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Galicia registra un exceso de mortalidad un 65% mayor que el segundo año del COVID

En lo que va de año se estiman 2.618 defunciones no esperables más | Epidemiólogos apuntan a la pandemia, las muertes por altas temperaturas y tardanza en los diagnósticos

Persona ingresada con COVID, siendo atendida por personal sanitario. Brais Lorenzo

La mortalidad en Galicia en lo que va de año está siendo más alta que en el mismo período que el año anterior: las defunciones notificadas en la comunidad ascienden hasta octubre a 26.349, mientras que en el mismo período de 2021, cuando la pandemia de COVID-19 era más intensa, rozaban los 24.700. El año pasado se despidió con 33.219 gallegos menos, según constata el sistema de monitorización de la mortalidad diaria (MoMo), que opera en el Instituto de Salud Carlos III, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación. Pero ¿y este año? Lo más llamativo de los datos de la herramienta MoMo es que en lo que va de 2022 han fallecido un 65% más de personas no esperables en función de los promedios de los ejercicios anteriores. Es decir, el exceso de mortalidad ascendió en lo que va de 2022 a 2.618 personas –el cómputo llega al 1 de octubre–, mientras que a cierre de 2021, lo que los analistas consideran “sobremortalidad “se tradujo en 1.579 muertes. O, lo que es lo mismo, un incremento de la mortalidad por todas las causas de más de un millar de personas (concretamente, 1.039) entre 2021 y 2022. Y que, de modo porcentual, representa casi siete puntos más.

¿Cómo puede explicarse? “Ha habido una conjunción de situaciones, ninguna favorable. Por un lado, una cierta demora en diagnósticos que algún papel debe estar jugando”, aseguran fuentes médicas consultadas. Pero está también el cambio climático, con más días repetidos de altas temperaturas, que este verano superaron récords históricos, tanto en las temperaturas máximas alcanzadas, como en la repetición de noches tropicales. La afectación en la salud del cambio climático no limita a ‘golpes de calor’ –cuya incidencia es aún residual– si no a descompensaciones de enfermedades crónicas. Y además también está el COVID, que sigue en el mapa de enfermedades y que, además de muertes, provoca un empeoramiento de la salud. “Si hay que ponerlos en orden yo diría COVID, temperatura y problemas diagnósticos o asistenciales. Se está viendo en las cifras de esperanza de vida. En 2020 cayó, en 2021 se recuperó pero no llegó a los niveles de 2019. Significa que seguimos teniendo una afectación en mortalidad importante, más teniendo en cuenta que estamos hablando de defunciones en edades elevadas”, aprecian desde sociedades científicas.

El catedrático de Medicina preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago, Alberto Ruano, también lo tiene claro: “el COVID ha llevado a más diagnósticos tardíos de varias enfermedades”. Las muertes vinculadas indirectamente al COVID son atribuibles a otras condiciones de salud para las que las personas no pudieron acceder a la prevención y el tratamiento porque los sistemas de salud estaban sobrecargados por la pandemia. Pero el número estimado de exceso de mortalidad puede verse influido también por las muertes evitadas durante la pandemia debido a la disminución del riesgo de ciertos acontecimientos, como los accidentes de tráfico o las lesiones laborales.

Un matiz: ese exceso de mortalidad no es exclusivo de Galicia. En el conjunto de España el exceso de mortalidad es hasta la fecha de casi 32.000 personas. En todo 2021 había sido de 24.490; y en todo 2020 se registraron 68.172 fallecidos más de los esperados.

En lo que toca a la distribución por sexos se aprecian diferencias notables. El exceso de mortalidad afectó a más mujeres (1.485) que hombres (1.132) en lo que va de año. Sorprende el aumento con respecto al año anterior, puesto que las muertes no previsibles de mujeres pasaron de 551 en 2021 a casi 1.500 en lo que va de este año; es decir, casi un 170% de incremento. Y también fueron las féminas las peor paradas este año en cuanto a exceso de mortalidad se trata. En los mes de mayo, junio y julio, las muertes no esperables de mujeres prácticamente duplicaron a las de hombres. En cifras, el exceso de mortalidad en mayo de mujeres en Galicia se elevó a 243, mientras que fueron 141 los hombres; en junio, fueron 98 las mujeres y solo 34 los hombres y en julio –el dato más relevante– el exceso de defunciones de gallegas se elevó a 601, mientras que el de hombres se estimó en 380.

En todo caso, conviene tener en cuenta ciertas cautelas. No son cifras de muertos reales, sino que se trata de una estimación que el MoMo hace a partir de un modelo matemático que utiliza tres fuentes de datos: la de los registros civiles; las temperaturas según la Agencia Estatal de Meteorología; y la población por grupo de edad, sexo y provincia del INE. A partir de ahí, hace una estimación estadística comparando series históricas.

Los óbitos “atribuibles a temperaturas” no son exclusivos de las olas de calor; hay en invierno

Siguiendo las estadísticas del Gobierno, el mes de julio ha sido muy negativo para las muertes en nuestra comunidad, con 982 fallecidos más de los esperables; es el mes que más ha despuntado en ese indicador. El sistema del Instituto Carlos III monitoriza casi de día en día. Por eso también ofrece datos de agosto y septiembre, que más tarde deberán ser corroborados.

Y capítulo aparte se merecen las olas del calor, dado que el sistema establece que solo en Galicia se han originado 337 óbitos a causa de las temperaturas –141 de ellos afectaron a varones y 196 a mujeres–, de los que 137 fallecimientos se registraron en julio y 78 en agosto achacables a la temperatura. Estos datos triplican el número de muertos que se producen en Galicia a lo largo de un año como consecuencia de los accidentes de tráfico, cuya media ronda las 80 víctimas mortales. En 2021, la suma de muertes achacables al cambio climático –las temperaturas– ascendieron a 304. Aunque nadie es inmune al calor, los mayores, los niños y las personas con enfermedades crónicas como diabetes, patologías cardíacas y obesidad lo sufren más, así como las mujeres embarazadas. En Galicia las principales víctimas de las sucesivas olas de calor han sido las personas de más edad.

Es curioso que los datos de descompensación que tiene que ver con el tiempo no son exclusivos del verano. También en invierno, los períodos de gélidas temperaturas pueden haberse cobrado víctimas, en concepto de agravamiento de patologías. El informe MoMo identifica otras 102 personas que fallecieron en Galicia por frío entre los meses de enero y abril, siendo enero, con 55, el que más defunciones generó.

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