Tres familiares de dependientes se dan de alta cada día en la Seguridad Social en Galicia
Los asistentes no profesionales que cotizan para acceder a una pensión crecen un 10% este año: son 5.223
En Pontevedra y A Coruña ya hay más de 2.100, respectivamente

Una mujer en un centro de día. / Adriana Quesada

Nada hacía presagiar que solo dos años depués de que Alberto Castro se jubilase del mar, tras cruzar océanos al frente de las máquinas de buques quimiqueros, llegaría aquel bulto. Y mucho menos que con la hinchazón y la pérdida de visión lateral, diera la cara un tumor cerebral. Siempre inoportuno, pero más en aquel momento. “Cuando por fin podíamos vivir”, lamenta su esposa María. Tras dos operaciones con apertura de cráneo, la afección remitió, pero llegó la discapacidad. Y, con ella, las secuelas de la enfermedad rozaron también a la familia.
No imaginaba tampoco solo unos meses antes su mujer que tendría que dejar su trabajo en un centro de día en la provincia de Pontevedra para atenderle. Ella, que había vuelto a remangarse y trabajar fuera de casa después de cuidar a dos generaciones de mayores dentro de su hogar, no tanto por el sueldo, sino para seguir cotizando a la Seguridad Social. “Los hijos ya viven lejos, están a su vida… pero nosotros no queremos salir de aquí”, explica la mujer, que roza los 60 años.
Una de las mejores noticias llegaría, para su sorpresa, poco después del reconocimiento de la discapacidad de tipo II que concedieron a su marido. Una trabajadora social municipal le avisó de una ayuda idónea. “Cuando me dijeron que podía darme de alta como cuidadora, se abrió en el cielo una luz”, confiesa. “Al menos, podré seguir cotizando mientras lo atiendo y sumar los pocos meses que me quedan para tener derecho a la jubilación”, explica.
María es solo una de las más de cinco mil personas que en Galicia están dadas de alta en la Seguridad Social como cuidadoras no profesionales; en su inmensa mayoría mujeres. Desde el año 2019 esta cotización corre a cargo del Estado y beneficia a los familiares. En el caso de María, le ha sacado un peso de encima, aunque lamenta que “hay muchísimo atasco” administrativo y una espera de meses para percibirla.
Los cuidadores no profesionales de dependientes en Galicia que cotizan a la Seguridad Social –muchos, para poder jubilarse– crecieron un 10% en lo que va de año: ya son 5.223. Las estadísticas publicadas por el el Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) desvelan que, desde el 31 enero de 2023 hasta el último día del pasado mes de octubre se dieron de alta casi 3 al día. O, lo que es lo mismo, se incrementaron en 509 solo en los últimos nueve meses; casi tres (2,8) cada día hábil de la administración. Y el número de cuidadores que actualmente se benefician de esa prestación destacan las provincias de Pontevedra y A Coruña, donde ya hay más de 2.100 en cada una.

Cuidadora junto a una persona dependiente. / roller agencia
La Asociación de familiares de enfermos de alzhéimer y otras demencias de Galicia, Afaga, conoce de primera mano esta labor que recae sobre todo en brazos femeninos. En Galicia, según los últimos datos del Imserso, correspondientes al mes de junio, se contabilizaban casi 17.100 prestaciones económicas para cuidados en el entorno familiar, si bien apenas un tercio de cuidadores no profesionales están suscritos al citado convenio especial. Con todo, los familiares suscritos han alcanzado un nuevo máximo en Galicia después de que hace cuatro años el Estado recuperase la política de bonificar sus cuotas: eran ya 4.714 los inscritos a finales de enero de este año y 4.844 los dados de alta en abril.

cuidadores W / Hugo Barreiro
Antes de que el Gobierno dejase de cotizar por estos cuidadores familiares, en 2012, su número rondaba los siete mil, pero llegaron a figurar solo 770 de alta en marzo de 2019, precisamente el mes previo a que el Gobierno central recuperase el apoyo. Desde entonces, se han sextuplicado.
El Ministerio de Trabajo anunció que desde el 1 de abril de 2019 los integrantes del colectivo de cuidadores no profesionales beneficiarios de la Ley de Dependencia no dados de alta en la Seguridad Social podían suscribir un convenio especial con esta entidad “sin tener que pagar ellos las cotizaciones, como venía ocurriendo desde 2013”. Añadía que las cotizaciones sociales de dichos convenios corren a cargo de la Administración General del Estado. La medida se enmarcó en un Real Decreto-ley de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y tuvo en cuenta que la mayoría de estos cuidados en el entorno procede de madres, hermanas o hijas: mujeres y representan casi el 90% de las personas adscritas al convenio en todo el Estado. Aún así, en Galicia la ayuda a domicilio, con casi un 30% de beneficiarios, es la prestación más repetida en la comunidad en la Ley de Dependencia.
Para solicitar acogerse a este convenio es necesario que la persona a quien va a cuidar un familiar tenga reconocido un grado de dependencia y que el cuidador tenga reconocida tal condición en el Programa Individual de Atención (PIA) del servicio social del municipio que corresponda. La solicitud se presentará ante la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS).
Puede hacerse mediante sede electrónica. ¿Quién puede ser cuidador? Cualquier familiar hasta tercer grado de la persona dependiente: cónyuge, padres, hermanos, nietos, abuelos, tíos, sobrinos, bisabuelos o biznietos. Pueden ser familiares por consanguinidad, afinidad o adopción o, incluso pueden los cónyuges de los anteriores. La cotización del cuidador no profesional será la mínima vigente para el Régimen General de la Seguridad Social, que será tenida en cuenta a efectos de futuras pensiones de jubilación, incapacidad permanente, muerte y supervivencia.
Este año 2023 la base de cotización mínima es de 1.260 euros mensuales cuando se cuida a personas con grado II ó III, esto es, dependencia severa o gran dependencia. Si la persona cuidada tiene un grado de dependencia moderado (grado I), se reduce la cotización al 50%. La cuota va a cargo del Estado, la paga directamente el Imserso a la TGSS. En el caso de que el cuidador pase a ser titular de una pensión de jubilación, incapacidad permanente de viudedad o de favor familiar o cumpla los 65 años, tendrá que dar de baja su convenio. También se extingue el mismo cuando fallece la persona asistida o se dejan de prestar servicios como cuidador.
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