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Padres, alumnos y docentes claman contra un fin de curso con clases pero sin docencia

“Un despropósito”, lamentan profesores que llevan aulas con estudiantes ya aprobados y otros para recuperar materias | ¿Por qué vengo a clase a ver una peli?, se preguntan en 2º de ESO

Alumnos de 2º de Bachillerato de un IES gallego, que asisten a una conferencia. P. Hernández

Una buena alumna de 13 años –ha obtenido notables y sobresalientes en casi todas las materias– y que cursa 2º de la ESO se pregunta por qué tiene que levantarse a las siete de la mañana para estar en clase a las ocho y media, si luego “va a ver una peli y leer un libro” que, además, lleva ella. “Dice que, para eso, ya se queda en casa”, explica su madre. “Otros compañeros suyos [todos de un instituto concertado de Vigo] se han ausentado estos días y el resultado es que los tutores les han advertido de que las faltas tienen que estar justificadas por los padres y solo son aptas en caso de enfermedad o circunstancias excepcionales”, completan. Escuchamos el mismo testimonio de una alumna de edad similar: 14 años, y también en la ESO, pero en otro centro concertado de Vigo (el Amor de Dios). Ha tenido una discusión con su madre antes de salir de casa: “No quería ir a clase”, protesta su progenitora. Casualmente, la madre es docente en otro instituto gallego y conoce bien la situación. “Tenemos tres semanas para esforzarnos en que recuperen los alumnos suspensos o para examinar a los (pocos) alumnos que desean subir nota. Pero los profesores no pueden diseñar tareas para los aprobados y los no aprobados. Están “desbordados, porque están desarrollando talleres, excursiones, salidas o actividades... ”, lamentan. “El próximo curso no podemos tener lo mismo: tres semanas en el centro al alumno sabiendo que ya está aprobado”, expresan. Un pequeño caos.

A finales de mayo, cuando se acabó el temario del curso en Secundaria y Bachillerato –y desde que se comunicaron las notas de la evaluación del tercer trimestre, el 6 de junio– los alumnos han dejado de recibir clases específicas de las materias. Padres, alumnos y docentes claman por este fin de curso con clases, pero sin docencia. ¿Por qué? Pues porque la situación en muchas aulas es “un despropósito”, o un “sin sentido”, en palabras de los docentes. Se juntan alumnos que tienen que preparar exámenes de recuperación, que ahora se celebran este mes en vez de en septiembre, con otros que ya saben que –al menos según la media aritmética de las evaluaciones– que han aprobado las materias. Los profesores no dan para atender a todo. Y la afluencia de jóvenes ya se nota en los alrededores de algunos centros comerciales.

No se trata de un problema nuevo. Ocurría en cursos anteriores, pero ahora dura más, porque se han adelantado los exámenes de septiembre a junio. Este curso son tres semanas en las que es obligatorio “ir al cole para no hacer nada”, lamentan. La misma situación se repetirá el próximo curso, avanzan.

La presidenta de las FOANPAS de Vigo, Iria Salvande, explica que han denunciado tanto esta situación, como el cambio de criterio a mitad de curso. “Es absurdo. Los alumnos no avanzan nada porque ya se cerró la evaluación y las notas están puestas. Parece que se está usando los institutos más como medida de conciliación para algunas familias, que para dar contenidos”, lamentan también desde ANPAS galegas.

“Es un absurdo: los aprobados están sin hacer nada desde finales de mayo”

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“Haber eliminado la convocatoria de septiembre es una ventaja grande porque el alumnado no tiene que estudiar en verano”, valora la directora del IES Valadares de Vigo, Eva López. “Tienen todo mucho más fresco y pueden estudiar aquí las materias con los profesores, pero a los docentes que están tan involucrados en las recuperaciones, les resulta imposible estar en el aula con alumnos que no tienen materias que recuperar y cuyo interés no consiguen despertar”, añade. “Al final, lo que provoca en el alumnado es que se quieran quedar en casa”, ratifica la directora. Para el profesorado, la situación no es mejor. En el caso específico de este centro, por poner un ejemplo, se han puesto a diseñar actividades como semanas culturales, con un gran esfuerzo de trabajo. "Junio se convierte en una organización tremenda, junto con el agotamiento por no parar a nivel de evaluaciones”, explican.

Sin embargo, desde la Asociación de Directivos de Galicia (ADDIGA), la presidenta Isabel Ruso, resta importancia a la problemática. Diez de quince centros consultados de A Coruña y alrededores, Sarria y Pontevedra refieren incidencias. “No hemos recibido muchas quejas o problemas de falta de asistencia, aunque es cierto que el ambiente es más festivo y relajado”, resume la directiva de un histórico centro coruñés, el IES Eusebio da Guarda, desde su perspectiva. “Es una época distinta, con actividades, excursiones o entregas de premios”. Es más, Isabel Ruso advierte: “Las notas que se han llevado aún no son las evaluaciones finales”.

En otro IES de Pontevedra, otro alumno de 1º de la ESO –que cuenta con tres líneas por curso en su centro–, explica que son pocos los que suspendieron (unos tres por aula), así que la gran mayoría de los estudiantes hacen trabajos, que puntúan como máximo 0,5 para la nota final. “Hay compañeros que hacen exámenes, por lo que nos exigen estar en silencio. Otros profesores nos ponen películas... o recurren a pantallas, o nos dejan leer mientras ellos dan clase y refuerzo a los suspensos”, prosiguen.  En otro instituto consultado, la profesora de Literatura ha hecho un scape room en el ordenador con los libros que han leído durante el curso, la de geografía un juego de tipo concurso para reforzar la materia… Pero todo depende del profesor y en todo caso, los niños que han aprobado, –aseguran– ya han desconectado.

La organización se complica con los docentes que se presentan a oposición... y en los tribunales

La situación, ya complicada, se vuelve más difícil en aquellos centros públicos en los que los profesores se presentan a oposiciones de Educación –los que han pedido permisos llegan hasta nueve en algunos IES gallegos– y se suman a los que ocupan un tribunal educativo. Es decir, son menos ‘efectivos’ para cubrir grupos de estudiantes, guardias y alumnado, precisamente en el momento del año en que se quedan sin carga docente y con muchas horas que ocupar. “Se quedan grupos sin profesores”, advierten.

La ley [Celaá] marca que este plazo que va hasta el final del curso se podrá dedicar en exclusiva a actividades de repaso, profundización... pero no de avance de materia. Si introduces conceptos nuevos, vas contra la ley”, indica la directora del instituto vigués IES Santomé, María Sío. De todos modos, confirma que la sensación –aunque pueden subir nota–, es desmotivante porque no están acostumbrados. “Es lo que se impone, hay que acostumbrarse”, lamenta.

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