La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, propuso ayer la creación de un “ticket rural” para mujeres emprendedoras con una ayuda anual de un mínimo de 15.000 euros durante cinco años para proyectos con sede y domicilio fiscal en el entorno rural. Medidas de este tipo, alegó, “funcionan con éxito en otros territorios y sería un revulsivo para fijar población y revertir el abandono del medio rural”.

En el Día de la Mujer Rural, Pontón acudió a la localidad pontevedresa de Vila de Cruces para visitar el taller de la zoqueira Elena Ferro, premio nacional de artesanía 2019, el proyecto de cuidados de personas mayores A Casa da Oliveira, puesto en marcha por Cristina Arias, y el proyecto Castro de Madrosende de cría de gallos de María Castro.

Desde allí, propuso también poner en marcha un plan de discriminación positiva de servicios públicos en el rural para facilitar la conciliación laboral y profesional de las mujeres, donde las jornadas “pueden ser dobles o hasta triples”.

Como tercera iniciativa para revitalizar un rural castigado por el envejecimiento y la despoblación, abogó por “entender que las realidades son diferentes y que no se puede aplicar un sistema fiscal ignorando esa realidad”. Por eso, la líder de los nacionalistas sugirió bajarle la cuota a las personas autónomas en el medio rural, ya que “no es lo mismo emprender desde la Castellana, en Madrid, que desde Merza, en Vila de Cruces”.

Por último, planteó una línea de ayudas específicas para el fomento de la innovación en el rural porque “no se puede poner a competir por las ayudas a I+D+I a las pequeñas empresas con las grandes sociedades”. Por este motivo, la líder del Bloque indicó que “debe haber líneas específicas para innovación a las que puedan concurrir los proyectos que nazcan en el medio rural y con una discriminación positiva para los promovidos por las mujeres”.

También hizo hincapié en la necesidad de poner en primer plano el trabajo de la mujer en el rural, “muchas veces invisibilizado o poco valorado”.