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La llegada de residuos industriales de fuera de Galicia se triplica desde 2015

En el año 2020 la comunidad recibió 115.000 toneladas de basura procedente de otros territorios, lo que supone el 34% de los desechos que acaban en vertederos gallegos

Vertedero XOAN ALVAREZ

La comunidad gallega dispone de trece vertederos de residuos industriales tanto peligrosos como los que no y cuya capacidad excede las necesidades propias de Galicia. De hecho, también son usados por otras autonomías y terceros países. Y es que la llegada de desechos de origen industrial de fuera de la comunidad se ha triplicado entre los años 2015 y 2020, alcanzando ahora el 34% del volumen de todos los residuos de este tipo que acaban en los vertederos gallegos.

En el año 2015 eran 37.968 las toneladas procedentes de otras comunidades y países –fundamentalmente Portugal–, pero en 2020 ascendieron a 114.936 –un 302% de incremento–, y eso teniendo en cuenta que ese año se desató la pandemia por el COVID, lo que afectó seriamente a la actividad económica y, consecuentemente, a la producción de residuos, y la Xunta introdujo nuevos controles para evitar que acabaran en los vertederos desechos que no habían sido sometidos a tratamiento previo, lo que redujo a la mitad su volumen.

Estos desperdicios llegados a Galicia supusieron el 34% de todos los depositados en los vertederos gallegos, que alcanzaron las 336.507 toneladas, 76.000 más que en 2015, según se recoge en el Plan de Xestión de Residuos Industriais de Galicia.

De este total, 181.874 toneladas fueron residuos no peligrosos, mientras que el resto, 154.633, tienen la consideración de peligrosos y, por tanto, están sometidos a mayor control para su vertido.

En todo caso, estas cifras solo indican el volumen de residuos industriales que acaban en vertederos, ya que la generación es mucho mayor, pero se utilizan otros sistemas para su eliminación. Así, en la comunidad en 2020 se produjeron casi 2,4 millones de toneladas de “no peligrosos”, de los que solo el 8% (181.874 toneladas) fue al vertedero. En el caso de los “peligrosos” los números cambian sustancialmente, pues se eliminó en basurero autorizado el 87% –154.633 toneladas de un total de 178.697 generadas–.

Simón Espinosa

Simón Espinosa

Simón Espinosa

En su anterior plan de gestión, con origen en 2014, la Xunta preveía una reducción de los desperdicios industriales, por lo que visto la evolución, admite en su nuevo documento que no se han cumplido ni de lejos los objetivos.

Ante esta dinámica, la Xunta argumenta que la situación sobre la vida útil de los vertederos existentes ha cambiado mucho con respecto al plan anterior, especialmente en lo referente a los restos industriales no peligrosos, “siendo a día de hoy posible y necesario autorizar la construcción de nuevos vertederos”. A esto se suma que en los últimos años “hubo un aumento muy significativo” de los residuos no producidos en Galicia que vienen a parar a la comunidad, tanto procedentes de otras autonomías como de origen transfronterizo, especialmente los calificados como peligrosos.

“Se hace por tanto necesario continuar con la racionalización de la concesión de autorizaciones de vertido en Galicia”, sostiene la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda.

Pero además, se pretende limitar la entrada en vertedero de residuos tanto peligrosos como no procedentes de fuera de Galicia, “siendo el máximo a recibir en el año actual el 30% de la media de lo depositado en los dos años anteriores. “Dentro de ese 30% máximo se podrán recibir desechos procedentes de otras comunidades autónomas o transfronterizos de otros países”, precisa el Gobierno gallego en su plan de gestión de desperdicios industriales.

Se pretende limitar la entrada en vertedero de residuos tanto peligrosos como no procedentes de fuera de Galicia, “siendo el máximo a recibir en el año actual el 30% de la media de lo depositado en los dos años anteriores".

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Pero mientras a los vertederos se les acerca el fin de la vida útil, Galicia, por otra parte, dispone de una “capacidad sobredimensionada” para el tratamiento previo de la mayoría de los residuos de origen industrial, lo que no evita que la comunidad tenga que enviar fuera determinados productos, como desechos sanitarios de categorías especiales, neumáticos o baterías dado que en la comunidad gallega o no directamente existen plantas específicas para tratar estos residuos o las que hay no son suficientes.

En todo caso, la Xunta entiende que esta capacidad sobredimensionada “bien gestionada” puede convertirse en una “fortaleza del sector” debido a que Galicia también es receptora de residuos industriales procedentes otras comunidades y terceros países que necesitan ser tratados antes de acabar en un vertedero.

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