El Sergas pondrá fin en un año a sus contratos a dedo con la sanidad privada
El PPdeG, en una iniciativa parlamentaria, le pide acabar con esta fórmula a raíz del crítico informe del Consello de Contas que constaba un uso indiscriminado y abusivo
El pasado verano el Consello de Contas denunciaba que el Sergas abusaba de los contratos a dedo para concertar con la sanidad privada determinadas prestaciones y pedía poner fin a su práctica, ya que la consideraba de dudosa legalidad por no adecuarse a la normativa básica del Estado. Pues este comportamiento tiene los meses contados, porque en el plazo de poco más de un año la Consellería de Sanidade tendrá que acabar con esta praxis y volver al procedimiento ordinario de contratación regido por los principios de transparencia y publicidad.
Antes de que acabe la legislatura –de agotarse el mandato, las elecciones gallegas se tendrían que celebrar en julio de 2024 a más tardar–, el Sergas debe “completar el proceso de regularización de todas las contrataciones de prestación de servicios sanitarios a través del procedimiento contractual adecuado”.
Quién así lo reclama es el PPdeG en una iniciativa parlamentaria, por lo que se aprobará en la Cámara autonómica, dado que tiene mayoría absoluta. Y como la propuesta es del mismo partido que sustenta a la Xunta, se entiende que la medida está consensuada previamente y que el departamento de Julio García Comesaña cumplirá con el mandato.
Según manda el Consello de Contas
El PP reclama que los contratos se realicen conforme a lo indicado por el Consello de Contas en su informe de fiscalización del año 2020 y presentado el pasado verano. ¿Y qué decía? Pues denunciaba “el uso indiscriminado” por parte del Sergas de la contratación directa, sin mediar concurso ni publicidad, para concertar con la sanidad privada determinados servicios. El órgano fiscalizador advertía de que la atención sanitaria que se presta con medios ajenos debe estar sustentada en “una relación contractual adecuada”, motivo por lo que demandaba a la Consellería de Sanidade que cesara en la utilización de figuras que no se adecuan a la ley.
No se señalaba a los conciertos con los grandes hospitales, sino a los contratos con la sanidad privada por otras prestaciones adicionales, para los cuales se recurre a dos fórmulas, las llamadas autorizaciones de uso y los contratos menores (denominados documentos contables ADOK).
Lo excepcional se vuelve ordinario
Las primeras están contempladas por el Sergas con carácter excepcional y por tiempo limitado cuando se necesite recurrir a servicios privados para atender necesidades que el sistema público no puede atender. Pero pese tener la consideración de “excepcional”, Sanidade empleaba esta figura de forma reiterada e indiscriminada, a juicio del Consello de Contas.
El problema radica en que por su carácter extraordinario se trata de una contratación directa, sin concurrencia, publicidad ni igualdad de trato, por lo que no cumple con la normativa básica del Estado en materia de contratación del sector público.
Y la otra fórmula de la que abusa el Sergas son los contratos menores que además se dispararon en 2020, año de la pandemia, pues alcanzaron los 32 millones de euros frente a los 17 millones de 2019. Según Contas, lo que hace Sanidade es “fraccionar los importes” para adjudicarlos a dedo.
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