Internet acelera en el rural: crece el triple que en la ciudad
Las conexiones de banda ancha se disparan un 15% en un lustro, pero uno de cada diez hogares no la contrata debido al coste

Monte de A Paraguda / Alba Villar

La ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, advertía esta semana de que la digitalización es un fenómeno imparable, y de lo mismo está convencida la Comisión Europea, cuya aspiración es “capacitar a las empresas y a las personas para un futuro digital sostenible, más próspero y centrado en el ser humano”.
Sin embargo, los datos de los últimos años revelan que ese viaje se produce a dos velocidades y que persiste, aunque vaya a menos, una brecha de género, un desequilibrio por edades y también un desajuste entre las zonas urbanas y las rurales, a favor de las primeras.
De hecho, el Consello Económico e Social de Galicia, en sus “memorias” anuales, apela a los poderes públicos para recordar que “especialmente en el ámbito rural es importante atender al grado de digitalización como elemento que puede actuar como freno da tendencia observada a lo largo de los años” de vaciado y envejecimiento de la población en el rural.
Pero esa frontera virtual que separaba al mundo rural del urbano también se va disipando. Lo demuestra, con datos de la Xunta, el que en un lustro la subida en la contratación de internet de banda ancha en esos territorios duplique a la que se produjo en el mismo período en las ciudades. Según el informe “Galicia digital: la modernización tecnolóxica en el rural. Edición 2022”, realizado por el Observatorio de la Sociedad de la Información y la Modernización de Galicia (OSIMGA), entre 2018 y 2022 el porcentaje de hogares con conexión y banda ancha aumentó un 15,6 por ciento, el triple que en las ciudades, donde creció un 5% en ese mismo período.
Vivir con alumnado es clave: es esas condiciones, el 98% de hogares está conectado
Con todo, las áreas rurales partían de una posición de desventaja, lo que favorece que se noten los incrementos. En 2018, apenas tres de cada cuatro hogares –el 76,2%– estaba conectado a la red, mientras que en las ciudades, las familias les sacaban entonces 15 puntos de ventaja. En la actualidad, la diferencia se ha reducido a casi la mitad, solo ocho puntos, de los 96,2% de las zonas urbanas al 88,1% en las familias rurales.
El informe del organismo dependiente de la Agencia para la Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega), con todo, revela también la otra cara de la moneda, la de quienes no quieren, o no pueden, conectarse. El coste de los equipos o de la propia conexión es un factor disuasorio para una de cada diez familias del rural que no están conectadas. No obstante, el factor económico es un impedimento que incide más en las áreas urbanas, donde el porcentaje que alega no poder permitirse internet supone alrededor del triple.
Una tercera parte de las viviendas que carece de la conexión, en cambio, argumenta o bien que no la conoce o bien que no le resulta útil y en torno a la mitad de consultados alega que no la quieren o que no la necesitan. Un 2,2% apunta que no es posible contratarla en el lugar en el que está su vivienda.

hogares con internet W / Hugo Barreiro
La pandemia forzó la digitalización de la enseñanza, pero ya incluso antes decisivo contar con estudiantes en casa constituía un factor decisivo para que una familia hiciese el esfuerzo de contratar internet. Esa diferencia persevera en la actualidad: si en el rural casi dos de cada tres viviendas sin estudiantes cuentan con acceso, el porcentaje se dispara 33 puntos, hasta prácticamente universalizarse, porque el 97,2% de hogares estaría enganchado a la red, cuando hay una conviencia con escolares. En cambio, cuando el IGE analiza cómo influye en la población gallega en general el tener en casa a niños de 3 a 16 años, la brecha entre hogares con internet y sin ella no llega a diez puntos.
En el rural hay menos contrataciones de internet y se usa menos la red: en los últimos tres meses se conectaron un 82,4 por ciento de los hogares, doce puntos menos que en las ciudades. También se quedan por debajo en las compras online: los que han experimentado con el e-comercio no llegan a la mitad en las aldeas, veinte puntos menos que sus conciudadanos urbanitas. Aun así, también en este indicador el incremento es superior en las zonas rurales con respecto a 2019.
La misma situación se repite con respecto a la interacción con las administraciones públicas a través de internet a lo largo del último año: en el rural un 77% de personas que se conectan a internet realizaron trámites burocráticos, frente a casi un 89 por ciento en las ciudades.
En lo que coinciden ambos tipos de urbanización es en que el uso de internet va a menos con la edad, desde las compras a las gestiones con las administraciones.
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