El 48% de los menores gallegos empieza a ver pornografía antes de los 12 años

Los jóvenes no identifican la relación entre la violencia contra las mujeres y el consumo de porno | Un 47% de las chicas reconoce haber compartido alguna foto íntima

Un niño mirando el móvil en su cama.

Un niño mirando el móvil en su cama. / L.O.

“Los datos confirman el acceso en edades muy tempranas a la pornografía. En cuanto a la edad del primer contacto con la pornografía, cuanto más baja es, mayor es el porcentaje de chicos”, afirman cuatro investigadores de la Universidade de Santiago (USC) que han llevado a cabo un estudio sobre la percepción de la pornografía entre los jóvenes adolescentes de Galicia. Según los datos obtenidos, el 48% de los alumnos consultados vio pornografía por primera vez antes de superar los 12 años. Los datos guardan correlación con una investigación previa realizada por Save the Children en 2020 sobre la misma temática a nivel España. Pero desde la USC se observa que “la edad de acceder a la pornografía ha descendido aún más en nuestro contexto sociocultural”.

En el estudio han participado 1.570 adolescentes (mitad chicos, mitad chicas) de 35 institutos de Galicia, con edades comprendidas entre los 14 y los 18 años. Se les ha pasado una encuesta, y de sus respuestas se extraen algunas conclusiones preocupantes para estos docentes. Como que los jóvenes no identifican la violencia que el porno construye en torno a las relaciones sexuales. Llama la atención la indiferencia mostrada por chicos (14,70%) y chicas (14,50%) ante la pregunta “¿crees que la pornografía tiene que ver con situaciones de violencia contra las mujeres?”. Aunque la mayoría de las chicas sí la perciben, en el caso de los chicos la mayoría se muestra indiferente o directamente no la percibe.

Edad primera vez pornografia 2

Simón Espinosa

“Los chicos no ven la violencia sexual, ni la agresividad. Los hombres no empatizan porque vivimos en nuestro cuerpo de privilegio”, aclara uno de los investigadores principales del estudio y profesor de Sociología de la USC, Jorge García. El profesor considera que debería incluirse la educación afectivo-sexual dentro de la educación formal. “No se puede evitar que los chavales acudan a Internet porque les faltan referentes con los que educarse correctamente. La educación sexual que se entiende en el porno es brutal”, afirma.

Respecto al consumo de material pornográfico destaca que “más de la tercera parte de la muestra afirma ver pornografía ocasionalmente”. Y más del 20% de las chicas y chicos afirman ver porno de manera semanal. Aunque la mayoría de los jóvenes dice verla a solas, las experiencias de los chicos pasan por el visionado en pareja. Mientras que las chicas lo comparten con amigas.

Las chicas pasan fotos

Según los investigadores, “tanto las temáticas como las categorías que aparecen en la pornografía, elaboran una construcción social del cuerpo y la objetificación de las mujeres. Por ello, consideramos la pornografía como un instrumento de reproducción de violencias sexuales contra las mujeres”. Sin embargo, “un 47% de las chicas reconocen haber compartido alguna foto íntima, posiblemente a petición de alguien, frente a un insignificante 3,20% de los chicos”, recoge el informe. Algo que los investigadores consideran fruto de “elementos negativos de definiciones verticales en lo concerniente a las relaciones y roles sexuales y de género,” lo que convierte a las mujeres en vulnerables.

Por todo ello, estos docentes creen que “es preciso trabajar educativa y socialmente en educación afectivo-sexual, para allanar el camino a la igualdad y a la erradicación de la violencia contra las mujeres”.

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La adolescencia es una etapa de la vida de curiosidad y experimentación, también en el campo sexual. Por eso, los expertos señalan que es importante educar también en casa. “Cuando un adolescente aprende a relacionarse sexualmente a través del porno, lo que ve son conductas sexuales de cierto nivel de violencia, en las que el hombre es, generalmente, el dominante. Hay fuerza, gemidos y fluidos, que se perciben como de disfrute de la mujer. Pero no es una sexualidad sana porque no es una sexualidad real”, explica la psicóloga clínica Marta Caballero. “Así los jóvenes no se exploran, solo buscan el orgasmo, es muy utilitario. No investigan su cuerpo y mucho menos aprenden a explorar la sexualidad femenina, que es muchísimo más compleja. No tienen relaciones sexuales en donde la excitación venga de los juegos y la diversión de ambos”, añade. La psicóloga explica que en casa, más allá del control sobre el acceso a Internet, hay que saber gestionar su curiosidad porque son adolescentes. “Se trata de hablar. Además de las enfermedades de transmisión sexual, hay que educar en un sexo desde el respeto y el disfrute mutuo. Deben aprender a preguntar a la otra persona qué le gusta”, expone Caballero.

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