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Recetas para mitigar el calentamiento global

La piel que muda el cambio climático

Los efectos de la sequía y las olas de calor ya se dejan sentir en Galicia, que deberá duplicar esfuerzos contra los incendios, las plagas y nuevas enfermedades, diseñar cutivos más resistentes al estrés hídrico y optimizar el uso del agua

Vista general del embalse de As Portas, en Ourense, durante este mes. / BRAIS LORENZO

¿Cómo será Galicia con el cambio climático? En el horizonte de 2050 podemos pensar en un cambio cromático. La reducción de la Galicia verde, por la falta de lluvia creciente y las olas de incendios cada vez más virulentos, y de la Galicia azul, por la subida –en altura– de 20 centímetros del nivel del mar, que haría desaparecer cientos de playas, según las proyecciones de la organización Climate Central. Expertos de seis áreas consultadas describen ese futuro (que ya está aquí) y plantean sus recetas para mitigarlo: planes contra la sequía en todos los concellos y un uso responsable del agua, más energías renovables, reducir los viajes en avión, fomentar el teletrabajo y el transporte público. Además de más investigación básica sobre calentamiento global, algunas voces académicas abogarían por reducir el consumo de carne o subir los impuestos a la industria más contaminante. Llega el turno de la acción.

Las presas gallegas continúan, una semana más, reduciendo su reservas de agua y en los montes, el fuego ha dejado escenas postapocalípticas. Las consecuencias de la sequía que padece Europa por la ausencia de precipitaciones en los últimos meses han tocado también al “país de los mil ríos”. El calentamiento global no esquiva tampoco las rías, ni las sierras. Precisamente, uno de los fenómenos que más preocupa a los expertos son los incendios forestales, que irán a más si la situación de abandono de montes no cesa.

"Vivimos en un planeta eminentemente urbano, por lo tanto, la lucha contra el cambio climático tiene en las ciudades y sus territorios periféricos su principal campo de batalla. Los entornos urbanos son especialmente propensos al estrés térmico por el efecto llamado ‘isla de calor’ urbana”, explica la doctora en Arquitectura Teresa Táboas, única integrante española del Consejo de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA).

“Los bosques urbanos generan efectos positivos medioambientales, económicos y sociales porque, además de reducir la contaminación del aire, capturando y almacenando el dióxido de carbono atmosférico durante la fotosíntesis, permiten modificar el gasto en aire acondicionado, generan espacios públicos de convivencia y con ello fomentan también una vida en el exterior más saludable”, reflexiona. Entre los “principios básicos” que propone Táboas para la arquitectura actual estarían la escala humana: diseñar espacios públicos en torno al peatón y no al coche, para mitigar los efectos climáticos. El segundo principio es “recuperar, restaurar y rehabilitar” y el tercero, “ruralizar el hecho urbano”; es decir, dejar de dar la espalda a la periferia, y por lo tanto al territorio, al medio ambiente. “Tener una mayor conciencia ecológica y planificar espacios ambivalentes entre lo comúnmente denominado rural y lo concebido como urbano. Espacios híbridos, ni urbano ni rural, sino una especie de síntesis que bien podría denominarse rurbano”. En su opinión, esto supondría “menos consumo de agua, menos despilfarro de insumos energéticos, menos generación de residuos...”. ¿Un último consejo de la arquitecta? “Hay que introducir el ritmo de agotamiento de los recursos en la ecuación urbanística, esto aportaría un nuevo significado a la idea de urgencia en la respuesta”.

“Además de reciclar, los gallegos deben intentar gastar menos”, aconsejan

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Coincide en la ‘receta’ la urbanista gallega Elvira Carregado, que para lograr el objetivo de “que las personas se desplacen menos en transporte privado” también plantea dotar de más árboles a las ciudades, como es en su caso, la de Ourense. “Un paseo desde As Lagoas al centro es corto, pero imposible con los rigores del sol en agosto”, ejemplifica. A la vez que aminoran el efecto del calor, proveen de sombra a los viandantes. “A las ciudades les hace falta suprimir superficies duras y aumentar las blandas”, explica. Otro consejo, , “además de reciclar, hay que intentar gastar menos”, aconseja. Precisamente, “sensibilizar sobre el concepto de decrecimiento” –regular la publicidad y los mensajes pro-consumo, visibilizando el impacto del consumo sobre el cambio climático– es una de las recomendaciones de la Asamblea ciudadana para el Clima, que también denuncia que “existe poco aprovechamiento de las aguas de lluvia y las aguas grises en los edificios”. Otras voces alertan de la necesidad de no masificar la instalación de aire acondicionado; una tentación en el sur de Galicia, que ha visto duplicar estos sistemas.

La salud tampoco es ajena a los rigores del clima. Galicia experimenta cerca de una veintena de muertes al año a causa del calentamiento global, según señaló el investigador gallego Dominic Royé. “Concretamente, el número de muertes por calor relacionado con el cambio climático supera la barrera de los 700 por año en las capitales de provincia de España”, concluía un estudio internacional –publicado en la revista Nature Climate Change con datos de 43 países–. Pero no solo se trata de muertes por golpes de calor o de que el calor extremo es potencialmente peligroso para aquellos que tienen enfermedades crónicas –las personas con diabetes pueden descompensarse por esta causa–. “La introducción de especies animales y vegetales no autóctonas y la ampliación de áreas de influencia, forzosamente influyen en la salud de la población a medio o largo plazo. Aquí llevamos años viendo reacciones alérgicas de mayor o menor gravedad a causa de picaduras de mosquitos u otros insectos que antaño no sobrevivían tan al norte”, ejemplifica el jefe de Medicina Preventiva del hospital Ribera Povisa en Vigo, Jorge Cavero tras citar el caso del dengue en el continente americano.

De hecho, las garrapatas, son una amenaza casi invisible que coge fuerza con el aumento de las altas temperaturas y que supone cerca del 20% de las enfermedades infecciosas. Galicia es, además la segunda comunidad después de Asturias con más hospitalizados por una dolencia que causan estos artrópodos: la enfermedad de Lyme o borreliosis se incrementó hasta en un 160%, con 71 ingresados en dos años. Entre ellos, por citar un caso público, el padre del alcalde de Cerdedo-Cotobade, Jorge Cubela, que compartió en redes sociales el calvario vivido por su progenitor, que estuvo 40 días ingresado por la picadura.

También hay cambios en el ciclo reproductivo de los insectos, ya que aumentan sus puestas de huevos, explican los expertos. En los estanques, fuentes y piscinas de las ciudades comienzan, por otro lado, a ser cada vez más frecuentes concentraciones de abejas y avispas que tratan de beber el agua estancada que no encuentran ya en la naturaleza. Si no llueve, por otro lado, tampoco nacen flores y las abejas no pueden alimentarse de su néctar. Estos insectos, fundamentales para el equilibrio ecológico, se ven muy afectados por los cambios bruscos en sus ecosistemas. La falta de lluvias atrae a sus colmenas a la varroa, un ácaro destructor que puede acabar con las colmenas. Pues bien, las altas temperaturas estivales ya han merman la cosecha de miel de castaño y de silva este año en comarcas como el Deza.

Los cultivos son otro de los ámbitos más afectados. Y, de nuevo, los efectos ya están aquí: el cereal de secano pierde hasta un 70% la producción. Mientras los científicos exprimen una contrarreloj para testar las variedades que mejor soportan el estrés hídrico, el debate se traslada también al monte.

Los futuros técnicos que estudian con qué especies repoblar o rehabilitar ecosistemas en Galicia ya piensan no tanto en los que tradicionalmente se dieron en nuestros bosques sino en la tendencia que vendrá en las próximas décadas. “Estamos viendo ejemplares de roble que están más débiles en verano; incluso pierden la hoja de forma temprana, hasta registrar mortalidad por sequía o debilidad por plagas u hongos”, asegura el director de la Escuela de Ingeniería Forestal de Pontevedra, Juan Picos.

“Habrá nuevas enfermedades propagadas por mosquitos o garrapatas”

Jorge Cavero - Medicina preventiva povisa

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“Hay expertos que indican que el cambio climático no crea nuevas enfermedades, sino que redistribuye geográficamente y amplifica las ya existentes”, explica el doctor Jorge Cavero. “De cualquier modo, los epidemiólogos llevan tiempo monitorizando la aparición de enfermedades infecciosas de propagación por vectores como mosquitos y artrópodos y pienso que éstas serán las de nueva aparición. Un ejemplo es la fiebre hemorrágica de Crimea Congo, ocasionada por un virus transmitido por garrapatas, que siendo endémica en África, Medio Oriente y Asia, ha sido detectada en España aunque todavía no en Galicia”, añade el experto.

“La relación y uso del agua a nivel agropecuario tiene que cambiar”

Juan Añel - Revisor de un grupo del IPCC

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El físico de la Universidade de Vigo, Juan Añel, que fue revisor de un grupo de trabajo del IPCC, pone el acento en los usos del agua en Galicia [La Ley de la Xunta del ciclo integral del agua entrará en vigor el 1 de septiembre]. “Tiene que haber un cambio de paradigma en cómo nos relacionamos y usamos el agua en Galicia, ya que no estamos acostumbrados a restricciones y cortes de agua en muchos núcleos gallegos ”, indica. “Los patrones de precipitación serán totalmente diferentes y también habrá patrones de sequía más prolongados. “Tenemos que repensarlo y hacer un menor uso agropecuario”, insiste. Al mismo tiempo, llama a hacer un plan de prevención de la sequía en todos los concellos.

“Hay que diseñar ciudades en las que todo esté a menos de 15 minutos”

Elvira Carregado - Urbanista

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La urbanista y secretaria del colegio de Arquitectos de Galicia, Elvira Carregado, reconoce que tras el boom de la construcción de los años 70, heredamos “ciudades diseñadas para coches, no para personas”. “El 80% de lo construido hoy en España no es sostenible, porque está edificado antes de la entrada en vigor del Código técnico de la edificación: las normas que ahora nos obligan a construir edificios bien aislados y que consuman poco”, contextualiza ¿Qué se puede hacer ahora? “Planificar”, explica, para minimizar el impacto de nuestra ecológica. “Se habla de la ‘ciudad de los 15 minutos’. Que cuando se piense en las ciudades, se diseñen ámbitos urbanos en los que no sea necesario usar el transporte privado, porque todo esté a menos de 15 minutos”.

“Olas de calor y tormentas secas ‘cocinan’ muchos de los fuegos”

Juan Picos - Director Ingeniería Forestal

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“Uno de los factores que más condiciona la intensidad de los incendios es la cantidad de combustible vegetal y su disponibilidad. Lo que están haciendo estas olas de calor es poner disponible para arder en verano mucha masa forestal en fuegos muy intensos”, explica el director de la Escuela de Ingeniería Forestal de Pontevedra, Juan Picos, con los fuegos ‘de nueva generación’ en el retrovisor. “Este año hemos tenido un fenómeno que no suele ser habitual en Galicia: tormentas secas –6.000 rayos sin precipitación–, que llegaron a zonas arboladas y crearon incendios simultáneos”. “Son ingredientes que cocinan esos fuegos inabarcables por cualquier dispositivo de extinción porque son simultáneos”, explica. La única medida eficaz para Picos es intervenir sobre la masa vegetal.

“El impacto de un árbol sano equivale a diez aparatos de aire acondicionado ”

Teresa Táboas - Arquitecta

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“Hay una necesidad urgente de reducir las emisiones de dióxido de carbono, pero también de proteger a las poblaciones contra las lluvias torrenciales, la subida de los mares y las olas de calor cada vez más frecuentes, pero sin olvidar que las soluciones climáticas deben reducir y no incrementar la brecha entre los diferentes niveles de renta”, explica la arquitecta. “Una de las más simples medidas desde el diseño urbano y, quizás, muy efectiva para reducir los episodios de calor extremo es la de plantar árboles. Según los datos del departamento de Agricultura de EE.UU., el impacto de enfriamiento de un solo árbol sano a través de la evaporación y la sombra equivale a diez aparatos de aire acondicionado del tamaño de una habitación funcionando las 24 horas del día”.

“Buscar variedades resilientes al cambio climático en los cultivos ”

Elena Cartea - Directora Grupo Brásicas

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La directora del grupo de Genética, Mejora y Bioquímica de Brásicas hortícolas en la Misión Biológica de Galicia, en Pontevedra explica que el cambio climático ha impactado en la agricultura tradicional y en investigación se trabaja para lograr variedades más resilientes a las nuevas condiciones meteorológicas. “Vemos contrastes bruscos de temperatura y falta de estacionalidad: en primavera hace frío y, en octubre, llega el calor”, ilustra. “Intentamos buscar variedades resilientes al cambio climático en los cultivos. Que estén adaptadas a las amenazas inminentes de subida de temperatura y falta de agua para poder garantizar la sostenibilidad de la agricultura y la producción de los alimentos”, completa. El reto es doble por el riesgo de nuevas plagas y enfermedades.

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