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Autovía directa para atender infartos: "Notas cómo te vas, como si te desenchufaran"

La red Progaliam redujo tiempos y mortalidad, con 7.661 pacientes atendidos de 2015 a 2021 | El Sergas prevé cuatro nuevas salas de hemodinámica, dos en Vigo, a finales de este año

El vigués Miguel Ángel Castro, que se recupera de un infarto, con su mujer Chely Simón, en Alcabre (Vigo). // Ricardo Grobas

Al “ruleiro” (trabajador de la lonja) de Vigo, Miguel Ángel Castro Estévez, la vida se le escapaba entre los dedos con 54 años. Lo sabía. Eran las nueve y veinte de la noche de un día más y se empezó a encontrar mal. A pasos agigantados, sintió un dolor “desgarrador” en el brazo izquierdo. “Tenía muy claro que estaba infartando”, explica. Y empezó a aplicar todo lo que había leído en estos casos. Por eso, agradece la empatía de aquel equipo del 061 que acudió veloz el pasado 4 de octubre a su domicilio en Alcabre tras la llamada de su mujer, Chely Simón, para revertir un final que, por momentos, parecía inevitable. “Se dieron cuenta de la gravedad de la situación. Yo les pregunté, directamente, si me moría o llegaría al hospital. Ellos me recordaron la sangre fría que tuve, días después. Pero alguien me tocó en ese momento y eso, sí lo recuerdo perfectamente”, agradece. “Me dijeron: tranquilo, en siete minutos estamos en el Cunqueiro” [Por el hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo]”. De allí, a la camilla del quirófano y en quizás, solo 40 minutos desde la llamada a la ambulancia, me estaban operando”.

MIGUEL ANGEL CASTRO Ricardo Grobas

Eso salvó su vida. “Tuve muchísima suerte a todos los niveles. A mí se me obstruyeron dos vías al mismo tiempo. Algo poco común. Y, después de instalarme un stent, al intervenir en la segunda, me quedé. Notas cómo te vas, como si te desenchufaran. Tuvieron que reanimarme”, explica. Todo le ha quedado grabado a fuego. Los vómitos de después de volver a la vida, también. Lo operaron ‘despierto’, a través de cateterismo y él mismo veía, como si de una película futurista se tratase, su propia operación en una pantalla de plasta. Hasta su corazón, sin latido. Una experiencia grave, pero con final feliz. Aún en proceso de recuperación y de baja –no ha vuelto a conducir su moto, por ejemplo– este paciente se muestra tan agradecido a la vida, como a todo el personal médico que le atendió.

Miguel Ángel es solo uno de los 7.661 casos que la Consellería de Sanidade ha contabilizado en Galicia, que ha atendido dentro del Programa gallego de atención al infarto de miocardio “Progaliam 2022”, con síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST, que en el argot médico se conoce con las siglas SCASEST. De ellos, más del 96% tuvieron como resultado una reperfusión, expresa la subdirectora xeral de Atención Hospitalaria, Raquel Vázquez Morelle. Esta intervención, considerada como la más adecuada en la mayor parte de los casos, tiene como requisito contar con una sala de hemodinámica.

La Xunta decidió emplear parte de los Fondos Europeos Next Generation para mejorar la equipación en las salas de hemodinámica del hospitales gallegos –casi 6 millones de euros–, que irán a la ampliación y renovación de las salas. La dos de Vigo, una en Santiago y otra en A Coruña estarán listas, según el Sergas, a finales de este año. También está prevista la dotación de otra sala de hemodinámica en el hospital pontevedrés de Montecelo y en el área sanitarias de A Coruña y otra en Ourense”.

La atención al infarto agudo de miocardio es tiempo-dependiente”, expresa la subdirectora xeral de Atención Hospitalaria, Raquel Vázquez Morelle. Es decir, “cuanto antes demande el paciente la atención y más rápido se efectúe, menor mortalidad se registrará”, enfatiza.

“El sistema ha respondido con robustez durante la pandemia, con uno de los menores tiempos registrados, que pasaron de 102 minutos a 99 minutos, asegura Vázquez Mourelle. “Galicia fue la primera comunidad pluriprovincial en implantar esta red de atención en 2055”, indica.

“Progaliam“ consiguió reducir los tiempos de atención sanitaria en los últimos años. Las enfermedades coronarias son una prioridad para el Servicio Gallego de Salud al representar la primera causa de muerte en el mundo. Progaliam ha definido como objetivo mejorar la expectativa y la calidad de vida de los pacientes con infarto agudo, además de promover la equidad en el acceso a las prestaciones del sistema sanitario público gallego, independientemente del emplazamiento geográfico del enfermo.

“Es como una autovía directa; es una red lista para atender, desde el punto donde esté el paciente al hospital, la distancia será la misma para todos; solo necesitamos que nos avise”, explica el cardiólogo del CHUAC, Guillermo Aldama. En la parte negativa, un 30% de pacientes a los que ya no dio tiempo a llamar a los servicios de emergencias.

Como es sabido, los tiempos de respuesta asistencial juegan un papel fundamental en este tipo de accidentes cardiovasculares. Así, durante los últimos cinco años, la aplicación de este programa y el trabajo coordinado de los profesionales del Sergas permitió reducir en casi 10 minutos –hasta los 82–, el tiempo medio que transcurre desde el primer contacto médico hasta la llegada a la sala de hemodinámica, explica Aldama.

También hace hincapié el cardiólogo en la importancia de distinguir los síntomas del infarto, ya que “no son iguales en todos los casos”. Se refiere el profesional a la bastante común sensación de presión en el pecho, pero matiza que en ocasiones llega hasta el estómago y otras, al brazo izquierdo, a veces acompañados de mareos y sudoración. Del mismo modo, otros de los indicadores que evalúa el Registro gallego del infarto agudo de miocardio es lo que mide el tiempo que va desde la realización del electrocardiograma de diagnóstico hasta el momento de la apertura de la arteria responsable del infarto. En este caso, los datos del año 2021 reflejaron que Galicia se sitúa 21 minutos por debajo del estándar de calidad establecido por la Sociedad Española de Cardiología, fijado en 120 minutos.

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