El cambio climático favorece la aparición de los conocidos como incendios de sexta generación, de mayor virulencia. Galicia registró este año 13 incendios que superaron las 500 hectáreas quemadas y que calcinaron en total 42.473 hectáreas de las 51.643 que han ardido este año. De esta cantidad, casi el 70%, es decir, alrededor de 35.000 corresponden a tan solo cinco grandes fuegos.

El conselleiro de Medio Rural, José González, detalló ayer en el Parlamento los datos sobre el impacto de las llamas en los montes gallegos durante los diez primeros meses de este ejercicio, período en que se produjeron 1.609 incendios que quemaron 51.643 hectáreas.

Una vez terminada la temporada de máximo riesgo, el conselleiro compareció a petición propia en el Parlamento para dar cuenta de los resultados del plan contraincendios de este verano ante la oleada de grandes fuegos que afectaron a la comunidad, informa Efe.

González explicó que desde el 1 de enero hasta el 31 octubre se produjeron 1.609 incendios de los que 1.313 se quedaron en conatos, es decir, el “82%” no superaron una hectárea, por lo que no llegaron a considerarse propiamente incendios. De los 296 incendios que sí superaron la consideración de conatos, solo 76 de ellos rebasaron las 20 hectáreas.

En total, ardieron 16.850 hectáreas de superficie arbolada y 34.790 de superficie rasa, lo que suma más de 51.600 hectáreas, de las que más de 38.000 ardieron en julio.

El conselleiro admitió que durante julio el sistema de extinción vivió un momento de tensión, puesto que en la temporada estival hubo “13 grandes incendios, que superaron las 500 hectáreas”, y ello supone un número mayor de grandes incendios “que los que hubo en los últimos 4 años”.

Además, por culpa de estos grandes fuegos, se produjeron 23 situaciones de peligro “mientras que la media era de 6” al año.