Desear morir antes de haber vivido: en la última década, seis niños se han suicidado en Galicia

Los psicólogos apuntan a carencias en prevención sobre salud mental y aconsejan aparcar los móviles y hablar con los hijos

Imagen recurso suicidio. Febrero 2023.

Imagen recurso suicidio. Febrero 2023. / FdV

El caso de las gemelas de Cataluña que con tan solo 12 años decidieron esta semana lanzarse al vacío desde el tercer piso de la vivienda en la que residían con sus padres abre de nuevo el debate en España en torno a la salud mental en la infancia. ¿Qué ocurre con los niños y jóvenes gallegos?

Entre enero y junio del año pasado, 151 personas se quitaron la vida en Galicia, según datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre las cuales figura una niña menor de 14 años, además de otros 10 jóvenes con edades comprendidas entre los 15 y los 29 años. Atendiendo a los últimos nueve años, son 6 los menores gallegos con menos de 14 que decidieron acabar con sus vidas. Estas son algunas de las claves que ayudan a ilustrar la situación de estos menores en situación vulnerable.

¿Por qué llegan al límite en sus vidas?

Consultado con psicólogos, educadores e investigadores de la universidad, parece que son varias las causas. Por un lado, los nativos digitales están expuestos a la selva virtual de Internet a la que acuden para comunicarse sin filtros.

Junto a ello, muchos expertos señalan la escasa prevención en materia de salud mental en los centros sanitarios y educativos. Y aunque hay protocolos y Galicia cuenta con unidades específicas de atención a personas en riesgo de suicidio, apuntan que no es suficiente. La situación familiar también es determinante en estos casos extremos.

Los expertos subrayan también la repercusión que tiene el acoso escolar sobre los más jóvenes. “Las redes sociales influyen en la manera de comunicarnos y en nuestra autoimagen, es fácil minar la autoestima. Y aunque se cambie a los hijos de colegio, el acoso sigue en internet”, explica una de las responsables del Centro Interdisciplinar de Paso a Paso de Pontevedra, la neuropsicóloga Virginia Ruano.

Los niños se sienten solos e incomprendidos

Los psicólogos consultados señalan que se da cierta falta de acompañamiento de los niños y jóvenes durante las crisis suicidas por parte de padres y educadores. El suicidio es la expresión más drástica de un problema de fondo que atormenta a una persona. Los niños se sienten solos e incomprendidos en un momento en el que su salud mental es muy frágil. Muchos adultos no saben cómo deben actuar.

Y en el caso de los padres, a veces el impacto que causa oír a un hijo decir que no quiere vivir o verle autolesionarse, es tan brutal que intentan minimizar la situación. “El niño está sufriendo, aunque los adultos no lo entendamos, para él es el mayor de los problemas. No se puede intentar disminuir ese dolor minimizándolo”, apunta Ruano.

“Cualquier cambio en su comportamiento y sus hábitos es señal de que algo va mal. La apatía, problemas de sueño o alimentación son algunos indicadores”, dice otra psicóloga que prefiere no dar su nombre.

El suicidio no puede ser tabú ni en casa ni en el cole

“El falso mito acerca del suicidio es pensar que hablar de los pensamientos suicidas alienta a quien los tiene a consumarlos”, explica una tercera psicóloga pontevedresa que asegura que es notorio el aumento de casos relacionados con problemas de salud mental (más allá de crisis suicidas) en los gabinetes de psicología a raíz de la pandemia.

La sanitaria aclara que hablar de lo que siente y piensa el niño o el adolescente es en sí un alivio. Y anima a crear un entorno que invite a la comunicación a través de la escucha activa en un clima de confianza, tanto en casa como en los centros educativos.

Hablar del ocio mejor que de las notas

“Los padres deben comunicarse con sus hijos desde muy pequeños, no esperar a la adolescencia. Preguntarles qué tal han pasado el día, cómo se han sentido, si han disfrutado jugando con sus compañeros, es tan importante como saber mantenerse asertivo cuando la respuesta nos perturba como padres. Hay que transmitir a los menores que pueden contarnos las cosas y para ello debemos evitar regañarles. Es mejor hablar de su ocio, antes que las notas que solo les presiona”, aconseja Ruano. “Decirles en qué nos hemos equivocado nosotros hoy y qué hemos aprendido es bueno porque sabrán gestionar sus emociones con nuestro ejemplo”, añade la neuropsicóloga.

“El mundo de los niños es diferente al de los adultos porque para ellos todo es dicotómico y eso forma parte de la gestión de las emociones”, explica Ruano. Los psicólogos consultados coinciden en que es fundamental que los padres pidan ayuda profesional: avisar al departamento de orientación y la dirección del centro de estudios, acudir a especialistas y buscar información en centros y asociaciones que trabajen en el tratamiento y cuidado de la salud mental de los niños y adolescentes.

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