Investigadores predoctorales alertan de fuga de cerebros si no se reforman los contratos
Este año, para optar a una beca, es necesaria una nota media igual o superior a 7,5 y estar matriculado en un programa de doctorado desde el curso anterior a la solicitud

Un grupo de investigadores se concentró ayer ante la sede de la Xunta en Santiago. | // C. NOVO / Carmen Novo
Carmen Novo
La Consellería de Educación publicó ayer en el Diario Oficial de Galicia la convocatoria para acceder a las ayudas predoctorales en el curso académico 2023-2024. Este año, para optar a una beca, es necesaria una nota media igual o superior a 7,5 puntos y estar matriculado en un programa de doctorado desde el curso anterior a la solicitud. Miembros de la Rede Galega pola Investigación (Investigal) se concentraron en Santiago para pedir una “rectificación” sobre estos dos nuevos requisitos, que ven “un obstáculo para acceder al proceso”.
“Para todas las personas que finalizamos el máster entre febrero y julio, como es mi caso, se nos hace imposible continuar con la etapa investigadora”, indica André Vidal, miembro de la organización. Explica que, hasta el momento, figurar en un programa de doctorado no era un requisito para poder beneficiarse de las ayudas públicas. “Yo terminé el máster este año y tenía interés en acceder al plan. Pensaba matricularme en el programa de doctorado nada más finalizar los estudios y acceder per se a la beca, pero esta medida nos deja fuera”, continúa Nerea Cazás, una compañera.
Las becas tienen una duración máxima de cuatro años, con una contribución económica que puede llegar hasta los 24.000 euros anuales durante los primeros tres años y hasta los 29.000 euros anuales en el cuarto y último. “Nos piden algo imposible, que es empezar una etapa que va a ser muy larga en nuestras vidas sin saber si vamos a tener financiación, nos obligan a hacerlo sin saber si vamos a cobrar”, explica Pablo Carballo, otro investigador afectado. “Todos los que estamos en esta situación somos gente que finalizó el máster ahora y que, por lo tanto, no estaba inscrita en un programa de doctorado. Para beneficiarnos de la beca, tendríamos que estar estos meses sin trabajar en este campo esperando a la siguiente convocatoria”, continúa.
Entre las posibles salidas alternativas, los jóvenes contemplan dos: emigrar o cambiar a la vía privada. “Es lo que nos estamos planteando todas las afectadas que estamos en esta situación, marchar dos o tres años al extranjero y, al llegar, intentar acceder de nuevo a un sitio en algún grupo de investigación”, explica Cazás.
HELENA LOMBARDÍA
Investigadora predoctoral
En la rama biomédica, lleva tres años investigando con pez cebra. “Ahora, como no hay financiación, tuve que dejarlo y buscarme la vida por otro lado”, explica. Según el campo, hay grupos que gozan de mayor respaldo económico y para ella la salida es adaptarse a una especialidad que no es la suya.
Pablo carballo
Investigador predoctoral
A punto de comenzar un proyecto para “intentar descifrar el genoma en tres dimensiones del espectro autista”, dentro del área de genética molecular, admite encontrarse “en un callejón sin salida”. Explica que muchos de sus compañeros plantean continuar su carrera por la vía privada.
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