El stock de vivienda nueva ha tocado fondo y la oferta para alquiler está en mínimos históricos. El aumento de la demanda en el mercado residencial, tanto para compra como para arrendamiento, ha crecido tanto tras el estallido de la pandemia que desde hace meses potenciales propietarios e inquilinos están en lista de espera para hacer la mudanza. Los precios elevados y la escasa oferta hacen cada vez más complicado el acceso a una vivienda de familias o jóvenes que quieren emanciparse. Pese a los intentos de las administraciones para movilizar pisos para alquiler a precios asequibles, los propietarios con inmuebles vacíos se resisten a colgar el cartel de “Se alquila”. Esta situación ha convertido a Galicia en la comunidad con el parque de viviendas vacías más elevado en España: dos de cada diez están desocupadas –más de 317.000– frente al 13,7% de media nacional, según datos de la patronal inmobiliaria. Aunque el grueso de estos pisos en desuso se concentra los pequeños y medianos concellos, las ciudades tampoco son ajenas al fenómeno. Las siete urbes gallegas suman en la actualidad más de 75.000 viviendas vacías, el 24% de las contabilizadas en la comunidad, según la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein).

En los últimos diez años, el mapa residencial gallego ha sumado más viviendas vacías (un 6% más), mientras que en las ciudades se ha producido un descenso (-16%) debido al éxodo del rural pero sobre todo por la cada vez más reducida oferta. La excepción la protagoniza Ourense, la única ciudad gallega que en la última década aumento el parque residencial desocupado (+13,6%), al pasar de 14.561 en 2011 a más de 16.500. De hecho, es la ciudad de As Burgas la que tiene el mayor número de viviendas en desuso en Galicia, seguida de A Coruña (15.250), Vigo (13.186) y Lugo (10.735). Por debajo de la barrera de las 10.000 están Ferrol, con 7.435; Santiago, con 7.108, y Pontevedra, 5.105.

Desde Fegein advierten de que la situación más alarmante se da en los pequeños ayuntamientos, sobre todo en los de menos de 10.000 habitantes. Esta radiografía no es más que el reflejo de la sangría demográfica que asola a un territorio cada vez más envejecido, pero también evidencia la necesidad de políticas que revitalicen el rural captando a población, según apunta el presidente de Fegein, Benito Iglesias.

“Ni la pandemia ha consolidado la vuelta al rural, como mucho a los municipios anexos a las grandes ciudades, y la Galicia del interior vaciada lo es cada vez más”, advierte Iglesias, al tiempo que añade que “jamás hubo menos oferta de vivienda en alquiler y jamás en la serie histórica se han alcanzado precios más altos que los actuales”. A esto, añade, hay una “desconfianza absoluta de los propietarios hacia una próxima ley estatal de vivienda que los deja en una situación de inseguridad jurídica”.

La situación a corto plazo, apunta el sector, no mejorará. “El alquiler en las principales ciudades será más caro y con mucha menos oferta que en la actualidad”, pronostica. ¿Los motivos? La falta de incentivos y bonificaciones fiscales a los propietarios y la mayor rentabilidad que reportan los arrendamientos de pisos turísticos, detalla Iglesias, que ha provocado un cada vez mayor auge de la vivienda turística.

Para tratar de sacar al mercado viviendas ahora vacías, la Xunta pondrá en marcha un programa con un doble objetivo: ofrecer alquileres asequibles y dar a los propietarios garantías jurídicas y legales para su tranquilidad. La intención del Ejecutivo autonómico es movilizar entre 250 y 300 pisos que se ofertarán a través de un portal propio, un volumen que podrá ampliarse en un futuro. ¿El coste? El tope de la renta será de 600 euros al mes en Vigo, Pontevedra, A Coruña, Santiago, y Ourense. Y en Ferrol y Lugo y los principales ayuntamientos periurbanos, no se podrá cobrar a los inquilinos más de 500 euros. En el resto de la comunidad, el alquiler máximo será de 400 euros. A cambio de esos topes, los caseros tendrán seguros gratuitos antes posibles impagos y multirriesgo, así como asistencia jurídica a coste cero durante un plazo de cinco años desde que se formaliza el contrato.

Pero el parque de viviendas que podría acogerse a este programa es muy reducido ya que el estado en el que se encuentran los inmuebles desocupados requieren de inversiones para ponerlas en el circuito de comercialización. Según datos de Fegein, el 35,7% de los pisos en desuso en la comunidad superan los 50 años de antigüedad y el 72% están en estado “deficiente” o “muy deficiente” de conservación por lo que no son aptos a día de hoy para el arrendamiento.

Ya hay cinco veces más pisos turísticos que alquileres de larga duración disponibles

Cinco años y medio después de la entrada en vigor del decreto que regula el uso de pisos turísticos en Galicia, ya son más de 16.100 las viviendas vacacionales dadas de alta en la Xunta frente a las 3.400 disponibles para arrendamiento tradicional. Esto se traduce en una oferta para turismo ya casi cinco veces superior que los alquileres de larga duración anunciados a día de hoy. Ante la Ley estatal de Vivienda, bloqueada tras más de dos años de retrasos, la patronal inmobiliaria advierte de que la clave está en dar seguridad y certidumbre jurídica al mercado, aumentar la oferta de viviendas, buscar fórmulas de colaboración entre el sector público y el privado y cambiar todas aquellas normativas que se hayan quedado obsoletas para poder adaptarlas a la situación actual. El sector augura que la demanda del arrendamiento seguirá al alza en los próximos años, ya que los jóvenes apuestan más por el uso de bienes y servicios que por la compra, la necesidad de impulsar la movilidad geográfica por motivos laborales o la incapacidad de muchas familias de ahorrar lo suficiente como para pagar el 20% del precio de una vivienda que generalmente no financian los bancos. Ante esta situación, la patronal defiende que la nueva Ley de Vivienda no debería incluir penalizaciones a las viviendas vacías.