Galicia copa casi la mitad del suelo urbano edificado en España tras el COVID

La comunidad aglutina 5.700 de las 13.000 hectáreas de incremento del negocio del ladrillo | Las inmobiliarias lo vinculan con la expansión de los ayuntamientos pequeños

Edificios de nueva construcción en Vigo.

Edificios de nueva construcción en Vigo. / Marta G. Brea

Daniel Domínguez

Daniel Domínguez

El ladrillo vive una mala época desde diciembre pasado por culpa de los coletazos de la crisis del COVID y del encarecimiento de los materiales necesarios para la construcción y la energía. Aun así, Galicia muestra un músculo incomparable con el resto de España, pues desde la irrupción de la pandemia causada por el coronavirus SARS-CoV-2 copa casi la mitad de todo el suelo urbano edificado nuevo. Entre 2019 y el año pasado, el conjunto del Estado ganó 13.000 hectáreas de este tipo de superficie, de las que 5.700 corresponden a terrenos gallegos.

Estos datos constan en la Dirección General del Catastro, dependiente del Ministerio de Hacienda, y confirman la década de fortaleza de la construcción en la comunidad, que las inmobiliarias vinculan al suelo disponible fuera de las grandes ciudades. “Aunque nos encontremos, en líneas generales, con una mala época para la obra nueva, Galicia es de los pocos lugares del Estado que resiste”, apunta Carlos Debasa, presidente de la Asociación Galega de Inmobiliarias (Agalin). “La obra nueva, además de la crisis sanitaria del COVID, ha padecido otros factores que impidieron que se esté construyendo de la manera habitual en últimos tiempos, como la crisis del transporte, con dificultades importantes para trasladar materiales; la crisis energética a la hora de producir materiales y desarrollar obras; y, por último, la ausencia de suelo en entornos urbanos”, añade.

En ese contexto, en el que Galicia contaba con mayor margen de maniobra que otros puntos de España que en la década de los 2000 inundaron su territorio de grúas, la comunidad ha liderado en la última década la construcción, es decir, la edificación en parcelas urbanas.

“Si bien la superficie ocupada por parcelas urbanas ha disminuido en todas las comunidades autónomas durante el periodo 2010-2021 (con la excepción del Principado de Asturias (28,7 %), Galicia (24,7 %), Extremadura (2,3 %) y Melilla (1,9 %), que presentan tasas de crecimiento), la superficie de parcelas edificadas ha aumentado en todas las comunidades autónomas, siendo Galicia (37,8 %), Principado de Asturias (28 %) y Región de Murcia (25,4 %) las que presentan mayores crecimientos”, apuna el estudio El perfil ambiental de España 2021, elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

La tendencia se mantuvo tras el COVID. Galicia contaba al cierre de 2019, justo antes de la declaración de la pandemia, 64.993 hectáreas de parcelas urbanas edificadas, cifra que el año pasado alcanzó las 70.689 hectáreas. Se trata de 5.726 más, que representan un crecimiento del 8,7% y el 44% del aumento estatal en esos dos años.

A nivel estatal, el incremento es apenas del 1,9%, con 13.013 hectáreas más tras pasar de 661.959 en 2019 a las 674.972 actuales, de acuerdo con las cifras del Catastro, usadas por el Ministerio para la Transición Ecológica para elaborar su perfil ambiental.

Debasa apunta al crecimiento de las áreas metropolitanas y los concellos pequeños como responsables del tirón. “Tras la crisis sanitaria se puso en valor residir no tanto en los entornos urbanos como en las áreas metropolitanas. Hubo un cambio de tendencia de la compra hacia viviendas unifamiliares y con terrenos. Ayudó también que en Galicia había mucho espacio fuera de las ciudades para construir y en otros lugares estatales era complicado. Por ahí, Galicia está sosteniéndose bien, a pesar de no estar en un buen momento para la obra nueva”, expone.

Los datos refrendan esas declaraciones. La provincia de Pontevedra ganó 2.317 hectáreas de parcelas urbanas edificadas entre 2019 y 2022. Los mayores incrementos se registraron en Porriño (de 320 a 1.000), Mos (de 208 a 790), Salceda de Caselas (de 64 a 363), Baiona (de 162 a 320), Bueu (de 95 a 292), Caldas de Reis (de 149 a 448) y Catoira (de 109 a 144), de acuerdo con las estadísticas del Catastro.

Encarecimiento hipotecario

El sector del ladrillo consta de tres vectores: el suelo, la construcción y, lógicamente, la venta. Esta última fase del negocio se está viendo afectada por la subida de los tipos de interés, que encarecen las hipotecas. El año pasado se cerró con la mayor cifra de ventas en doce años (un 8,6% más que en 2021), pero el mes de diciembre, en el que ya se notó la citada subida de precios de los créditos, causó un brusco descenso del 11,6%.

Debasa considera “normal” este “reajuste” tras los picos del año pasado y la consecuente reducción del stock. “En 2022 se empezó a notar el cambio de tendencia y el endurecimiento de tipos de interés y condiciones de acceso a financiación hipotecaria. No significa que no se estén dando hipotecas, pero cuando antes uno pedía un estudio hipotecario y le decían que le concedían hasta 200.000 euros, hoy esa misma persona y misma entidad le propone 170.000 o 180.000”, cierra.

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