Galicia es la comunidad con menos pisos compartidos entre amigos o compañeros

Menos del 2% de hogares de la comunidad están formados por compañeros sin lazos familiares | Suman apenas 21.500 | La falta de tradición y el apego a los parientes, claves

Inés, por la izquierda y que también comparte piso, Maialen y dos de sus compañeras, Laura y Nieves.

Inés, por la izquierda y que también comparte piso, Maialen y dos de sus compañeras, Laura y Nieves. / FDV

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

Hace unos años, Estela Domínguez se adentró en una nueva experiencia a sus más de 60 años: compartir vivienda. Su madre había fallecido, al igual que su marido hacía ya una década, y sus ingresos eran exiguos para sufragar sus gastos, por lo que decidió arrendar un cuarto del piso en el que residía cerca de la estación de tren de A Coruña. Este tipo de situaciones resultan casi anecdóticas en Galicia, la comunidad con el menor porcentaje de viviendas compartidas entre personas que no mantienen lazos familiares. Los 21.500 hogares de este tipo apenas representan el 1,9% del casi 1,1 millones existentes en este territorio.

El encarecimiento de los alquileres de los últimos años afecta tanto a Galicia como a otros lugares de España, con costes de vivienda mucho más altos, pero también sueldos medios superiores, pero en Galicia no cuaja una modalidad que, de media, representa el 3% de hogares de España, según la Encuesta Continua de Hogares de 2020, último dato disponible por parte del Instituto Nacional de Estadística (INE). Madrid, con el 4,2% y Euskadi, con el 3,7%, lideran la estadística.

Carlos Debasa, presidente de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin), vincula estos datos al mercado de cada territorio, pero, sobre todo, a la tradición. “Culturalmente, en Galicia no es habitual vivir con personas adultas que no son familiares compartiendo piso. Uno vive en su casa familiar hasta que se va a su propio piso que hereda, que compra o que alquila, solo o en pareja. Irse a compartir piso no tiene tradición en esta comunidad”, expone sobre la realidad que muestran las estadísticas oficiales.

Número de hogares por comunidades y ciudades autónomas según el tipo de hogar y el régimen de tenencia de la vivienda

Número de hogares por comunidades y ciudades autónomas según el tipo de hogar y el régimen de tenencia de la vivienda / FdV

A pesar de que los alquileres son más baratos que en lugares como Madrid, Debasa advierte del efecto que se está generando. “Admitiendo que en Madrid sean prohibitivos, en Galicia lo estamos rozando. Son prácticamente inasumibles para una persona sola."

"Es cercano a lo imposible hoy por hoy en Galicia conseguir un piso en alquiler en la zona que buscas, con las características que necesitas y a precio asumible”

Los datos del INE, sin embargo, ofrecen una vertiente paradójica complementaria. Si se tienen en cuenta, los hogares donde son familiares los que comparten piso, Galicia se encarama a la tercera posición de la clasificación, con un 12,4% que supone alrededor de 135.000 viviendas compartidas.

¿Por qué? “Por la misma razón que antes, por la cultura. Aquí resulta más habitual que en otros sitios compartir casa con tu padre o tu madre mayores, o incluso con tíos. En otras zonas de España, es más habitual ingresar a esos familiares en residencias, pero aquí culturalmente no engancha bien, no es habitual. Lo normal es tener a tu familiar en casa hasta el final”, comenta Debasa.

La lista la encabezan Canarias, con el 15,3% y Baleares, con el 14,4%.

“Pensé en independizarme sola, pero pagar 600 euros es prohibitivo, así que voy a compartir vivienda con tres amigas”

Maialen

— Enfermera, 23 años

Con 23 años y trabajando de enfermera con contratos eventuales, Maialen afronta en dos semanas la aventura de independizarse, abandonando el hogar familiar, a pesar de seguir residiendo en la misma ciudad, Santiago. Pero tras analizar el mercado inmobiliario, ha decidido compartir piso con varias compañeras. “Todos mis amigos, menos dos que residen en otras ciudades, comparten con dos o tres personas más. Vivir solo es prohibitivo porque vas a pagar 500 o 600 euros por un piso que esté bien, a lo que hay sumar los gastos”, razona.

El próximo 1 de junio se instalará con tres compañeras de profesión y de estudios en una espaciosa vivienda en el Ensanche compostelano. El arrendamiento les costará 1.175 euros a repartir: 293 euros. A ese dinero, añadirán el coste de luz, agua y otros gastos domésticos.

“Yo quería independizarme ya y he estado trabajando y ahorrando un poco, pero irme sola no era muy viable”, explica antes de abordar la clave económica de su situación: la “precariedad”. “No tengo plaza fija y un mes trabajo todos los días, pero al siguiente no sabes cuántos te van a llamar”, detalla antes de reconocer que obtener una plaza fija como enfermera se antoja complicado. “Hay compañeras con varias oposiciones aprobadas desde hace años y no tienen la plaza”, añade.

Ante esa perspectiva, Maialen ha optado por la prudencia: compartir piso para no afrontar una carga económica en solitario que se hubiera multiplicado de independizarse ella sola.

Tomada la decisión, llegó el momento de enfrentarse al mercado en una ciudad como Santiago, donde el precio medio del arrendamiento es de 530 euros mensuales, la cuarta cifra más alta entre las urbes tras A Coruña (595), Vigo (571) y Pontevedra (551), según el Observatorio da Vivenda del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS).

“Vimos de todo, hay bastantes pisos en mal estado, con las mesillas cojeando, humedades en los techos, sin pintar... y con precios similares al que vamos a pagar”, recuerda sobre su peregrinaje por inmobiliarias y ofertas particulares. Compartir con otra persona supondría, calculó, un gasto de alrededor de 500 euros porque “para dos personas nada bajaba de entre 800 y 1.000”. Así que optó por mudarse con tres amigas. “A largo plazo, todas esperamos poder independizarnos, seguir ahorrando un poco ahora y luego irnos con pareja, pero eso es otra historia”, concluye.

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