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Más de 330.000 familias gallegas viven en lugares con “deficiencias” de transporte

Perciben insuficientes paradas, rutas o frecuencias | Disponer de medios públicos es una “prioridad” para expertos ante el alza de combustibles y en beneficio de la sostenibilidad

Pasajeros acceden a un tren de cercanías. Isabel Infantes/EP

Aunque estos días los conductores pueden leer con alivio noticias de que el precio de la gasolina desciende hasta su nivel más bajo desde febrero –descuento estatal incluido–, la situación sigue siendo complicada y el Gobierno ha decidido prorrogar hasta diciembre la bonificación en el carburante que acordó para “amortiguar” en los bolsillos de los ciudadanos que el petróleo casi doblase su precio en el último año. A eso se suma la aprobación de incentivos para el transporte público, enmarcados en políticas que avalan “la adaptación del sistema de transporte hacia una movilidad limpia, menos vinculada a la utilización del vehículo privado”.

Sin embargo, no todos los hogares gallegos pueden apuntarse a ese espíritu sostenible o a esos descuentos. Al menos, así lo consideran. Según la Enquisa Estrutural a Fogares del Instituto Galego de Estatística, unos 331.000 hogares perciben en su entorno “deficiencias” en los servicios de transporte, bien porque consideran que no existen paradas suficientes, bien porque crean que son rutas lo que falta o que lo cuestionado sean las frecuencias. Aunque la cifra de 2020 es inferior en 60.000 hogares al dato de un lustro atrás, supone que para casi un tercio de las familias gallegas el transporte se percibe como un problema.

Expertos como Miguel Pazos Otón, profesor titular de Geografía Humana en la Universidade de Santiago, señalan que en Galicia la planificación de la movilidad fue “básicamente viaria” y que, excepto en las mayores ciudades, “es complicado vivir sin automóvil”. Por tanto, afirma, los ciudadanos no solo deben superar patrones de conducta aprendida al vivir en un modelo donde la presencia del automóvil privado “siempre fue muy importante”, sino que también se precisa un “esfuerzo más decidido” de las autoridades para “potenciar” una movilidad más sostenible.

La última memoria de Transporte Público de la Xunta sostiene que desde el año 2016 la oferta de líneas, paradas y servicios, “como mínimo, se duplicó en todas las provincias”. La balanza, con todo, se inclina a favor de Pontevedra y A Coruña, con “una mayor oferta” de transporte público, mientras en Lugo y Ourense gana peso el transporte bajo demanda, un modelo que Pazos Otón ve justificado debido a la elevada dispersión gallega y que, según la Xunta, “responde al reto de atender los desplazamientos individuales y sin frecuencia fija, especialmente en zonas del rural, y lograr que nadie se quede sin servicio”. Aun así, este especialista avisa que “si queremos que la gente viva en el rural, hay que darles servicios o al menos facilitarlos, y eso incluye la movilidad”.

“La Xunta debería impulsar el ferrocarril reclamando competencias”

Miguel Pazos Otón - Profesor de la USC experto en Análisis Territorial

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Miguel Pazos Otón, que imparte formación sobre “Sistemas de transporte: Movilidad y accesibilidad”, entre otras, reconoce que en Galicia sin coche particular “es complicado vivir”, sobre todo fuera del Eixo Atlántico. Durante las últimas décadas, explica, “la política de transporte solo miró hacia las infraestructuras viarias”, pero tiene una cuenta pendiente con el ferrocarril, que a su juicio es el transporte del futuro.

–¿Hay que apostar por el transporte público colectivo?

–Debe ser una prioridad. En los 70 la mayor parte de los países europeos lo entendió, pero en España llevamos un retraso histórico. La presencia del automóvil privado siempre fue muy importante a partir del desarrollismo y ahora, aunque cambiaron mucho las cosas, sigue muy presente en nuestras vidas y eso hace complicado cambiar patrones de conducta aprendidos. Entre los políticos parece que hay una conciencia de que hay que potenciar esa movilidad, pero hace falta un esfuerzo más decidido.

–330.000 familias perciben deficiente el transporte. ¿Qué opina?

–Entiendo por qué se produce esa percepción. En Galicia es cierto que sin automóvil particular es complicado vivir, excepto si uno reside en Vigo o en A Coruña en la ciudad central. Fuera del Eixo Atlántico es muy complicado. Además, el transporte público colectivo funciona bien en ese Eixo, pero fuera las condiciones no son buenas. Incluso para alimentar esa línea ferroviaria no hay alimentadores. Por ejemplo, si vivo en Bertamiráns, en las cercanías de Santiago, y tengo que coger el coche para desplazarme a la estación de tren para ir hasta A Coruña, para eso ya voy en coche directamente.

–¿Qué iría antes? ¿La demanda o la creación del servicio?

–Por un lado le corresponde a las autoridades públicas ofrecer mejoras en el transporte colectivo y por otro la sociedad civil debería demandarlas. Ya hay una parte que lo hace, pero esa conciencia se crea y se podría hacer un mayor esfuerzo en la formación en movilidad sostenible. Si das a la gente soluciones y funcionan, la gente va a optar por utilizarlas. Pongo el ejemplo del ferrocarril porque es muy usado y funciona bien y los tiempos de viaje son competitivos, pero es un círculo vicioso: si no se rompe desde la oferta, no se puede romper desde la demanda.

–El ferrocarril no abunda aquí.

–En Galicia la planificación de transportes y movilidad fue básicamente viaria y el ferrocarril recibió cero atención. La Xunta no está interesada en potenciarlo y aún no tenemos red de cercanías en las áreas metropolitanas, eso marca una gran diferencia con otras comunidades.

–¿Qué sugiere usted?

–Dedicar más fondos a la oferta de movilidad, llegar a acuerdos con concellos y diputaciones y organizar verdaderos servicios de transporte a demanda en el rural y, desde luego, la apuesta por el ferrocarril es hoy más evidente por el problema ambiental, de combustibles fósiles más caros; es el sistema más sostenible y con más perspectivas de futuro. Pero la Xunta no tiene ningún departamento dedicado al ferrocarril, renunció a hacer política ferroviaria propia. Creo que la Xunta debería apostar por impulsarlo, reclamando competencias, intentando pactar con el Estado e incluso creando una empresa o construyendo líneas. No implica tener un tren a cada concello, pero sí que sea el tronco del sistema de transporte entre ciudades y vilas, igual que en Suiza. Eso exige una inversión, pero las autovías también. Y no creo que sea demasiado tarde. 

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