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Casi 4.000 drones ya sobrevuelan Galicia

Los operadores gallegos se dispararon un 48% este año | El registro de aeronaves profesionales en la comunidad entre 2019 y 2020 creció como la espuma: hasta un 172%

Montaje de un dron sobrevolando Vigo FDV

El dron ha llegado para quedarse... Y las cifras lo avalan. Casi cuatro mil ya están autorizados para sobrevolar Galicia, donde las solicitudes para realizar actividades con drones se han disparado en los últimos años. El “boom” de estos dispositivos autónomos conocidos técnicamente como UAS (Sistemas de aeronaves no tripuladas) también se ha reflejado en el grueso de operadores registrados. La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), encargada de emitir el certificado pertinente, indica a FARO que los operadores de dron en Galicia eran 2.672 en 2021 y, en lo que llevamos de 2022, la cifra ya alcanza los 3.963: es decir, viven un aumento del 48,3%.

En 2019 y 2020 se aplicaba sobre los drones una normativa estatal –Real Decreto 1036/2017– que solo requería el registro de los operadores profesionales. Aún así, en Galicia se vivió un incremento interanual del 172%, pasando de 321 registrados en 2019 a 876 al año siguiente, 2020 y a pesar de la pandemia. Una explosión del sector en toda regla.

Pero el crecimiento fue exponencial cuando, según recuerdan en la AESA, desde enero de 2021 comenzó a ser de aplicación obligatoria la normativa europea: esta norma afecta a todos los drones independientemente de que su uso sea recreativo o profesional, así como su tamaño o peso y, por lo tanto, esto modificó sustancialmente los requisitos.

Desde entonces, se deben registrar tanto los operadores recreativos como los que lo usan a nivel laboral, con distintos criterios de registro. En ese momento y en lo que va de año, es donde se encaja el crecimiento de casi el 50% de estos operadores registrados en Galicia. Todo aquel que pretenda pilotar un dron, a excepción de los dispositivos que sean de bajo riesgo o si, por ejemplo, se ha contratado a una empresa. En concreto, se deben registrar los propietarios de UAS que pesen más de 250 gramos o que puedan transferir a un ser humano una energía cinética superior a 80 julios en caso de colisión, y los que llevan una cámara capaz de capturar datos personales.

Hugo Barreiro

Pero no solo eso: la nueva norma exige disponer de un mínimo de formación acreditable, también para uso recreativo, en función de la categoría operacional (una división establecida en base al riesgo). “Desde 2021, el número de alumnos ha podido aumentar entre un 20 y un 30%”, indican las compañías acreditadas. Entre el largo listado que consta en la página del Ministerio de Transportes, se pueden ver compañías gallegas de formación, que han sido reconocidas para impartir cursos en Galicia.

Entre los nuevos requisitos, se exige la contratación de un seguro que cubra la responsabilidad civil frente a terceros “por daños que puedan surgir durante y por causa de la ejecución de cada vuelo que se realice, tanto con fines recreativos como profesionales”, explican en AESA.

Asimismo, el registro como operador es ya obligatorio para todas las personas que pretendan volar un dron, a excepción de que estar contratado por una empresa o las operaciones sean de ‘categoría abierta’ o ‘bajo riesgo’. En la norma, también se requiere un mínimo de formación acreditable. En la categoría abierta (subcategorías A1 y A3) la formación y el examen son gratuitos a través de Aesa.

David Blanco pilotando un dron en los campos de cítricos valencianos.

Hélices gallegas en el campo valenciano

Una firma de Galicia, de las pocas acreditadas para fumigar con dron, logra una licitación para cítricos 

Los usos de los drones, al igual que sus pilotos, crecen como la espuma. De la originaria aplicación en grabaciones audiovisuales, donde su uso ha regalado intensos planos cenitales a miles de producciones, al más serio uso militar, desgraciadamente popular por la guerra en Ucrania. El uso de estas aeronaves también está revolucionando el mundo del campo. Entre las pocas empresas españolas autorizadas para fumigar con productos fitosanitarios desde un dron está la gallega “Beniu soluciones”. Hasta 2021 no se autorizó ninguna en España y el primer año lograron permiso solo ocho.

El técnico superior en Gestión forestal y en Salud ambiental –también piloto aplicador de fitosanitarios e instructor de drones– David Blanco habla desde Valencia. Acaban de concederles una licitación para fumigar campos de cítricos, sobre todo naranjos y mandarinos en la comunidad valenciana, contra la plaga conocida comúnmente como mosca de la fruta (Ceratitis capitata). “Frente a lo que pensábamos, en el campo valenciano también hay mucho minifundio, muchas superficies de una hectárea...” reconoce en un descanso de la tarea. “Estos días hemos tenido que parar por el viento”. En este caso, la fumigación con drones aporta una mayor eficacia en la aplicación del producto –que prácticamente gotea sobre la planta– y permite un ahorro, al tiempo que contribuye a no contaminar más terreno del estrictamente necesario con estos químicos.

Cursos para pilotos

Pero, al igual que muchas otras empresas tecnológicas y al rebufo de la demanda, la firma también se encarga de impartir formación. Detrás está el aumento de la demanda de pilotos por el uso de estas aeronaves y, no menos importante, que la legislación lo exigirá a partir de 2023.

“Podemos detectar que algo está pasando desde el aire; ya sea estrés hídrico o una plaga y facilitamos la información al técnico de campo”

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“Este año hicimos nuestra primera promoción de pilotos de drones en general; la gente cree que ser piloto de dron tiene mucho futuro y quiere sacar el curso”, reconoce Blanco. Las tipologías de cada carnet contemplan en riesgo operacional. Además, el reglamento europeo dispondrá que a partir de 2023 cualquier persona que tenga un dron (ya sea por motivos laborales o profesionales) tendrá que disponer del curso de piloto acreditado, además de un seguro de responsabilidad civil. “Cualquier persona que quiera volar un dron de forma legal tendrá que cumplir todos esos requisitos”, añade el experto. Además, en esta firma impartirán formación de pilotos de dron para usos fitosanitarios, ya que en agricultura el uso de estos aparatos es efervescente.

Casi igual de importante es la tarea de teledetección, que permite obtener la topografía del terreno e información del estado de salud y monitorizar las explotaciones, a través de cámaras. “Podemos detectar que algo está pasando desde el aire; ya sea estrés hídrico o una plaga y facilitamos la información al técnico de campo”, asegura David Blanco. Las imágenes de colores que aportan las cámaras multiespectrales y térmicas dan una información de lo más detallada y ajustada al momento de obtenerla sobre las condiciones de ese terreno.

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