El pasado 4 de octubre arrancó el juicio por el segundo accidente ferroviario más grave de la historia de España, después de uno acaecido en 1944 en Torre del Bierzo. Han transcurrido 3.360 jornadas desde aquel 24 de julio de 2013, cuando un tren Alvia descarrilaba a la entrada en Santiago. Murieron 80 personas y 145 resultaron heridas.

En el banquillo de los acusados se sientan dos personas: Francisco José Garzón, el maquinista que aquella víspera del Día Nacional de Galicia manejaba el tren; y Andrés Cortabitarte, el entonces director de Seguridad en la Circulación del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF). El fiscal pide para ellos cuatro años de cárcel y el mismo periodo de inhabilitación, en el caso del maquinista para ejercer su profesión y en el caso del ex alto cargo para cualquier trabajo que implique "gestión, seguridad o responsabilidad en infraestructuras ferroviarias".