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Diego Calvo: de San Sadurniño a San Caetano

Alfonso Rueda y Diego Calvo en una imagen de archivo EFE

Nada más cumplir los 18 años se afilió al PP y debutó en las listas municipales. En su pueblo, San Sadurniño, de la mano del entonces alcalde, Constantino Bedoya (lo fue durante 17 años hasta 2007) empezó a pisar la arena política: de casa en casa repartiendo papeletas, pegando pancartas, colgando carteles de Fraga en las farolas... Quería llegar lejos y desde su entorno personal y profesional, e incluso desde las bancadas socialistas, destacan su carácter dialogante, su determinación y su capacidad de gestión.

“Era un adolescente muy maduro para su edad, era como una persona mayor. Se apuntaba a todo. Cuando empezó en Nuevas Generaciones ya se veía que tenía liderazgo. No dudo que llegará más lejos, algunos ya entonces lo veían como ministro”, relatan allegados al recién nombrado vicepresidente segundo y conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes, Diego Calvo, el último barón provincial que brindó su apoyo al nuevo presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. 

“Si tú quieres estarás en mi Gobierno; te necesito”, invitó Rueda al líder del PP en A Coruña dos días después de haber ofrecido al vicepresidente segundo y conselleiro de Economía, Francisco Conde, quedarse en su equipo los dos años que restan de mandato. En pleno proceso de sucesión, Calvo, que junto al número dos del Gobierno gallego y el portavoz parlamentario del PPdeG, Pedro Puy, había sonado en las quinielas para dar el relevo a Feijóo, apeló a un congreso para elegir al nuevo mandatario y reclamó para A Coruña “el peso que merece por ser la que más aporta”, por sus resultados electorales, su población y su peso en el PIB.

Comienzo en las Nuevas Generaciones

De San Sadurniño se fue a Ferrol a estudiar y después a Santiago, donde mientras hacía la carrera de Ciencias Económicas empezó en Nuevas Generaciones. Tras irrumpir en la política desde la organización juvenil del PP, primero como líder provincial y después como presidente regional, Calvo fue escalando posiciones. En 2003 entró en el Parlamento como diputado, fue vicesecretario en el PPdeG y secretario de Organización con Carlos Negreira ya en el PP provincial; en 2009 fue nombrado delegado territorial de la Xunta en A Coruña, en 2011 fue en las listas municipales de Ferrol con José Manuel Rey Varela de candidato. Entre 2011 y 2015 fue presidente de Diputación, en 2015 volvió a la Delegación territorial, en 2016 fue cabeza de lista de las autonómicas por la provincia de A Coruña. Desde entonces es vicepresidente del Parlamento y desde marzo de 2016 es además presidente provincial del PP de A Coruña. 

No fue con el desembarco de Feijóo en Madrid cuando sonó por primera vez el nombre de Diego Calvo para el salto a San Caetano. Cuando Mariano Rajoy anunció en junio de 2018 su dimisión como líder del PP y todos los focos apuntaban al entonces presidente de la Xunta para tomar las riendas de Génova, el barón coruñés fue señalado como relevo de Feijóo

Dialogante y colaborador

Los halagos a la gestión de Calvo, que el pasado 24 de abril sopló 47 velas en la casa familiar de San Sadurniño acompañado por sus padres, su hijo y su padrino, no solo llegan desde las filas del PP. En el PSOE también destacan el talante del nuevo vicepresidente segundo y conselleiro de Presidencia, Xustiza e Deportes. El expresidente de la Diputación de A Coruña Salvador Fernández Moreda se refiere a Calvo como “un hombre correcto y dialogante, respetuoso con la oposición y que siempre buscaba la colaboración”. Ya entonces, en su etapa como presidente de la corporación provincial, cuenta Moreda, “despuntaba, venía con experiencia”. “Me constaba que tenía el apoyo de Rueda, siempre se refería a él en términos de elogios”, asegura.

También alcaldes del PSdeG destacan la buena relación con Calvo. “Es un hombre de palabra, de honor, lo que dice lo cumple. Siempre transparente, honesto y dialogante, valores que hoy se echan en falta en política”, reconoce el regidor socialista de Ares, Julio Iglesias. El trato, relata, estando Calvo como presidente de la Diputación e Iglesias como diputado en la oposición “siempre fue exquisito”. “Ni me dio todo lo que pedí, ni me negó todo lo que pedí; como alcalde me sentí ayudado”, comenta el alcalde socialista.

"Hacedor" de equipos

Una anécdota que cuenta siempre Calvo es que le llamó Jesús Palmou al despacho para que movilizara gente para un acto. Le pareció una “burrada” la cantidad de gente que le pedían y se quedó todo cortado porque no se atrevió a decir que no. “Se volvió loco llamando a unos y otros para sumar y cumplir con el que entonces era el secretario xeral del partido. Y lo consiguió. Y le sorprendió que la gente se animara a participar… y que incluso les gustara que Diego los llamara”, cuentan desde su entorno. Esta historia la pone siempre de ejemplo para animar a los suyos, en las reuniones comarcales con las agrupaciones locales. Les dice siempre: “Llamad, animad a la gente a participar, que muchas veces no lo hacemos por miedo a molestar o a importunar y conseguimos lo contrario… porque la gente del PP es trabajadora y está deseando que la llames para colaborar y para participar”. 

Es un buen “hacedor” de equipos precisamente por eso, porque anima a la gente y les hace sentir que son importantes y necesarios. Los suyos le escuchan decir a menudo: “El líder es importante, claro, pero sin el músculo de la calle, de los afiliados, de los militantes, no somos nada”. 

Su primer mitin grande fue en la feria de muestras de Ferrol. Él era candidato para las elecciones del 2001, las autonómicas. Se quedó a las puertas de entrar en el Parlamento y fue de público al recuento del voto emigrante para comprobar si había mayoría suficiente para que entrara. Tenía 25 años. Recién cumplidos los 47, ha dado el salto a San Caetano

La familia, su gran pilar y punto débil

El menor de tres hermanos, Diego siempre que podía, además de en las vacaciones y el verano, echaba una mano a sus padres en la ferretería que regentaban en San Sadurniño, donde todavía residen hoy y a donde el líder del PP en la provincia de A Coruña se escapa cada vez que la agenda se lo permite.

 En su casa, hasta en las comidas se hablaba de trabajo. Ni vacaciones, ni nada. “Adora a sus padres; son, claramente, su punto débil, en los momentos importantes siempre está”, cuentan desde su entorno. De ellos aprendió la cultura del esfuerzo y la importancia de las raíces, comenta su amigo y compañero de filas José Manuel Rey Varela. La familia es su gran pilar: “el ejemplo que tiene en sus padres de lucha y el amor por su hijo”. Matías, que cumple 14 años en agosto, nació en la primera campaña del ya expresidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo. Como Rey Varela, sus amigos están en Ferrol y San Sadurniño. Son sus amigos de siempre. Hace ya 20 años, recuerda Rey Varela, alquilaron una furgoneta para ir a un congreso del PP en Madrid: “Éramos nueve, fuimos conduciendo toda la noche, por el camino comimos chicharrones que mandara la madre de una compañera”. “Dos décadas después, todos los que viajamos en esa furgoneta seguimos igual de amigos”, relata.

En cada acto de campaña, Diego iba acompañado de su hijo. “¿Conciliación?”, se pregunta muchas veces el líder del PP coruñés: “Que se lo digan a un padre separado”. El pequeño Mati ya había escuchado en tantas ocasiones la sintonía del PP y los discursos de su padre que cada vez que sonaba la música para dar el pistoletazo de salida al acto se oía un “noooo, otra vez noooo”. Y con el paso de los años acabó dándole consejos: “A ver si sonríes un poco más”. E incluso lo vacilaba por sus discursos porque siempre empezaba “Boas tardes a todos e moitas grazas por estar aquí”.


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