“La organización del final de curso de ESO es consecuencia de las medidas impuestas por el Gobierno del Estado que, a través de un Real Decreto, cambió las reglas de juego a la mitad de este curso, una improvisación más en la aplicación de la nueva ley educativa”, valora la Consellería de Educación sobre la aplicación de la conocida como Ley Celáa a aspectos palpables en el aula como adelantar los exámenes de septiembre a junio.

A finales de mayo, cuando se acabó el temario del curso en Secundaria y Bachillerato –y desde que se comunicaron las notas de la evaluación del tercer trimestre, el 6 de junio– los alumnos han dejado de recibir clases específicas de las materias. Por eso, padres, alumnos y docentes claman contra un fin de curso con clases, pero sin docencia, centrado en que los alumnos con suspensos preparasen la recuperación. Esta situación provoca malestar y absentismo entre los alumnos aprobados. “Como es conocido, esto obligó a Galicia a adaptar el calendario escolar, especialmente en el final de curso, a través de una orden específica”, señalan desde la Xunta.