La sesión de clausura de la quinta edición del Foro La Toja-Vínculo Atlántico corrió a cargo del escritor y académico canadiense Michael Ignatieff y del vicepresidente de la Comisión Europea, el griego Margaritis Schinas. No obstante, justo antes de sus ponencias, Carlos López Blanco tomó la palabra en representación del comité organizador del encuentro para exponer cuáles han sido las conclusiones de las tres jornadas celebradas en la isla grovense. En primer lugar, “la confianza en que la globalización, el libre mercado y la cooperación internacional continúen siendo las bases esenciales del desarrollo económico”; en segundo lugar, “la necesidad de que la nueva gobernanza de la globalización se defina afrontando las amenazas que suponen los nuevos actores autoritarios, el populismo y el nacionalismo; y, por último, que el futuro de la economía española pasa por “una mejora de la competitividad, la recuperación de la convergencia con Europa y el refuerzo de los sectores básicos, avanzando al mismo tiempo en la sostenibilidad y la digitalización”.
El plato fuerte de la sesión de clausura llegó con la intervención del vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, que se refirió a la guerra derivada de la invasión rusa de Ucrania como un “sangrante” conflicto bélico que supone “una afrenta a los valores democráticos que representa Europa”. En este sentido, el vicepresidente del órgano ejecutivo de la Unión señaló ante el público que si Europa se permite que esta guerra continúe “pagaremos un precio muy alto más adelante”.
El político griego recordó que cuando el equipo actual de la Comisión asumió el cargo hace cuatro años, lo hizo en “un mundo totalmente distinto al de hoy”. Un período caracterizado por el crecimiento y la estabilidad, que en un giro de guion propio de “una novela de ficción o la mejor serie de Netflix”, se desvaneció por una pandemia mundial “devastadora”, “la instrumentalización de la migración por vecinos autoritarios”, y, más tarde, la primera guerra en el continente tras la Segunda Guerra Mundial.
Por ello, Schinas puso en valor el trabajo realizado que impidió el “derrumbe” de Europa y arrancó su reinvención. En ese sentido, destacó la financiación del programa de vacunación, la creación de los fondos Next Generation gracias a la “decisión histórica” de emitir deuda común, o las medidas de protección del pueblo ucraniano a través de la compra y distribución conjunta de armamento, las sanciones económicas a Rusia y la directiva de protección temporal para cinco millones de refugiados.
“Asistimos al nacimiento de una Europa táctica, autónoma, soberana, geopolítica, que debe reevaluar dónde y con quién puede alinear intereses”, señaló Schinas, que avanzó que a finales de octubre viajará a América Latina, una región con la que la Unión “tiene intención de fomentar sus vínculos”. Una nueva Europa, en la terminología empleada por Schinas, que debe ser más “estratégica” en sus relaciones internacionales, basando sus decisiones en este ámbito en la búsqueda de una “cooperación recíproca”.
El vicepresidente de la Comisión recordó su primera visita a Galicia, en la que junto al entonces presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, realizó un tramo del Camino. “Me enseñó los valores de esa peregrinación: unión, solidaridad, respeto y diversidad”, principios que la ruta comparte con Europa, que siguen “de actualidad” y que, opina, Feijóo “encarna”.
Antes de Schinas, el escritor y académico Michael Ignatieff reivindicó la necesidad de recuperar la “esperanza en el futuro”. Recordó que en unas conferencias sobre la crisis climática, una joven de 20 años le dijo que “no quería traer hijos a este mundo”. Ignatieff, rector emérito de la Universidad Centroeuropea de Viena, utilizó esa anécdota para destacar la importancia de saber mirar al pasado y los aprendizajes que de él se pueden extraer para afrontar con fe el futuro.
“Nos unimos al pasado en una cadena ininterrumpida de preguntas sobre qué es sufrir, soportar, recuperarse, comenzar de nuevo y vivir con esperanza. Conectar con ese tejido que une el pasado con el futuro, volviendo a sentir que formamos parte de un proyecto humano que va más allá del tiempo. Esto es lo que reaviva la esperanza y es lo que dará a la siguiente generación la fe para traer nueva vida al mundo”, concluyó.