Como en todas las cosas realmente importantes, los pequeños detalles marcan la diferencia. Más, si ese todo es la salud. Contar con la dosis exacta de oxígeno preciso que alimente los pulmones –la sangre y, por tanto, el organismo– es vital a diario para miles de enfermos, pero se vuelve imprescindible si el estado de la persona es crítico. El COVID puso de manifiesto la importancia de los respiradores; un utensilio de connotación casi banal hasta esa fecha.
Pero, ¿y si quien precisa esa ventilación mecánica se debate entre la vida y la muerte y precisa una resonancia? Pues bien, a los habituales aparatos de sostén respiratorio con los que cuentan los hospitales –y cuyos tubos a todos se nos vienen a la cabeza– les ocurre lo mismo que a un móvil, una tarjeta de crédito o el cierre de una pulsera: se desimantan o desprograman si tienen que pasar por una sala de rayos X o una mera radiación magnética. Se complica la tarea de respirar con soporte artificial mientras nos observan por dentro: desde la osamenta a los tejidos más blandos o vasos sanguíneos. ¿Qué hacer, por tanto, con los pacientes con insuficiencia respiratoria o neurocríticos cuando tienen una lesión cerebral o medular que requiere su paso por un TAC (tomografía axial computerizada) o resonancia magnética?
Los respiradores de “transporte” –como se conocen en el argot médico– a menudo están obsoletos y los más que se usan en quirófano, “son muy sencillos y no son los más adecuados porque permiten solo una respiración muy simple”, precisa el doctor Eduardo Murias, jefe en funciones del Servicio de Medicina Intensiva del hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.
“Cualquier pequeña alteración, en críticos, suma”, detalla Murias. “En 30 minutos de prueba, con la respiración inadecuada, se podría perjudicar el pulmón”, explica. Por eso y para mayor seguridad del paciente, dos hospitales gallegos –el Álvaro Cunqueiro en Vigo y el CHUAC– acaban de recibir entre un lote de punteros respiradores, uno de “transporte” que permite realizar la resonancia magnética y continuar con la ventilación que se estaba realizando en la UCI mientras dura la prueba. “Podemos controlar los parámetros durante todo el tiempo, y con la misma calidad de ventilación que estábamos haciendo en la UCI; al tiempo que también se evita el traslado de un respirador a otro, que siempre puede dar problemas”, matiza.
El experto completa: "Actualmente hay un respirador de quirófano en la sala de resonancia, que es compatible con el campo magnético, pero que hace una ventilación con parámetros muy básicos que no son adecuados para todos los pacientes. Los humanos metemos aire en el pulmón mediante presión negativa que se genera al expandir la caja torácica. Con un respirador, el aire entra en el pulmón por presión positiva y esto puede causar lesión pulmonar. Es preciso hacer esta ventilación con los parámetros adecuados a cada paciente", matiza.
El coste del material para Galicia supera los 220.000 euros
La compra de dos respiradores de transporte “para las nuevas áreas de urgencias y hospitalización” del Hospital Universitario de A Coruña, junto con el citado, para el área de Medicina intensiva del Álvaro Cunqueiro se publicó esta semana en el diario oficial, que reflejó la adjudicación del lote referido a respiradores volumétricos, al que se suma a la contratación de los respiradores de transporte. Se trata de dos lotes con los que la Xunta dota de seis nuevos respiradores al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo y al Hospital Universitario de A Coruña, por un valor total de 223.096 euros. En concreto, son tres nuevos aparatos volumétricos para el servicio de Medicina Intensiva de Vigo –con un coste de 76.084,80 euros– y dado que, además, de forma complementaria, se formalizó la adquisición de los de transporte. En total, el contrato asciende a 147.011 euros.