Un perito: la llamada despistó al maquinista por plantearle un “problema de seguridad”

Carballeira introduce nuevos enfoques en la conversación telefónica con el interventor para justificar la distracción de Garzón y sostiene que en ella participó además un viajero

Juan Carlos Carballeira a su llegada a la sede judicial.

Juan Carlos Carballeira a su llegada a la sede judicial. / Xoán Álvarez

X. A. Taboada

X. A. Taboada

Como uno de los tres peritos judiciales llamados a declarar, Juan Carlos Carballeira acudió hoy a la sede judicial para, previsiblemente, refrendar el contenido de sus informes sobre la infraestructura y una parte de la señalización entregados durante la fase de instrucción. Pero nada más comenzar su comparecencia se salió del guion para indicar que hace un mes “había descubierto” junto con otro colaborador “cosas nuevas sobre la conducción” del maquinista. Lo que hizo a continuación fue introducir nuevos enfoques sobre el impacto de la llamada telefónica que el interventor hizo a Francisco Garzón, causa de su distracción, de que se desubicara y de que iniciara la frenada del tren demasiado tarde, de modo que tomó la curva de Angrois a una velocidad excesiva que provocó su descarrilamiento.

Según su hipótesis, la llamada le planteó un “problema de seguridad” sobre cómo debía entrar el tren en la estación de Pontedeume (A Coruña) y además en la conversación habrían participado tres personas: el maquinista, el interventor y el viajeroque se interesaba por la llegada a Pontedeume. Esto, según dijo, justificaría la duración de 100 segundos de la llamada –un tiempo excesivo para Adif– y que Garzón perdiera la “conciencia situacional”. La revelación del perito causó cierto desconcierto tanto en la jueza como en el fiscal y en el resto de representantes legales, pues hasta ahora al contenido de la conversación se le había dado muy poca, o ninguna, transcendencia y se daba por probado, pues nadie nunca dijo nada en otro sentido, que en la conversación solo habían participado el interventor y el maquinista.

Tras indicar que todo funcionó bien, por lo que era difícil de entender el accidente, soltó ya en sus primeras intervenciones: “La conversación del maquinista es intrigante, estuve estudiando el asunto y lo que hizo el maquinista se explica por el tipo conversación con el interventor. Lo que me extraña es que no se hablara antes del tema”. El fiscal apenas daba crédito a lo que comenzaba a escuchar.

“Pregunta absurda”

Según el relato de Carballeira, a veces caótico y con un punto enrevesado que dificultaba su comprensión a las partes, el interventor le preguntó por qué vía iba a entrar el tren en Pontedeume y si cogía en ella porque unos viajeros querían bajarse allí. El perito indicó que la pregunta era “absurda e incorrecta”, porque tendría que interesarse por el andén, no por la vía, pero que en todo caso eso le plantearía un “problema de seguridad” al maquinista porque pudo pensar en que si el tren no cogía en el andén, tendría que rebasar el límite marcado con un semáforo en rojo para acomodar las salidas de pasajeros a la zona habilitada de la estación, lo que es una infracción, por lo que aumentaba su “preocupación”.

“La conversación es intrigante y me extraña que no se hablara antes del tema”

A ello se sumó la duración de la llamada, de cien segundos, que a su criterio fue porque con el interventor estaba también participando en la conversación el viajero interesado en Pontedeume. Esto lo deduce el perito por los silencios de 70 segundos en la grabación, ya que solo se registran las palabras de cabina donde iba el maquinista.

Estos dos factores, más la atención al cambio de tensión en la línea y el accionamiento del pedal hombre muerto sería lo que llevó al maquinista a preocuparse y a desubicarse, dijo el perito, que precisó que en todo caso la vía y el andén donde estaciona el tren no lo decide él, sino el centro de mando.

“Todo esto son suposiciones suyas, ¿no?”, intervino la jueza. “Sí, pero es una hipótesis muy verosímil”, respondió Carballeira, dando una baza a la defensa de Garzón, al dar una razón del despiste el maquinista, si bien su letrado no hizo ninguna pregunta el respecto, quizás porque no figura en la instrucción del juicio.

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Señalización correcta

El perito judicial –propuesto por la Xunta de entre sus trabajadores públicos– avaló la corrección de la señalización de la vía instalada por Adif al considerar que se ajustaba a la normativa en toda su extensión, aunque otra cosa es que la normativa tuviera alguna deficiencia. A su criterio, él pondría una señal más para indicar el cambio de velocidad a la entrada en Angrois, pero no una baliza como la que se implantó tras el accidente –que frena el tren en caso de velocidad excesiva– porque no estaba prevista en su momento y no se contemplaba en ningún reglamento. De hecho, las curvas nunca se señalan y no son más peligrosas que las rectas, enfatizó.

También refrendó la corrección de los análisis de riesgos de Adif y sostuvo que un siniestro como el de Angrois era “inverosímil” e “increíble” porque nunca antes se había producido algo semejante, por lo que no se podía prever.

Eso sí, admitió que de implantar el ERTMS de punta a punta y no solo en el tramo central de la línea, el accidente no se produciría y que de estar operativo en ese tramo, serviría como otro aviso al maquinista para frenar de 200 a 80 km/h antes de la curva de Angrois. Pero el ERTMS estaba desconectado.

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La declaración del segundo de los tres peritos judiciales en el caso por el accidente del tren Alvia ha sido larga. Si la del primero apenas duró hora y media, la de hoy llegó a las cinco horas. Ambos, fueron propuestos por la Xunta.

La comparecencia de Carballeira fue tensa por momentos, un tanto caótica, con algunas contradicciones en sus palabras y con tendencia a perderse en disquisiciones que se salían del ámbito de las preguntas y complicaban la comprensión. Tanto que la jueza le llamó unas cuantas veces la atención para que respondiera a lo que pedían los abogados y que les dejara terminar de formular las preguntas.

“Usted es un perito judicial, no haga divagaciones ni debates científicos, su misión es asesorarme a mí, su labor fundamental es asesorar al juez, no entrar a debate con otros peritos ni hacer cálculos matemáticos”, le soltó a media mañana la magistrada.

Carballeira reconoció un error en su peritaje. “Si se equivocan los expertos de Adif, por cuanto más un perito como yo”, llegó a decir. Hoy sostuvo que no era aplicable el reglamento 352 –más riguroso y exigente– para evaluar los riesgos en el cambio de proyecto de la línea, sino otro más laxo, pero que era igualmente válido y correcto.

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