulso a los suyos, amagó con no presentarse para ganar autonomía y margen de maniobra ante la UPG. Poco trascendió entonces de la crisis, pero ahí se abrió un cisma entre Pontón y el núcleo duro de su partido. «Pontón rompió emocionalmente con ellos en 2021 y la UPG no olvida», expone un observador externo. Los portavoces nacionales en el BNG no son como los presidentes en el PP o lo secretarios generales en el PSOE. Son la cara de una organización política, pero el poder político lo detenta la ejecutiva nacional, y ésta siempre la ha controlado la UPG.

Y hay que seguir echando la vista atrás para intentar comprender qué sucede en la formación nacionalista. Cuando un portavoz nacional en el BNG se apartó de la línea que marcaba la UPG, ésta siempre se revolvió y hasta ahora nunca un rebelde (Xosé Manuel Beiras y Anxo Quintana) logró doblar el pulso a la UPG. ¿Lo conseguirá Pontón o la historia se repetirá?

«Mano tendida siempre» a las otras candidaturas

Aunque el viernes Pontón daba por hecho que habrá tres candidaturas en la Asamblea del domingo, este martes desde su entorno y después de que la UPG pidiese integración se lanzaba este mensaje: «Ana Pontón siempre tiene la mano tendida».

La portavoz nacional no quiso contestar a las críticas de su partido y desde su equipo explicaron que está centrada en impulsar «un BNG más fuerte, más grande» y «afianzar la línea política que le ha dado el mejor resultado de su historia». La diputada Olaia Rodil salió en su apoyo.

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