La Xunta de Galicia acaba de poner en marcha el protocolo unificado de actuación en el Sergas ante casos sospechosos de sumisión química. Tal y como informó la Consellería de Fomento del Empleo e Igualdad, la conselleira, María Jesús Lorenzana, se reunió con el director general de Asistencia Sanitaria del Sergas, Jorge Aboal, que le trasladó un documento ya remitido a las siete áreas sanitarias para comenzar a funcionar "de inmediato", pero que estará sujeto "a permanente revisión y actualización con las aportaciones que se reciban".

El documento se derivará al Observatorio Gallego da Violencia de Género, dependiente de la Consellería de Promoción del Empleo e Igualdad, para que se estudie y se presenten alegatos.

En concreto, el protocolo elaborado por el Sergas tomó como base lo que se realizó anteriormente en el servicio de Urxencias del área sanitaria de Ourense, ahora "sistematizado y adaptado" a un formato común para todas las áreas sanitarias y "extendiéndolo también a la Atención Primaria". Entre otros, el protocolo define las sustancias más habituales en casos de sumisión química y los indicadores de sospecha que deberá tener en cuenta el personal sanitario tanto de atención primaria como de urgencias.

Dentro de los servicios de urgencias, el documento define los motivos de consulta que deben registrarse en la historia clínica durante lo proceso de triaje y realiza recomendaciones como la práctica de la anamnesis, es decir, preguntas al paciente, en un box cerrado y la exploración física ante testigos tanto sanitarias como, si así lo quisiera el afectado o afectada, de sus acompañantes.

El protocolo fija, por último, las pruebas diagnósticas y toxicológicas a realizar ante este tipo de casos, tanto para detectar consecuencias clínicas de la sumisión química como para descubrir las sustancias empleadas en el supuesto delito.

A este respecto, el documento indica los marcadores a realizar para pedir las pruebas mediante el sistema de historia clínica electrónica y define el procedimiento legal para, después de la correspondiente denuncia, recoger estas muestras y garantizar una cadena de custodia en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y del Instituto de Medicamento Legal de Galicia.

El protocolo establece la necesidad de extender un parte de lesiones en todos los casos y marca unas pautas de seguimiento clínico posterior para, según las circunstancias del caso, proceder a la profilaxis ante posibles infecciones o a la derivación a unidades de salud mental o de trabajo social para apoyo a la víctima.

Aumento de casos

La exposición de motivos del protocolo define la sumisión química y destaca que el Instituto Nacional de Toxicología detectó en los últimos años un aumento de los casos de agresiones sexuales en situaciones de abuso de alcohol y de otras drogas, así como el uso intencional de sustancia químicas.

Señalan que la víctima suele ser una mujer joven, habitualmente menor de 30 años, mientras que el agresor acostumbra ser un hombre que, en un alto porcentaje de los casos (hasta en el 70%), es un conocido de la víctima.

Se identifican como drogas habituales en estos aquellas sustancias solubles en un medio acuoso que no dan olor, sabor o color a la bebida en que se emplean, que son efectivas las dosis bajas y que tienen efectos inespecíficos que puedan confundirse con una intoxicación etílica o una enfermedad, y así no levantar sospechas.

Entre estas drogas pueden mencionarse las benzodiacepinas, alcaloides como la burundanga; analgésicos como la ketamina o el fentanilo; o los barbitúricos como el éxtasis líquido (GHB) o opiáceos, LSD y otros derivados alucinógenos.

Explican que todas ellas producen una afectación del estado de conciencia de forma relativamente rápida y prolongada y ocasionan un mayor o menor grado de amnesia que puede llevar a la víctima a dudar sobre la existencia de una agresión sexual y que, en todo caso, dificultan su capacidad de acercar datos y detalles.