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Los guardianes del aire gallego

Santiago alberga el centro de control de la Red de calidad del aire de Galicia, conformada por 48 estaciones instaladas a lo largo y ancho de la comunidad que analizan en tiempo real lo que se respira

Oficina del centro del control de la Red de calidad del aire de Galicia.

Oficina del centro del control de la Red de calidad del aire de Galicia. / JESÚS PRIETO

Carlos Gayoso

Santiago

Inoloro, insípido y también transparente. El aire es tan imperceptible como crucial para la salud de los ciudadanos, que se mantienen expuestos las 24 horas a los agentes contaminantes. En Galicia, existe un Gran Hermano que vela por la integridad de este elemento natural en la comunidad. Es la central de control de la Red de calidad del aire de Galicia, ubicado en las instalaciones de Meteogalicia, en Santiago de Compostela, donde los 365 días del año se vigila el aire de cerca.

La Red de calidad del aire de Meteogalicia la integran 48 estaciones de medición, repartidas a lo largo y ancho del territorio gallego. “Tenemos 16 de titularidad pública, de las cuales 15 son fijas y una móvil. El resto pertenecen a empresas privadas que tienen convenio”, señala la directora xeral de Enerxías Renovables e Cambio Climático de la Xunta de Galicia, Paula Uría. “Desde esta central podemos monitorizarlas todas”, explica.

A través de las estaciones se obtiene un diagnóstico fidedigno y en tiempo real del estado del aire en cada una de las zonas donde están instaladas. “Lo que medimos sobre todo es dióxido de nitrógeno, monóxido de carbono, ozono, benceno y las partículas de diámetro inferior a 2,5 micras; es decir, todos los componentes perjudiciales para la salud”, apunta Nuria Gallego, una de las técnicas del centro de control. “Con la medición de estas moléculas se elabora lo que se conoce como Índice de Calidad del Aire (ICA). Si la cantidad de alguno de estos elementos se excede, saltan los avisos”, apunta.

“La semana pasada hubo una alerta en Xinzo de Limia, pero al final se trataba de una barbacoa”

Nuria Gallego

— Técnica del centro de control

En este sentido, Nuria asegura que el año suele transcurrir sin muchos sobresaltos en la central de control. “La gran parte de los avisos que nos llegan son por motivos de mantenimiento de los medidores, aunque a veces llega alguna cosa estrambótica. La semana pasada saltó una alerta de CO2 en el puesto de Xinzo, pero al final se trataba de una barbacoa que hicieron al lado de la estación”, comenta la técnica.

Cobertura total

Los medidores que conforman la red están instalados en posiciones estratégicas. Consultando el mapa, se pueden observar localizaciones muy dispares entre sí: desde la estación instalada en la fábrica viguesa de Stellantis hasta el puesto de control situado en las montañas de Laza, a 700 metros de altitud. A este respecto, Gallego indica que los requisitos de cada punto de control varían en función del lugar donde están instalados. “Por ejemplo, las mediciones que se realizan en zonas de tráfico se enfocan, sobre todo, en la cantidad de óxido de nitrógeno que transporta el aire; si vigilamos el entorno de una fábrica industrial, nos fijaremos en el dióxido de azufre, y así en cada caso particular”, explica.

“Lo cierto es que tenemos un verdadero refugio climático aquí; los gallegos podemos presumir de aire”

Nuria Gallego

— Técnica del centro de control

Pero los diagnósticos que se realizan en las estaciones no se mantienen cerrados al público. Lo cierto es que cualquiera puede consultar los datos con tan solo un click en la sección de calidad del aire de la web de Meteogalicia que, a pesar de no ser el buque insignia de la agencia meteorológica, Gallego sostiene que cuenta con un público fiel. “Los datos de audiencia no nos van nada mal. Tenemos un séquito de seguidores que están muy pendientes de los análisis a lo largo del día”, dice la técnica, que asegura que hay un grado muy alto de exigencia entre estos adeptos. “Cuando hay notificaciones de avisos, solemos recibir bastantes llamadas de curiosos preguntando por las posibles causas. Además, si hay algún fallo de comunicación entre las estaciones, siempre hay algún previsor que se nos adelante y manda correo avisando del mismo”, apuntala.

Un aire “excepcional”

Cada estación es un mundo independiente, pero todas forman parte de un conjunto. Así, tienen la capacidad de brindar un análisis particular del aire de la zona donde están instaladas, pero también pueden dar un diagnóstico general de toda Galicia. “Cuando tenemos un evento que afecta a toda la comunidad, ningún medidor se libra”, indica Gallego. En este sentido, destaca los episodios de polvo del Sáhara que tienen lugar durante el año en la comunidad. “Desde hace un tiempo atrás, siempre registramos unos cuantos en el territorio, y llegan a todos nuestros puestos de control. Con el cambio climático, los notamos cada vez más, y con mayor impacto”, apostilla.

Gallego aclara que estos eventos son más frecuentes en invierno. “Los notamos cuando hay anticiclón, en enero o febrero”, dice sobre un tipo de episodios que acarrean distintos riesgos para la salud de los ciudadanos. “Al ser partículas que tienen un tamaño considerable, tienen la capacidad de transportar virus o bacterias, aunque cuando llegan, sus efectos están mitigados”, apunta.

Cuestionada por el cliché sobre la buena calidad del aire de Galicia, Gallego asegura que es cierto. “Comparado con otros sitios, como Barcelona o Madrid, podemos presumir. Tenemos un verdadero refugio climático aquí” señala. “En la comunidad gozamos de un buen aire. Detrás de este fenómeno está la dispersión poblacional o la vegetación que tenemos. Evidentemente, los peores datos están en los centros urbanos e industriales, como Vigo o A Coruña. En cambio, los mejores resultados están en zonas como en la montaña de O Courel o Laza, que casi no tienen fuentes contaminantes”. 

Bombas de filtrado y antenas de recepción de aire

Bombas de filtrado y antenas de recepción de aire / Cedidas

Receptores de elementos químicos y bombas de filtrado: dentro de las estaciones de análisis de Meteogalicia

Las 48 estaciones que forman parte de la Red de calidad del aire de Galicia están conformadas por varios medidores que realizan un diagnóstico los distintos componentes del elemento natural. En cada puesto hay varios receptores con forma de antenas que extraen varias muestras de las sustancias del aire para, posteriormente, ser examinadas. “Hay un receptor distinto por cada elemento químico que se quiere analizar. Cada una tiene una especie de telares que filtran las partículas más grandes”, señala Gallego. “Dentro de las estaciones hay unas bombas de filtrado que extraen el aire y lo depositan en muestras que después son trasladadas a un laboratorio para ser analizados”, explica la técnica. Además, cada punto de control está equipado con un micrófono para medir el ruido ambiental. 

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