El tráfico de mercancías por tren es casi marginal en Galicia. Apenas representa el 5% de todo lo que se mueve con destino u origen en la comunidad. Sin embargo, durante el primer año de la pandemia no solo ha sido capaz de mantener el volumen de carga, sino que ha incrementado el número de trenes despachados, convirtiéndose en una de las cuatro autonomías donde este medio de transporte registró un crecimiento durante 2020 frente al comportamiento del conjunto de España, en el que descendió de forma notable.
En todo caso, el aumento experimentado en Galicia fue leve. Pasó de los 7.825 trenes contabilizados 2019 a 7.878 en 2020, solo medio centenar más. Pero significa un cambio de tendencia, pues desde 2015 el número de convoyes de mercancías no paró de bajar. Mermó un 43%, dado que cinco años atrás fueron 13.729 los trenes de mercancías que circularon, según los últimos datos del Observatorio del Transporte y la Logística en España.
Unas vías obsoletas y con unas conexiones inexistentes o totalmente inapropiadas a los puertos –que deberían ser los principales motores del transporte ferroviario– hacen poco menos que inviable utilizar los trenes con una mínima eficiencia en Galicia.
A la espera del Corredor Atlántico
Quince horas de viaje hasta León o casi un día en llegar a Barcelona hacen desistir a cualquiera de su uso mientras se espera a que el Gobierno central decida en firme acelerar el Corredor Atlántico, ya reconocido por la UE como uno de los itinerarios de mercancías principales de Europa. De momento, el Ministerio de Transportes no ha presentado todavía los proyectos para reformar la red interior gallega con los que se acudirá a Bruselas, en concurrencia competitiva, para intentar acceder a los fondos comunitarios para financiar, más allá del tramo del Eje Atlántico entre Vigo y A Coruña, la electrificación, la corrección de curvas, pendientes y gálibos del resto de las vías, así como la conexión a todos los puertos y la ampliación de los andenes hasta los 750 metros para poder acoger convoyes más largos.
El número de trenes de mercancías descendió en 2020 en A Coruña (de 1.817 a 1.520) y en Lugo (de 3.698 a 3.173) y subió ligeramente en Ourense (de 944 a 1.103), por lo que fue el comportamiento en la provincia de Pontevedra (de 1.366 a 2.082) lo que permitió aumentar la cifra de circulaciones en el primer año de la pandemia. Desde la estación de Guixar, en Vigo, se ganaron 70 trenes más con respecto a 2019, pero fue el puerto de Marín el que posibilitó revertir la situación, ya que sumó 643 trenes más que el año anterior.
De hecho, el marinense fue el puerto español donde más creció el uso del tren para mover sus mercancías y el segundo de la red de interés general del Estado en cuota de ferrocarril, casi empatado con el primero, el de Santander. En 2019 apenas superaba el 12% de la actividad portuaria total, pero al ejercicio siguiente subió hasta el 15,67%.
Los puertos, de espaldas al tren
Sin embargo, los otros puertos gallegos apenas recurren al tren para mover sus mercancías. En Vigo y Ferrol fue inexistente, mientas que en el de Vilagarcía la cuota se situó en el 0,48% y en el de A Coruña, en el 2,57%.
En el conjunto de España, al número de trenes experimentó un sensible descenso, al pasar de 109.068 a 93.385 (15.683 menos), solo subiendo este medio de transporte, además de en Galicia, en Castilla y León, Extremadura y Navarra. Fue en la comunidad castellana en la que la evolución fue destacadísima, pues en solo un año se pasó de 9.755 a 14.053 convoyes de mercancías, debido, sobre todo, a las nuevas rutas abiertas con el Levante y Cataluña desde Burgos y Palencia, ambas con estaciones de carga que recogen los contenedores con destino u origen en los puertos del Cantábrico.
