“Cuando me llamó, me quedé fría; era la primera vez que me pasaba”, confiesa la gallega Sofía Blanco, que a punto estuvo de no aceptar la llamada de un exnovio de Pontevedra cuando, meses más tarde de dejar la relación, sonó el móvil y distinguió su nombre en la pantalla. No eran buenas noticias, aunque ni por asombro se lo esperaba. Corría el mes de julio y se habían visto en febrero. El joven, de 30 años, le contó que acababa de dar positivo en una enfermedad de transmisión sexual, concretamente clamidia, a pesar de no tener síntomas. Ella, con 37, describe el susto que le sobrevino “como si un agujero de lava se abriera de repente bajo tus pies”. “Te confías la cuarta o quinta vez estando juntos, porque crees que esa persona no está viendo a otras personas... y luego vienen las sorpresas”, reconoce. “Nos estamos relajando y no usamos protección en relaciones no muy estables y claro, aunque tú no tengas otros contactos sexuales, no sabes cuántas relaciones tuvo la otra persona”, explica Sofía –cuyo testimonio se vale de un nombre ficticio–. “Tras consultar a su médica de Atención Primaria, esta la remitió a la matrona. Luego, el análisis de un cultivo vaginal confirmó su mejor presagio: era negativo. “Yo tuve suerte, pero ahora siempre uso el preservativo”, reflexiona la afectada, que ha aprendido de una ruptura por partida doble.
Pero no siempre son buenas las noticias. Más de dos gallegos y gallegas dieron positivo cada día en gonorrea, por ejemplo, otra de las enfermedades de transmisión sexual más extendida y que sumó 76 casos diagnosticados solo en el mes de julio y 89 en el de junio, según se referencian por comunidades en el boletín de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, que depende del Instituto de Salud del Instituto Carlos III y, por tanto, del Ministerio de Ciencia y Educación. Es decir, 165 solo en el arranque de este verano, ya que solo se han colgado públicamente datos –de momento– hasta agosto.
La pérdida del temor a contraer sida, primero, y la relajación en el uso de preservativo, también en relaciones esporádicas –más propicias entre jóvenes en la época de verano y vacaciones– son el caldo de cultivo de una tendencia en toda España: la explosión de las enfermedades de transmisión sexual.
El dato del incremento de la infección gonocócica es relevante: se duplicó con respecto a julio del año anterior (fueron 35 casos registrados en 2022 ese mes) y prácticamente lo mismo en junio, dado que en 2022 ese mes se reportaron 51 casos en Galicia Pero no es un hecho aislado esos meses. La última semana de junio, por ejemplo –la fecha que marca el arranque de la temporada estival– los médicos en Galicia registraron hasta 26 casos de gonorrea en solo siete días. Es decir, casi cuatro cada día; junto a otros 5 de sífilis (ambas dolencias de declaración obligatoria). “Son datos que todavía no están consolidados, pero la tendencia es ascendente. Llevamos años viendo un incremento continuo y constante de ETS que solo se redujo en 2020, debido a la pandemia de COVID”, señaló una de las investigadoras del Instituto Carlos III.
Este mismo año, médicos del área de Vigo alertaron de que los casos de clamidia y gonorrea se han llegado a triplicar, habiendo detectado los profesionales del Hospital Álvaro Cunqueiro una mayor incidencia entre los jóvenes menores de 25 años y entre los adolescentes.
Por seguir con la gonorrea, es una de las infecciones que entre 1985 y 2010 se vio totalmente mermada, pero conoció un repunte descomunal en los últimos años, incrementando su presencia un 72% en la década de 2010. Los últimos datos dados por la Consellería de Sanidade –y que correspondían a 2019– ya alertaban de que la suma de los diagnósticos de sífilis e infección gonocócica alcanzó los 537 casos, un 18% más que los registrados un año atrás y la cifra más alta de casos desde el año 2000.
En la clamidia, “algo muy típico es manchar en las relaciones o entre reglas, tener molestias durante la actividad sexual o cambios en el flujo vaginal”, explican médicos. En casos más graves hay fiebre o dolor, hasta extremos que pueden causar una infertilidad irreversible, por lo que importante la detección precoz”. En el caso del gonococo, es un virus que se caracteriza por provocar “molestias al orinar, exudado purulento o dolor crónico”. Con un antibiótico se curaría y se aconseja tratar a las parejas sexuales del paciente de los dos últimos meses para frenar la transmisión.