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Ana Baneira, la viajera y cooperante desde los 18 años a la que atrapó la represión iraní
El régimen libera a la coruñesa, que llega hoy a su ciudad

Ana Baneira llegará a lo largo de este lunes A Coruña / FDV
Ana Martínez (Efe)
“Me llamo Ana Baneira, soy de Galicia (España) y autora de este blog sobre viajes y aventuras”. Es la carta de presentación de Arroutadas, el portal de Ana Baneira, coruñesa de 24 años que cumplida la mayoría de edad sintió la necesidad de viajar sola, aprender, cooperar y comprometerse con los derechos de las mujeres.
La joven, que no abandonó la calidad humana que destacan de ella los que la conocen y tampoco la inquietud social, fue liberada el sábado por las autoridades de Irán, donde se encontraba presa desde noviembre supuestamente por haber participado en las protestas desencadenadas tras la muerte bajo custodia policial en septiembre de Mahsa Amini. Ana, coruñesa que llegó al mundo con dos hermanas —se las conoce como las trillizas Baneira—, pertenece a una ONG de derechos humanos.
Nadie puede describirla mejor que ella misma. Empezó a conocer el mundo por su cuenta y riesgo como un profundo acto de rebeldía para dar respuesta a dos preguntas comunes, las de “quién soy” y “qué quiero”, pero ya hace mucho tiempo que esa sublevación quedó relegada porque aquel deseo suyo acabó permitiendo que encontrase su manera de vivir, su forma de mantenerse en un “aprendizaje continuo”.
Arroutadas
Son sus palabras. El sitio web personal donde cuelga lo que quiere compartir con otras personas recuerda, con todo, sus inicios, cuando en efecto necesitó un cambio y decidió “tomar decisiones, observar otros estilos de vida” y, en definitiva, pasar tiempo consigo misma y, haciendo justo eso, demostrar que siendo mujer era muy capaz de ejecutar todo aquello que se propusiese.
El nombre Arroutadas no es baladí. La propia Ana indica que ese concepto significa, según el diccionario de la Real Academia Galega, “agitación súbita y violenta de ánimo durante la cual una pierde el control de sí misma”. “Sinónimo de romper con todo”, concreta esta activista.
Con estudios en Administración y Dirección de Empresas, son varias las agitaciones súbitas por la que pasó: estuvo de Erasmus tres meses en Tiblisi (Georgia), participó en un programa de apoyo a personas con capacidades especiales en Exmoor, en el suroeste de Inglaterra; formó parte de un programa de turismo sostenible en Armenia, y ayudó a la reconstrucción de un colegio en Cluses, comuna y localidad francesa situada en la región Ródano-Alpes.
Proyectos en Galicia
Más cerca de casa participó en un programa de eliminación de especies invasoras en las Fragas do Eume, en Pontedeume, y recorrió 987 playas gallegas, desde A Guarda, en Pontevedra, hasta Ribadeo, en Lugo, para sensibilizar sobre la presencia de basura en la costa.
Colaboró con el proyecto Educa, de Cáritas, dando clases de apoyo a menores en riesgo de exclusión; se preparó en sostenibilidad e innovación (trabajó en el departamento de sostenibilidad de Abanca) y, así, pese a su corta existencia, un larguísimo etcétera.
Su círculo de amistades habla de ella como una chica muy madura, empática, vitalista y extremadamente responsable.
Pese a su abultada trayectoria, antes de su encarcelamiento Ana Baneira había compartido en redes que, como mochilera, había tomado la determinación de iniciar un viaje de seis meses por Oriente medio y Asia central. “He decidido que sea un viaje lento, sin prisas, un itinerario fuera de lo común que me permita ser más consciente de los lugares que visito y las personas que conozco”.
Después de ese mensaje, la siguiente comunicación fue la facilitada por la Agencia de Noticias de Activistas de Derechos Humanos (Hrana), que informó de su arresto. Era noviembre de 2022. Hoy, está acabando febrero de 2023. Esa no era la pausa que Ana Baneira anhelaba. Y el itinerario, fuera de lo común sí ha sido. Pero de una manera jamás pensada por Ana.
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