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El Gobierno tumba el voto rogado 10 años tras el desplome del sufragio emigrante

El sistema aprobado en 2011 redujo la participación del 30% al 5%. El censo exterior se dispara en una década un 20%

Recuento del voto exterior en la Audiencia de Pontevedra en las autonómicas de 2020. | // RAFA VÁZQUEZ

La sombra del fraude planeaba en cada convocatoria electoral sobre el voto emigrante. Codiciado por todos los partidos –su peso en Galicia llegó a ser decisivo en algunos comicios–, el sufragio exterior siempre estuvo rodeado de polémica por carecer de las garantías que tenía el sistema utilizado para los residentes, hasta el punto que llegaron aparecer papeletas a nombre de personas ya fallecidas. Con el objetivo de dar garantías al voto de la diáspora y poner fin a las continuas denuncias de irregularidades, el Congreso pactó en 2011 la reforma de la ley electoral por la que se vetaba la participación de los emigrantes en los comicios municipales y para el resto de convocatorias se implantaba el llamado voto rogado: los españoles inscritos en otros países ya no recibían automáticamente las papeletas, sino que debían solicitar ellos la documentación electoral y cumplimentar unos trámites. Bastaron solo tres citas con las urnas en menos de un año, para que PP y PSOE reconociesen en 2012 el fracaso de la reforma y ya entonces planteasen una nueva modificación para tratar de incentivar la participación de los residentes en el extranjero. El sistema se cambia ahora de nuevo, eliminando la rogación de la papeleta.

Tras varias prorrogas y años hibernando en el Congreso, la reforma del sufragio exterior se retomó en 2017. El calendario con el que trabajaban entonces PSOE y Podemos era que la que eliminación del voto rogado estuviese lista para los comicios de mayo de 2019, finalmente la previsión no se cumplió y tendrá que esperar a su publicación en el BOE después del verano. De manera que el nuevo sistema, que pasará mañana su último trámite en el pleno del Congreso para su remisión al Senado, no se estrenará hasta las elecciones generales del próximo año.

El nuevo sistema permitirá descargar papeletas y habilitará más centros para votar en urna. También dará más plazo para la votación y para el recuento con el objetivo de garantizar que los sufragios del exterior lleguen a tiempo y no semanas o incluso meses después, como ocurría hasta ahora. Galicia será la comunidad más afectada por el peso de la diáspora, que la actualidad ya roza los 480.000 residentes en el extranjero, según datos del Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA).

La imposición del voto rogado no hizo más que confirmar lo que ya habían advertido los colectivos de la emigración ya incluso antes de aprobarse la reforma en 2011: una caída en picado de las sacas de votos procedentes del exterior. Desde que los residentes en el extranjero tienen que pedir la documentación electoral, su participación en las elecciones autonómicas y generales no rebasó el 5% frente a más del 30% que los habían antes de que fuese obligatorio solicitar las papeletas.

Los datos hablan por sí solos. En Galicia había inscritos a 1 enero de este año un total de 469.094 emigrantes con derecho a voto. Son ya un 20,6% más que hace diez años. Si hace una década el voto exterior representaba el 14,4% de los gallegos con derecho a participar en unos comicios, en la actualidad ya suponen tres puntos más: un 17,4%.

Al contrario de lo que ocurre con el censo exterior, el número de residentes gallegos con derecho a sufragio ha caído año tras año. Con los datos del INE al arranque del año, había un total de 2.222.724 gallegos inscritos en el CER, un 3,6% menos que hace diez años.

La reforma recién aprobada por la Comisión Constitucional del Congreso introduce modificaciones para facilitar que los electores del exterior puedan votar en urna en embajadas y consulados, además de por correo, y para asegurar que sus papeletas lleguen a tiempo para su escrutinio en España.

Descargar las papeletas

El nuevo procedimiento para los inscritos en el CERA permitirá que la diáspora pueda descargarse las papeletas de Internet y adelantará el envío tradicional de la documentación electoral, con lo que podrán elegir entre las dos opciones.

Para facilitar la participación, se ampliarán los centros para votación en urna, no sólo las embajadas, sino todos los consulados y los centros oficiales que se habiliten. Y del mismo modo, se ampliarán los horarios y días de votación. Lo que se ha rechazado es la opción de voto telemático y del voto por delegación que defendían los independentistas catalanes, pues los partidos mayoritarios no ven suficientes garantías. Además, se protegerá el envío de los votos emitidos en el extranjero estableciendo que se hagan llegar a España por valija diplomática. En consecuencia, se ampliará en dos días el plazo del escrutinio para que las papeletas lleguen a tiempo.

¿Cómo vota la diáspora en otros países?


España trató de emular el modelo electoral de los países de su entorno con la reforma del voto emigrante en 2011. Hasta entonces, el Gobierno español era, junto con el alemán y el noruego, de los pocos en Europa que permitían a los emigrantes y a sus descendientes votar en unas elecciones municipales.

La tendencia en la UE ha sido que los inmigrantes participen en los comicios locales, por tratarse de una cita electoral de proximidad, y dejar fuera a la diáspora. Portugal, Italia, Francia, Polonia, Reino Unido, Bélgica o Suiza vetan a sus electores en el exterior en las municipales y tan solo permiten el sufragio en las elecciones generales.

Algunos países, como el caso de Italia o Portugal, permiten que la emigración tenga una circunscripción propia, pudiendo elegir entre sus propias listas a varios diputados y senadores. En España, los votos de los emigrantes se suman a los de los residentes en el país.

En el país vecino, los portugueses que residen en el exterior solo pueden participar en las legislativas –eligiendo a cuatro diputados– y en las presidenciales. En el caso de Italia, los emigrantes únicamente votan en las generales pero cuentan con una circunscripción propia, es decir que tienen una lista propia para el exterior. En Reino Unido, la emigración puede participar en locales tan solo si están en el municipio en el momento en que sean convocadas, pero si llevan más de 15 años fuera del país están vetados en las generales.

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