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Galicia retoma los escaneos de frecuencias en selectividad para cazar a tramposos

En la pandemia se abandonó la práctica porque organizar las pruebas era ya complejo | Pillar a alguien que intenta copiar conlleva la anulación total de la prueba de la ABAU

Imagen de la ABAU de 2020, en plena pandemia. MARTA G. BREA

La sociedad evoluciona y las maneras de hacer trampa en los exámenes, también. Las “chuletas” clásicas comparten protagonismo con las digitales: si la CiUG insiste siempre en que los pabellones auditivos deben mantenerse despejados –esta vez también– es precisamente para evitar “chivatazos” a través de algún pinganillo. De hecho, tras el paréntesis de los años del COVID, en las convocatorias de la semana que viene en Galicia se desempolvarán los detectores de frecuencia para asegurar que los alumnos cumplen con la obligación de no acceder al aula del examen con dispositivos electrónicos activados y de que no copian.

La última vez que la CiUG vigiló las pruebas de acceso a la universidad con detectores fue en 2019, antes del COVID, tras detectar que un número “considerable” de candidatos intentaba hacer trampas. Entonces los aparatos fueron cedidos por la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidade de Vigo y se realizaron barridos aleatorios. Luego llegó la pandemia y la complejidad de organización de las pruebas –distancias, accesos, mascarillas,...– provocó que ese tipo de prácticas se aparcasen.

No obstante, el año pasado cuatro alumnos fueron expulsados de los exámenes en la convocatoria de junio por copiar y, según recogió en su momento Europa Press, tres de ellos habían optado por la modalidad tecnológica. Así, según trasladaron entonces fuentes de la CiUG, uno de los estudiantes, en Vigo, utilizaba su reloj inteligente con apuntes de Historia de España y otros dos –en Vigo y en A Coruña– tenían los teléfonos móviles activos. A ellos se sumó un cuarto caso, en Santiago, que apostó por el papel.

En "todas las aulas"

La semana que viene la CiUG retomará la detección de frecuencias y advierte que lo hará en “todas las aulas” de las 35 comisiones delegadas. En el documento en que hace pública esta advertencia, difundido en su página web, la organizadora de la selectividad recuerda también que “en el caso de detectar copia durante uno de los exámenes de las pruebas implica la anulación total de la ABAU”. Aunque en las notas de acceso es determinante el peso de la prueba, el riesgo que asumen los alumnos es disuasorio.

El propio protocolo del examen de la CiUG alerta contra realizar estas prácticas. Tras indicar que el alumnado no podrá acceder al aula con teléfono móvil, reloj o cualquier otro dispositivo electrónico activado, advierte que, “de darse el caso”, el alumno, “podrá ser objeto de medida disciplinaria (expulsión del aula, calificación del examen con 0 puntos o anulación total de la prueba”.

La ABAU que vendrá

Dado que el martes día 6 arrancan la convocatoria ordinaria, la CiUG también recuerda las diferencias en los horarios respecto a ediciones anteriores. Lo que por ahora no cambiará es el formato del examen, que seguirá el esquema de más opciones pandémico. En teoría era la última vez de la ABAU y el próximo año se arrancaría con una prueba más competencial, pero con la convocatoria electoral está por ver cómo queda ese proceso. En este contexto, el Parlamento gallego instaba ayer a la Xunta, a propuesta del PP, a dirigirse al Gobierno para reiterar la necesidad de diseñar una prueba de ABAU “con criterios de evaluación homologables y uniformes”, a aplazar la implantación de la nueva prueba y a eliminar la prueba de madurez.

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