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La Xunta descubre irregularidades en un tercio de las inspecciones agroalimentarias

De los más de 400 controles a industrias y almacenes en un año, 139 derivaron en expediente | Los inspectores vigilan la calidad de los productos, las autorizaciones y el etiquetado

Productos cárnicos en un puesto del mercado de O Calvario Marta G. Brea

Galicia calidade. Es el sello que diferencia a los productos que llegan cada día a los hogares de la comunidad, pero que también cruzan fronteras y son los platos estrella en las cocinas de chefs de todo el mundo. Desde la Xunta se proponen impulsar el rural a través de la calidad y singularidad de los productos agroalimentarios gallegos. Para garantizar que la gastronomía de Galicia se mantengan en el top de reconocimiento y valoración tanto dentro como fuera de la comunidad, los inspectores de Medio Rural peinan las industrias y almacenes de todo el territorio para realizar controles de todos los productos que llegan cada día a supermercados, ferias y mercados.

Aunque en el año del estallido de la pandemia, los técnicos de la Dirección Xeral de Gandaría, Agricultura e Industrias Agroalimentarias realizaron menos inspecciones que los ejercicios anteriores por el parón de las actividades debido a las restricciones impuestas, hubo un porcentaje más alto de irregularidades detectadas. En 2020, según los últimos datos disponibles de la Consellería de Medio Rural, se realizaron un total de 401 controles de calidad alimentaria en la comunidad, de los que 139 derivaron en la apertura de un expediente. Es decir, en un tercio de las inspecciones realizadas –en concreto, en un 34,6%– se apreció alguna anomalía en la calidad comercial de los alimentos, ya sea en materia de autorizaciones, documentación exigida, composición de los productos o cuestiones relacionadas con el etiquetado y la presentación.

El porcentaje de irregularidades detectadas es más elevado que ejercicios anteriores. Así en 2018 fue del 30% (243 expedientes de los más de 800 controles practicados) y un 25,6% en 2019 (175 de 684 inspecciones), según datos del departamento que dirige José González. Esta evolución revela una tasa de anomalías en 2020 hasta 9 puntos superior a la del año anterior y casi cinco respecto a hace dos ejercicios.

La vigilancia por parte de Medio Rural afecta a toda la cadena alimentaria: productos transformados (derivados cárnicos, derivados lácteos o conservas, entre otros), no transformados (carne de aves, carne de vacuno, uva de vinificación o huevos) y también medios de producción (abonos y sustratos).

Nada se escapa al control de los técnicos: el cumplimiento de las normas de calidad de cada producto, el etiquetado, su trazabilidad y los requisitos administrativos. En cada visita a industrias y almacenes de la comunidad, los inspectores de Medio Rural analizan la definición de los productos, su composición, las categorías comerciales, los ingredientes permitidos y prohibidos, el proceso de elaboración y cuestiones específicas sobre el etiquetado y la presentación.

Cada producto se rige por sus propias normas de calidad. Así, por ejemplo en el caso de los quesos, en el normativa se detallan los tipos de quesos que se pueden producir, los ingredientes esenciales y los facultativos, las cantidades, las denominaciones de las distintas variedades, y aspectos del etiquetado y la presentación.

También se comprueban los requisitos administrativos para determinar si están inscritos en los registros correspondientes (sanitario, de industrias agrarias, embotelladores...) y cuentan con las autorizaciones pertinentes para elaborar y comercializar los productos acogidos a los distintos sellos de calidad.

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