Rebelión en la universidad contra los cambios de criterio para ser profesor o catedrático

La agencia que acredita los requisitos para concurrir a estos puestos pasa de valorar sobre todo la investigación a proponer unos mínimos también en aspectos tan diversos como docencia, gestión, transferencia o liderazgo

Un aula en una facultad de Vigo.

Un aula en una facultad de Vigo. / Alba Villar

Carmen Villar

Carmen Villar

Llegar en la jerarquía de la universidad a profesor titular o a catedrático pasa por una carrera en la academia y por reunir los requisitos para recibir la acreditación, la llave que permite presentarse a las respectivas oposiciones. Los candidatos deben juntar méritos que les darán derecho a concurrir a esos puestos y en los que hasta ahora primaba la investigación, pero la ANECA, la agencia encargada de juzgar las trayectorias y entregar esas “llaves”, pretende cambiar qué se valora y cuánto, sembrando la inquietud en los campus. De hecho, hay quienes apuran el papeleo para intentar acreditarse antes de abril, con el modelo actual.

En Galicia no faltan las voces críticas con una reforma –aún en fase de propuesta– que fija unos mínimos en aspectos tan variados, caso de los catedráticos, como investigación, docencia, transferencia o liderazgo. Alguno de ellos ironiza que con las nuevas condiciones no obtendría ni la acreditación para titular y docentes como Elisa Alén, profesora titular del departamento de Organización de Empresas e Marketing de la Universidade de Vigo que ya posee ese aval, conceden que con las nuevas exigencias “se encarece muchísimo” el acceso a la figura de catedrático. “El cambio es sustancial”, avisa, “sobre todo en los criterios”, y si hasta ahora existía un “salto” entre la figura del profesor titular y la del catedrático, este “se incrementa sensiblemente”.

Cambio de criterios con efecto "retroactivo"

Las críticas que se están haciendo y que comparte, desgrana Alén, van sobre todo en la línea de que los criterios se deciden una vez que el aspirante tiene “ya” el currículum hecho, condicionado al modelo hasta el momento en vigor. “Como esto se pone en funcionamiento con poco margen, es como si tuviera efectos retroactivos”, apunta. Además, añade que hay que cumplir mínimos en todos los ítems que se marcan, cuando hasta ahora existía como “una cesta de ítems” y, “en función del perfil” del aspirante, permitía dar cabida a “diferentes tipos de currículos”. Ahora, cuestiona, “al tener que cumplir todos los ítems es como si todos tuviésemos que acabar cabiendo en el mismo traje”. Además, avisa, hay aspectos que “no dependen” del profesor, sino que están vinculados a la universidad o al departamento en que trabaje, como la dirección de tesis o el acceso a cargos unipersonales. “Podrían ser subsanables con otros”, comenta, como ahora, por eso cree que la propuesta adolece de “rigidez”.

Patricio Sánchez, profesor titular del departamento de Economía Financeira e Contabilidade de la UVigo, está inmerso en ese proceso de acreditación y ve la propuesta que maneja la ANECA de “nefasta”. “No tiene sentido”, lamenta, y se pregunta por qué a los nuevos candidatos se les ponen las cosas “infinitamente más difíciles” que a los anteriores. “Está bien que se exija un poco más”, concede, pero “esto es desproporcionado”. Entre otros aspectos, reprocha que exista al menos una docena de subapartados y que en todos haya que ser excelentes, que no puedan ser compensables, y sugiere apostar por un mínimo de calidad y cantidad en investigación. Igual que Alén, cree que hay parámetros que no tienen en cuenta la heterogeneidad del sistema universitario para atraer talento, impartir asignaturas diversas o acceder a cargos.

Adrián Dios Vicente, vicedecano de Estudantes e Relacións Internacionais de Económicas e Empresariais de Santiago y coordinador de la Plataforma de Axudantes Doutores de la USC, explica que en ese nivel se hallan a “dos pasos” por detrás de la figura de profesor titular que ahora se negocia. Llegar ahí en algún momento es la meta de hasta 200 jóvenes ayudantes doctores en la universidad compostelana. “Llevamos haciendo méritos desde que hacemos la tesis”, explica, y cambiarlos implica “un problema” porque supone “cambiar las reglas del juego a mitad del partido” en carreras que se traducen en “muchos años haciendo méritos”. Por ejemplo, publicar un artículo en una revista de impacto puede requerir un año y medio.

Convivencia de modelos en la transición

Dios reconoce que “posiblemente sea positivo revisar los criterios”, pero aboga por “algún tipo de transitoriedad para quienes estaban muy cerca” de acreditarse. En concreto, sugieren que durante dos años se pueda escoger la vía para acreditarse. Respecto a los nuevos, comparte que el “problema fundamental” es el de fijar puntuaciones mínimas en los ítems. “Es fácil que así haya gente excluida aun siendo excelente en algunos apartados”, alega. Entiende que se busque un profesor transversal, pero “otra cosa es que todo el mundo esté obligado a hacer de todo” porque “no es viable”.

Daniel Cao, representante de la Asamblea de Investigadores de Compostela dentro de la Marea Roja de la investigación y profesor ayudante doctor en Matemáticas (USC), suscribe que se está pidiendo un sistema de mínimos con el que, “en general” concuerdan, pero que iría más allá de lo “razonable” el exigirlos en tantas categorías distintas. El sentir “mayoritario”, comenta, es que vayan por bloques (investigación, docencia...). Como Dios, aboga por un “período de convivencia” entre los modelos: “No tendría sentido que cambiasen las reglas de golpe sin un período de adaptación”.

Antonio Rial Boubeta, investigador de referencia en adicciones juveniles y nuevas tecnologías y profesor titular en Psicoloxía de la USC, opina que la cuestión va más allá de un cambio de reglas del juego que pueda beneficiar o perjudicar según a quién. A su juicio, se trata de analizar “qué se busca”. “Estamos cayendo en una ingeniería burocrática de titulitis, carguitis y papelitis y esa no es la finalidad de una acreditación de catedrático”, que, a su juicio, supone reconocer a nivel profesional “una trayectoria de excelencia”. Existen ya empresas, lamenta, que hicieron de ese proceso en una “oportunidad de negocio”.

Un proceso de diálogo abierto en la web con más de mil enmiendas y una campaña en change.org

La ANECA ha abierto un proceso de participación y las enmiendas apuntadas superaban anteayer las 1.200 mientras una carta abierta en change.org pidiendo “diálogo y consenso” en los nuevos criterios reunía ayer ya más de 2.700 firmas. Daniel Cao destaca el “amplio diálogo” abierto y Adrián Dios está convencido de que habrá modificaciones. Entre los puntos que más se cuestionan en general están el exigir que las estancias en otra universidad se realicen en períodos mínimos de tres meses o el fijar mínimos en los parámetros baremables, pero hay aspectos que son bien vistos.

Daniel Cao, por ejemplo, menciona dos “mejoras sustanciales”: la “simplificación administrativa” a partir del principio de veracidad, lo que evita presentar mucho papeleo, y que la evaluación de la investigación “no va a ser tan cuantitativa”. “Es más realista, porque no en todas las áreas se producen con igual facilidad artículos”, alega. Adrián Dios concuerda con que es positivo el facilitar los trámites administrativos porque reunir la cantidad de papeles que se les exige para acreditarse puede suponer un mes dedicados a entregar documentación. Además, valora la “menor dependencia” de las publicaciones científicas porque el sistema, dice, tiene “muchas limitaciones”.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents