Violencia y salud mental espolean las peticiones de socorro en menores

Las conductas suicidas predominan en las consultas psicológicas al teléfono de ayuda de la Fundación ANAR

Las llamadas suben un 14 % en un año y se atendieron 370 casos

La redes sociales, uno de los riesgos que agravan los problemas de salud mental de los menores

La redes sociales, uno de los riesgos que agravan los problemas de salud mental de los menores / J. M. García (EFE)

Carmen Villar

Carmen Villar

Santiago

Hoy se celebra el Día Mundial de la Infancia, aunque no siempre es fácil ser niño o adolescente. En la última década, casi 200 adolescentes y jóvenes gallegos no llegaron a estrenar la tercera década de su vida porque el suicidio la truncó, a veces incluso antes de tener edad para votar. Las instituciones intentan atajar el problema con detección precoz y líneas de atención como la del 024. Pero ese no es el único teléfono en el que recalan estas inquietudes.

La ideación suicida o los intentos acaparan el grueso de consultas sobre salud mental realizadas desde Galicia al número de ayuda al niño y adolescente de la Fundación ANAR, organización sin ánimo de lucro que gestiona varios teléfonos de apoyo a menores en España desde hace 30 años. Las peticiones de auxilio procedentes de la comunidad, por esa u otra razón, se dispararon un 14,1% en un año, hasta las 3.448 llamadas, con unos 370 menores implicados y la necesidad de derivación a recursos jurídicos o policiales, para casos más graves, en 119 ocasiones, una cifra «elevada».

Así lo señala la psicóloga y directora de directora de las Líneas de Ayuda ANAR, Diana Díaz, quien explica que las llamadas al teléfono atendido por profesionales, gratuito y confidencial, que no descansa nunca y cuyas consultas van a más en 2023 desde Galicia porque gana presencia como vía de ayuda gracias al «boca a boca en la población infantojuvenil», y, como ocurre en todo el país, porque los «problemas» atendidos en menores de edad «son de más gravedad», relacionadas con violencia y problemas psicológicos.

La violencia, lo más repetido

En Galicia, estos problemas los lideran «las violencias ejercidas contra menores de edad en cualquiera de sus formas», seguidos por los de «índole psicológico y emocional» –con el suicidio y su ideación a la cabeza–, junto a otros «de menor calado» y asociados a «problemas de relación» o «comunicación» con sus familias, o pares o a separaciones, custodias y regímenes de visitas cuando son adultos preocupados por menores de edad los que utilizan el teléfono.

Díaz explica que, dentro de la violencia, lo que más se ha atendido en el teléfono ANAR desde Galicia es la física: se han reportado maltrato físico por familiares y acoso escolar, violencia de género y agresiones sexuales, de las que recibieron «bastantes consultas por parte de adultos preocupados por un menor de edad que estuviera en una situación» de ese tipo.

Yendo a los casos, cada uno de ellos protagonizado por un menor, Díaz explica que en 2023 la Fundación ANAR atendió 89 casos de niños que contactaron desde Galicia y 284 casos de menores a través de llamadas de adultos, familiares o no. «El maltrato físico ha sido especialmente reportado por la línea del adulto», reconoce la directora de las líneas ANAR, al afectar al 7,8% de esos 284 casos informados por la vía de los mayores. El psicológico salió a relucir el doble (14,1%), seguido por la violencia de género (13,4%). «También por agresión sexual el 7,4%, que es un porcentaje muy alto; eso son 21 casos de agresión sexual por la línea del adulto», advierte la psicóloga.

Si se examina por qué han llamado niños y adolescentes, por lo que «más han consultado» a la Fundación ANAR, en el 16,9% de los 89 casos, es por acoso escolar o ciberacoso; en el 7,9% por maltrato psicológico y en el 9,1%, por violencia de género , no solo de adolescentes en relaciones, sino por sucesos en su entorno familiar.

Una joven frente a una pintada sobre el suicidio

Una joven frente a una pintada sobre el suicidio / FDV

En relación al segundo gran bloque, el de «problemas psicológicas», Díaz aclara que por lo que «más» han consultado en las líneas es por la conducta suicida, tanto por el intento –que, «afortunadamente, no ha tenido un desenlace fatal», a veces gracias a «frenarlo» la propia llamada, incluso interviniendo con «organismos competentes», apunta– como por la ideación suicida. Ambos temas han acaparado un 45,7% de las llamadas de menores y de adultos. Si solo se tiene en cuenta la línea del menor, el 51,8% de las consultas tienen que ver con el suicidio. El segundo motivo serían las autolesiones, que protagonizarían el 31,4% de llamadas. «La salud mental es de los temas que más se atiende en los últimos tiempos, pero la conducta suicida es la punta del iceberg, el síntoma, de otros motivos que están detrás», sostiene Diana Díaz.

Suicidio

El suicidio es un fenómeno «multifactorial», insiste, y en general advierte que «la tecnología no ayuda nada porque hace efecto llamada». «Cuando hay un tema delicado, se difunde masivamente y tiene efecto llamada y los adolescentes se meten en chats donde se comparte información inadecuada y nociva que les lleva a ejecutar procedimientos, no solo no saludables, sino nocivos, como las autolesiones, porque consideran que se desplaza el dolor emocional al plano físico y es una manera de no sentir los problemas. Eso hace que se incrementen las posibilidades, porque no hablan con profesionales, sino con población infantojuvenil que puede encontrarse también en un momento delicado de sus vidas», alega. De ahí, incide, que sea «importante» trasladar que, ante un problema, no consulten con otros menores que «pueden reforzar conductas muy peligrosas», sino con expertos.

Pero ese no es el único aspecto problemático derivado de las nuevas tecnologías. Estas se relacionan con otro tipo de «riesgos», añade, como el contacto con desconocidos, que pueden buscar «material pornográfico», y con «magnificar la violencia» en el caso del acoso escolar o de violencia de género. Sobre esta última, apunta que «ha cogido fuerza a través de las nuevas tecnologías, con nuevos modelos de feminidad y masculinidad que no ayudan» y por el rol de la pornografía, vinculada al crecimiento de las agresiones sexuales que muchas veces se dan entre adolescentes.

Nuevos factores, nuevos problemas. «Antes tenía mucho más peso la convivencia, las relaciones sentimentales, pero ahora todo ha derivado a situaciones más graves y el teléfono atiende violencia y problemas psicológicos», enfatiza la directora. «Las llamadas que atendemos ahora mismo están en el nivel más alto», destaca, y las consultas se han vuelto más urgentes y más graves. El teléfono de ANAR «es un poco el termómetro de lo que pasa a nivel social».

Un circuito que puede acabar en Protección de Menores

El primer contacto del que llama es un psicólogo especializado en infancia, que efectúa una «exploración» y decide si el entorno del menor es protector y puede apoyar y si el problema hay que derivarlo a un profesional. «Cada caso es único y se valora individualmente», explica Diana Díaz.

Un segundo nivel es el de la derivación a profesionales y recursos del entorno donde pueden ayudar al menor presencialmente porque «en muchos casos» lo que motivó la consulta no se puede resolver con la llamada. Ahí entran en juego 17.000 recursos de infancia en todo el Estado a donde se les puede remitir.

El tercer nivel de atención es el de intervención con los profesionales en el momento de la llamada al detectarse una situación «de grave riesgo, emergencia o desamparo». El caso puede remitirse, si se precisa rapidez, a las fuerzas y cuerpos de seguridad o al 112, y a medio plazo, al servicio de protección de menores. El nivel «más grave» motivó en 2023 en Galicia 119 intervenciones, 65 de tipo social y 54 llevadas a cabo por el departamento jurídico de ANAR, lo que «tiene que ver siempre con policía especializada en menores de edad».

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