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Feijóo impone su sucesión en un congreso con único candidato que asumirá PP y Xunta

Dimitirá como presidente del Ejecutivo a mediados de mayo, mes en el que quiere cerrar su relevo | Considera un “grave error” que las baronías ejerzan de contrapeso interno

Feijóo, desde la izquierda, con Diego Calvo y Alfonso Rueda en un acto del PPdeG. | // ÓSCAR CORRAL

Alberto Núñez Feijóo, presidente todavía de la Xunta y líder del PP estatal, marca el camino a seguir para afrontar su sucesión en Galicia. Apuesta por celebrar un congreso para designar a su relevo al frente del partido con una lista única que permita realizar en paralelo el relevo orgánico con el institucional y dejar ambos puestos en manos de la misma persona y alerta contra el “grave error” que supondría pasar de un hiperliderazgo a un poder de las baronías provinciales. A mediados de mayo dimitirá como presidente del Ejecutivo gallego.

El referente de los populares expuso sus preferencias para afrontar su relevo tras 16 años de liderazgo interno y 13 de presidencia de la Xunta en una entrevista en La Voz de Galicia, celebrada el viernes, mismo día en que se negó a concretar si apostaba por un congreso tras el Consello.

El PPdeG vive un momento de tensión e incertidumbre porque Feijóo no ha concretado quién asumirá el mando de la Xunta ni si debería mantenerse el modelo actual con riendas de gobierno y partido en la misma persona. En esa coyuntura, los barones provinciales de Ourense, José Manuel Baltar, y A Coruña, Diego Calvo, movieron ficha para ganar terreno en el proceso sucesorio, reclamando un congreso y evitando apoyar a Alfonso Rueda, vicepresidente primero de la Xunta, pese a ser el favorito, como contó FARO.

Ante esa situación ha crecido la sensación interna de que resulta imprescindible un congreso frente a la opción de que la junta directiva del PP nombre sucesor a dedo no solo para mantener la coherencia de Feijóo, que pidió el mismo modelo en Sevilla para relevar a Pablo Casado, sino para que los poderes internos tengan tiempo de mover ficha y ganar peso, como reveló este periódico en varias informaciones.

Feijóo asume esa tesis interna. “A los congresos no hay que tenerles miedo”, expuso ayer antes de dar a conocer su opinión, a pesar de no haber convocado a la dirección gallega ni haber hablado con todos los barones provinciales, como él mismo reconoció. “Yo creo que hay que hacer un congreso”, expuso, asegurando que podría realizarse en un mes.

La inédita dimisión de Feijóo –nunca un presidente de la Xunta había dejado el cargo por voluntad propia– genera la necesidad de afrontar dos procesos. El institucional y el orgánico. En el PP gallego se cree que primero debería cerrarse este último para que el nuevo presidente de la Xunta no se arriesgue a ir a un cónclave y salir de él debilitado si no cumple con las exigencias de los poderes internos.

Feijóo trató de concretar algo más deslizando su rechazo a la bicefalia y a un congreso de confrontación para dejar Xunta y partido en las mismas manos. “Si hay un acuerdo de los compañeros en una candidatura de amplio apoyo, las cosas podrían ir en paralelo”, declaró. “Creo que un congreso de coincidencia mayoritaria para el PPdeG es la mejor fórmula para elegir al presidente del partido y eso puede ser perfectamente compatible con una sesión de investidura en el Parlamento trazada de forma paralela”, opinó.

A tenor de que apuesta por dimitir de la Xunta “antes de mediados de mayo” y que el congreso del PP tardaría un mes en organizarse y que quiere “ventilarlo en mayo”, el escenario más posible es que la dirección de los populares gallegos convoque el cónclave la próxima semana o después de Semana Santa.

En este punto, Feijóo reiteró sus mensajes de unidad y estabilidad, aunque también incorporó un dardo con destino aparente a los barones provinciales de A Coruña y Ourense, que agitaron el avispero reclamando un congreso. Recordaron sus resultados electorales en un movimiento para reclamar más peso.

“No observo ningún indicador de preocupación. Lo resolveremos como lo hemos resuelto hasta la fecha. Salvo que no nos demos cuenta de que el objetivo es el liderazgo social, no el liderazgo del partido”, alertó, antes de advertir que una “mala sucesión” tendría coste electoral en las municipales de 2023, precisamente la batalla de los barones provinciales. “Vamos a dedicar poco tiempo a lo nuestro y vamos a dedicar el tiempo necesario a los demás”, añadió tras recordar, en alusión solo de la oposición, que “la gente está harta de la inestabilidad, de los egos, de las frivolidades, de los problemas orgánicos”.

El PP ha vivido desde 2009 bajo un hiperliderazgo mayor que el que ostentó Manuel Fraga, que durante sus cuatro legislaturas tuvo que lidiar con la guerra entre boinas y birretes, y ceder peso en elaboración de listas o designación de conselleiros a José Luis Baltar (Ourense) y Francisco Cacharro Pardo (Lugo), los grandes barones del interior.

A medida que Feijóo fue acumulando mayorías absolutas y esos veteranos fueron cediendo terreno, el mando del PP quedó cada vez más concentrado en manos del primero, que ayer alertó contra un regreso al partido de cuotas y de “las baronías provinciales”, justo la semana en que Diego Calvo pidió en FARO para A Coruña peso en la era postFeijóo. “Hemos tenido el mejor resultado en unas elecciones autonómicas y además representamos a una provincia que somos más del 40% de la población y del PIB. Es la provincia que más aporta a Galicia, en consecuencia, el PP de A Coruña debe estar representado en el PP de Galicia. Tiene que tener su peso específico, el que le corresponde”, declaró el barón coruñés.

La respuesta de Feijóo fue clara sobre el regreso de las baronías provinciales. “Sería un grave error […] Un partido que vuelva al pasado no va a representar el futuro y sería un grave error. No se lo recomiendo a nadie, no acabaría bien”, cerró.

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