El último accidente de tráfico mortal en las carreteras gallegas dejó dos fallecidos: dos hombres de 79 y 67 años arrollados en la terraza de un bar en la localidad pontevedresa de Vilaboa. El conductor, que dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas, trataba de aparcar con su vehículo automático y, según las primeras hipótesis, pudo confundirse con las marchas y de ahí que saliera disparado hacia las mesas en las que las víctimas –otros dos hombres resultados heridos– jugaban la partida. Con este siniestro, ocurrido el viernes, son 16 los muertos en la red viaria gallega en lo que va de año, un 16% menos que las 19 contabilizadas en el mismo periodo de 2022, según recogen las estadísticas de la DGT.
Galicia es una de las siete comunidades que han reducido la cifra de fallecidos en sus carreteras en el arranque de este 2023. En la lista también están Andalucía (22 víctimas mortales menos), Comunidad Valenciana (-10), Murcia (-6), Navarra y Castilla-La Macha (-4 menos cada una) y Baleares (-1). La reducción de la siniestralidad mortal en estos territorios deja un balance a la baja en el conjunto del país, con un descenso del 11%. En Aragón y Cantabria, las cifras se mantienen como en marzo del año pasado. En el otro lado de la balanza están ocho comunidades que han sufrido un aumento de los accidentes mortales: Extremadura (9 más), La Rioja y Canarias (5 más en cada caso), Castilla y León (3), Madrid y Cataluña (2) y, finalmente, Asturias y País Vasco (1).
En la comunidad gallega, el comportamiento es dispar. Mientras en las provincias de A Coruña y Lugo se redujo la accidentalidad mortal de 10 fallecidos a cinco y en la segunda, de cinco a dos; en Ourense son tres las víctimas mortales (una más) y en Pontevedra, seis (cuatro más).