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El calor deja un tercio más de fallecidos que el verano pasado

El Instituto Carlos III estima más de 290 muertes atribuibles a las altas temperaturas, la cifra más elevada del último lustro

Una persona se refresca en un día de calor. | // MARTA G. BREA

El calor puso a prueba los termómetros gallegos. Hace un mes marcaban en Ourense hasta 43 grados y batían récords que eran un recuerdo en las estadísticas. Los desmanes de temperatura también son responsables de un exceso de mortalidad entre los gallegos, en particular en el colectivo de los mayores. El Instituto de Salud Carlos III estima que solo durante el mes de agosto se produjeron casi 170 fallecimientos atribuibles al calor en la comunidad, y casi 300 si se analiza todo el verano.

Según el panel MoMo, empleado por el Ministerio de Sanidad para ofrecer estimaciones diarias del número de excesos de defunciones por todas las causas y en particular de las atribuibles al exceso de temperatura en verano, desde que arrancó oficialmente la estación, el 21 de junio, hasta que bajó el telón para dar paso al otoño, este sábado pasado, se habrían producido en Galicia un total de 294 fallecimientos por el calor, un tercio más de los 221 contabilizados durante el verano del año pasado. El número más que triplica las vidas que siegan de media a lo largo de todo un año los siniestros de tráfico, que están detrás de la muerte de alrededor de 85 gallegos.

Si las cuentas incluyen el mes de junio al completo, las estimaciones engordan hasta las 312 muertes, frente a 232 que Sanidad habría calculado para el mismo período de un año atrás, aunque el incremento iría en la misma línea: supone un tercio de víctimas más del calor.

Los datos de 2023, al margen de que la referencia sea principios de junio o el arranque de la estación, son los más elevados del lustro para Galicia. En 2021 el exceso de mortalidad propiamente estival se tradujo en 58 muertes, en 108 en 2020 y en 56 en 2019.

Diferencia con el balance estatal

No ocurre lo mismo, sin embargo, si se examina el dato estatal. Para el conjunto autonómico, el Instituto Carlos III refiere un total de 2.947 muertes por el calor durante este verano cuando el año pasado habían superado las 4.100. Hay que tener en cuenta que el balance meteorológico de 2022 lo había convertido, en lo que a España se refiere, en el más cálido de la serie histórica y en el tercero más seco. En el caso de Galicia, MeteoGalicia lo describe también como un año “extremadamente cálido y seco” en su balance anual.

Las muertes derivadas de las altas temperaturas se concentran en agosto. En Galicia ese mes se cerró con alrededor de 170 muertes por calor; seguido por las 58 de septiembre (hasta el día 23), las 39 de julio y las casi medio centenar de junio. En todo caso, Sanidad advierte que los números pueden variar por retraso en la notificación de mortalidad y que son provisionales hasta pasado un mes de su publicación. Además, incide en que se trata de estimaciones que el panel calcula teniendo en cuenta las series históricas de mortalidad y de temperatura en España y que versan sobre “un número de defunciones en exceso, por encima de lo que cabría esperar”.

La comunidad gallega cuenta con un plan de actuación frente a los posibles efectos de las altas temperaturas sobre la salud, en el que el Ejecutivo autonómico advierte que los expertos auguran que las olas de calor se harán cada vez “más frecuentes” y durarán más “debido al cambio climático”. En particular, el Gobierno pone el foco en mayores , enfermos crónicos y lactantes o niños pequeños como grupos más vulnerables y señala que el exceso de mortalidad se asocia sobre todo a períodos de tres o más días consecutivos de temperaturas no habituales.

En su web, el Sergas explica cómo mientras algunas manifestaciones del efecto del calor sobre el organismo pueden ser solo leves, como calambres o agotamiento, pueden producirse algunas que revisten carácter grave, caso del golpe de calor.

No obstante, lo contrario también ocurre: el MoMo estima también las defunciones producidas por defecto de temperaturas, es decir, achacables al frío, y este año, entre enero y marzo, serían más de 1.300, con el grueso en febrero.

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