Una ABAU nueva y sin rastro de mascarillas

Las restricciones por el COVID, excepto la ventilación, desaparecen del examen de 2025

Jóvenes en la ABAU. |  Xoán Álvarez

Jóvenes en la ABAU. | Xoán Álvarez

C. V.

Santiago

Aunque a los aspirantes a entrar en la universidad que tienen que someterse al filtro de las pruebas de acceso lo que más les preocupa es qué va a entrar en la selectividad y cómo se les va a preguntar por ello, la CiUG, la encargada de gestionar la admisión a los campus en Galicia, también dirime cómo se realizan las pruebas: cuál debe ser la distancia de seguridad entre el alumnado, qué se puede llevar al examen –qué diccionarios, calculadoras o material de dibujo, por ejemplo, se permiten– y qué está prohibido y puede suponer un suspenso –en esencia copiar, sea cual sea el medio, incluyendo las nuevas tecnologías–.

El protocolo de cómo será la logística del examen en 2025 ya está publicado en la web de la CiUG e incluye expresamente una alusión al cambio trascendental al que se enfrentarán los estudiantes, que dejarán de disfrutar de la mayor optatividad en las pruebas vigente en la pospandemia, para enfrentarse a un único modelo estructurado en cuatro cuestiones. Así, el documento recoge que «cada examen constará de cuatro preguntas obligatorias; la primera, siempre de respuesta única; las restantes, con posibilidad o no de elección entre apartados». Además, indica a los candidatos que si responden a «más preguntas de las permitidas, solo» se corregirán las primeras.

Ese es el gran cambio de unas pruebas que, en cambio, mantendrán exigencias como la de mantener los pabellones auditivos despejados para que los miembros de los tribunales puedan comprobar «sin molestias», que no llevan dispositivos «no autorizados». La CiUG no deja acceder al aula con móvil, reloj o «cualquier otro dispositivo electrónico activados» y advierte ya que se realizarán barridos aleatorios para detectar la emisión y recepción de frecuencias. Si un alumno es pillado «in fraganti», puede costarle la expulsión del aula o incluso la anulación «total» de la prueba. En cambio, sí se puede llevar mochila, cartera o bolsa de deporte con sus pertenencias, comida y bebidas, pero en los exámenes el alumno debe colocarla al lado y «a la vista» de los vocales.

El que ha desaparecido de la ecuación es el COVID. Ya no hay ninguna mención al uso de mascarillas, que este año se permitía como «opcional», y la alusión a distancias de seguridad ha quedado reducida a «distancia interpersonal prudente». Sí permanece la ventilación de las aulas y la asunción de que el aula será aprovechada, como tope, «en la mitad de su capacidad total». El alumnado enfermo «en aislamiento por enfermedad u hospitalización previa», ya no explícitamente por COVID, que no pueda presentarse en junio podrá a ir a la convocatoria de julio, que a efectos de acceso se le considerará como ordinaria.

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