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Miguel Ángel Escotet | Rector Universidad Intercontinental de la Empresa

“Google, Amazon y Microsoft estarán en el consejo asesor de la Universidad”

“Es un error pensar que los grados son para un trabajo; hay que formar profesionales que se adapten al cambio social y tecnológico”

Miguel Ángel Escotet, en la sede de Afundación en Vigo esta semana. // Ricardo Grobas

A Miguel Ángel Escotet le gusta identificarse como profesor, la vocación que adora, y como ciudadano del mundo, aunque sea tópico. Profesor emérito de la Universidad de Texas, de la que fue decano de Educación y fundador de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela –también cofundador de la Metropolitana de Caracas– fue rector de la Universidad iberoamericana. Y ahora lo es de la primera Universidad privada de Galicia, la Intercontinental de la Empresa. “Tengo un gran cariño a España, pero también a EEUU, Argentina, Venezuela, Colombia, a Taiwán...”, expresa sin perder de vista su condición de emigrante. “Lo terrible es que uno añora lo mejor de cada país o, como decía García Márquez, el que emigra cambia una nostalgia por otra”, comparte. Criado en una aldea asturiana, Nava, hijo de contable y nieto de militar, Escotet vivió en Gijón aunque nació en León. Y siempre fue del Sporting de Gijón, aunque uno de sus familiares fuese fundador del Oviedo. Todo en orden... hasta que llegaba el derbi.

–Como alma mater de la UIE, explíquenos, ¿es una propuesta inédita o en qué modelo se inspira?

–Es un modelo universitario que agrupa muchos otros y es inédito en algunas partes. Queremos una propuesta universitaria inmersiva, no un simple paso turístico. En ese sentido, el modelo que queremos proponer está centrado en el estudiante y tiene total transparencia.

–-Otra novedad es el contrato de aprendizaje. ¿En qué consiste?

–Es algo que observé hace muchos años; una de las grandes innovaciones en los años 70 implantada en una universidad pública de EE UU. Pero el contrato de aprendizaje es novedoso en Europa. Intentamos que el estudiante tenga un contrato para cada una de las asignaturas –que se hace entre el profesor, el estudiante y la universidad– y un contrato global en función de lo que va a estudiar. Son tres partes. Todos los profesores tienen que marcar qué quieren enseñar y lo que el estudiante tiene que aprender. Negro sobre blanco. Va más allá de una simple guía de estudios. Se les indica qué va a hacer el docente cada día y el estudiante tiene que saber qué tiene que hacer él y qué recursos precisa. El contrato tiene también una serie de exigencias.

–Sorprende que haya una nota media para continuar.

–Ciertamente, la UIE plantea que un estudiante debe tener un promedio determinado para mantenerse en la institución ¿Esto quiere decir que una persona matriculada no podrá seguir? No. Pero habrá estándares de calidad y para mantenerlos, necesitamos un sistema que ayude al estudiante. En esta universidad son obligatorios, no opcionales, los tutores y el mentoring. Creemos en la evaluación continua y en que se ayude al alumno cuando se encuentra que no está cumpliendo con las metas que se exigen, ayudarlo a superar ese problema.

Miguel Ángel Escotet, rector de la nueva universidad de Abanca Ricardo Grobas

–¿Han fichado a algún ‘profesor estrella’ de otras universidades o del mundo de la empresa?

–Nos estamos planteando una plantilla de profesores locales, nacionales e internacionales y habrá otros que están en la empresa y que aporten knowhow. Para nosotros, es fundamental el aprendizaje-experiencia: una simbiosis entre teoría y práctica. Por eso no esperamos a final de Grado para hacer las prácticas.

–¿Tratarán de atraer alumnos de otras comunidades o países?

–Nuestra intención es captar estudiantes locales, que se van fuera de la comunidad ahora mismo en un porcentaje alto, a estudiar a otras comunidades o países. En el Instituto de Educación Superior Intercontinental de la Empresa (IESIDE), en nuestro MBA la mitad de los estudiantes son extranjeros. No es nada nuevo: queremos una comunidad de aprendizaje internacional. Vamos a comenzar con pocos estudiantes este año, no queremos pasar de 130-140. La UIE es una institución que tendrá características metodológicas muy distintas y eso implica la formación de profesores y grupos pequeños de alumnos.

–¿Han firmado convenios con otras universidades?

–Se ha dado un relevante impulso al proceso de internacionalización con convenios de colaboración con universidades de Europa: la London School of Economics, Haute École de Gestion de Genève, Dublin Business School de Irlanda, Flensburg University of Applied Sciences de Alemania [entre otras]. En América, hay acuerdos con Georgetown University, la Universidad de California, en Riverside y la New York State University. Y en Asia, colaboración con UIBE y Tianjing Foreign Studies University, de China.

–¿Ha habido ya alguna empresa interesada en apoyar la UIE?

–El apoyo empresarial es total, empezando por el de la propia institución que patrocina esta universidad, que es Abanca y Afundación. Pero puedo anunciar que ya tenemos tres instituciones multinacionales que van a formar parte del consejo asesor internacional, que son Google, Amazon y Microsoft. Nuestra Universidad piensa en la persona. Estamos interesados en la innovación, en las nuevas tecnologías, en lo que va a ser el mundo de transformación que viene. Así que estas instituciones van a contribuir con su asesoramiento. También tenemos un consejo nacional asesor, con instituciones estatales y gallegas. No buscamos dinero, buscamos ideas, apoyo intelectual...

–¿Será en el programa docente o en prácticas?

–Tenemos dos ingenierías: una de sistemas inteligentes y otro Master en Data Science que hacen que también necesitemos empresas de tecnología. Así, alcanzamos también un acuerdo con una fundación muy importante en Washington que está vinculada al “segundo Silicon Valley”. Cuando nuestros alumnos terminen los grados, tendrán la opción de tener una pasantía de seis meses en empresas de EE UU.

Adaptar las titulaciones de Grado a las demandas del mercado laboral, ¿le parece buena idea?

–He escrito un libro sobre ese tema y creo que es un concepto equivocado. La universidad debe preparar para una vida y trabajo que también cambia. Creo que se comete un error al pensar que las universidades son para un puesto de trabajo. Muchas veces formamos profesionales para un mundo que no existe, que ya pasó. Tienen que ser capaces de adaptarse al cambio social, estructural científico y tecnológico.

“El debate no es pública o privada; es buena o mala”


–-En España el número de universidades privadas se multiplicó por cinco desde 1995 hasta 2018. De 7 a 34. ¿Quizás se han 'regalado’ títulos?

–Yo no puedo decirlo porque no lo sé Pero las mejores universidades hoy en día son privadas en todo el mundo: Harvard, MIT, Stanford… El debate para mí que debe tener la universidad en el mundo no es que sea pública o privada sino que sea buena o mala. Y tenemos que usar los mismos estándares de evaluación de la calidad. Ahí es donde está el debate: ¿cómo mejoramos la calidad de educación?

–¿Cómo han visto los rectores de las universidades públicas la creación de este proyecto?

–Yo he sido rector de una universidad pública y creo que tengo una cordial relación con los tres rectores gallegos. Y, el tiempo lo dirá, pero creo que podría ser una relación perfecta. Hay un problema en muchas universidades que es captar estudiantes. Aunque sin alumnos no hay universidad, deberíamos lograr que más jóvenes y mayores participen de la universidad y no luchar tanto por el número de estudiantes. No me extrañó saber que iba haber una reticencia a la creación de la UIE y no me he sentido ofendido. No ha sido fácil. Siempre digo que somos una universidad de servicio público y de gestión privada. Esa es mi filosofía. La educación no es patrimonio de nadie; es un derecho de la sociedad.

–Insiste usted en que no hay una finalidad económica.

–Nuestra institución no es comercial ni tenemos fines de lucro. La única misión desde el punto de vista económico es que se mantenga, que sea sostenible. No hay reparto de dividendos, y todos los posibles ingresos que pueda tener más allá de la sostenibilidad serán para becas y para la propia institución y el mantenimiento docente.

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