No dormir bien puede afectar al rendimiento escolar de los estudiantes y si hay un enemigo del sueño son los dispositivos electrónicos. Un tercio de los chavales de 13 a 16 años tiene problemas para quedarse dormido. En ello influye que de media están enganchados a móviles, tablets o ordenadores hasta las 23.00 de la noche. La luz de las pantallas estimula el retraso en el inicio del sueño. El resultado es que al día siguiente la mitad de los chavales admite tener somnolencia, lo cual influye en el aprendizaje escolar.
Son algunas de las conclusiones del estudio “Relación entre sueño, dispositivos tecnológicos y rendimiento académico en adolescentes de Galicia” realizado por las profesoras de la Universidade de A Coruña Teresa Juana García Real y Luisa Losada Puente.
“La somnolencia puede deberse a una pobre higiene del sueño y a la influencia negativa que podrían tener el uso de dispositivos tecnológicos en el sueño de los adolescentes”, explican en el estudio. Pero también influyen otros factores como la ingesta de bebidas estimulantes, la falta de ejercicio físico o el estrés. Así, por ejemplo, el 30 por ciento de los encuestados admite no practicar deporte.
En cuanto a las causas de la somnolencia uno de los principales factores que se apuntan en este estudio es el estrés. Las personas más jóvenes, de entre 13 y 14 años, fueron quienes mostraron que les “costaba más parar” y también las que consumían más bebidas estimulantes en relación a la franja de mayor edad. El resultado es que, por la mañana, se sienten más “irritables”.
El estudio demostró además una correlación positiva entre el dolor de cabeza con la angustia por las actividades escolares diarias y con la dificultad de parar.
Irse a la cama
Otro problema es la falta de regularidad en las horas para irse a dormir. En los días de colegio se acuestan a las 23.13 horas de media, pero los fines de semana no se van a la cama hasta la una. Sin embargo, esto es una media, porque hay chavales que en días de semana no se acuestan hasta la 01.00 horas y que al llegar el sábado o el domingo pueden estar despiertos hasta las cuatro de la mañana. Conforme aumenta la edad, los estudiantes tienden a irse a la cama más tarde.
Un 30,2 por ciento admite que le cuesta dormirse. Sin embargo, este porcentaje se dispara hasta el 50 por ciento entre los encuestados de menor edad (13 y 14 años). Además dos de cada diez despiertan mucho durante la noche y el 9,4 por ciento ronca o tiene dificultades para respirar. El resultado es que el 47 por ciento terminan teniendo somnolencia durante el día.
La influencia de los dispositivos tecnológicos es clave. El estudio constata que el 66 por ciento de los adolescentes usa el móvil o la tablet más de tres horas al día. El caso extremo es el de un 18,9 por ciento que reconoce pasarse más de cinco horas enganchado. Y estas prácticas se hacen a costa de horas de sueño. De hecho, la ultima hora de conexión es a las 23.00 horas, aunque en el caso de los más mayores (15 y 16 años) se eleva a las 23.26 horas.
Según el estudio, el rendimiento escolar “fue mejor entre quienes no refirieron problemas para dormir al acostarse”, entre los que no tuvieron somnolencia y también entre los estudiantes que practicaron ejercicio físico.
“Las personas adolescentes más jóvenes presentan peores hábitos del sueño y es un grupo que debería atraer nuestra atención al ser, en alguna medida, el que más podría mejorar su situación incidiendo en sus hábitos de higiene del sueño y en el control del estrés”, señalan las autoras del estudio, que además apuntan que los estudiantes usan “un tiempo excesivo los dispositivos tecnológicos”. “Ello se incrementa con la edad y podría repercutir en una mayor somnolencia a estas edades”, añaden en sus conclusiones.
