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Iván Darío Montoya | Director de la División de Terapéutica del NIDA

“Estamos evaluando vacunas contra drogas; el proceso es largo, pero esperanzador”

“Los factores asociados al COVID son todos factores de riesgo para aumentar el consumo de sustancias y las sobredosis”

Iván Darío Montoya Bravo, en el Sergas, en Santiago. | // XOÁN ÁLVAREZ

Iván Montoya, psiquiatra y epidemiólogo especializado en el desarrollo de terapias para los trastornos por uso de sustancias, dirige la División de Terapéutica y Consecuencias médicas (DTMC) del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), en Estados Unidos, un organismo que “patrocina la mayor parte de la investigación mundial sobre el impacto que el consumo de drogas y la drogadicción tienen sobre la salud”. Este experto habló en Santiago en una jornada dedicada a trastornos adictivos del Sergas y destinada a profesionales de “la epidemia” de sobredosis de opiáceos en América y de las estrategias para combatirla.

–¿Qué novedades comentó en la jornada de actualización?

–De las nuevas tendencias en Estados Unidos, de la epidemia que hay de sobredosis con drogas, específicamente con los opiáceos y, más específicamente, con el fentanilo, y cómo el COVID aumentó la incidencia de sobredosis. También en Estados Unidos las drogas psicodélicas, muy en boga con los hippies, pero luego en desuso, se están evaluando ahora para tratar problemas psiquiátricos, como la depresión, y se está volviendo un fenómeno similar al de la utilización de la marihuana para usos médicos, que se ha promocionado que sirve para tratar hasta uñas enterradas y que realmente no se ha demostrado que tenga suficiente eficacia. Lo mismo pasa ahora con los psicodélicos. Hay mucha presión para su utilización y su comercialización.

–España ha limitado el uso del fentanilo al oncológico porque se prescribe para dolores en mayores, lo que hace de Galicia una gran consumidora. ¿Mejor echarle freno antes de que se desmande?

–En Estados Unidos el caso del fentanilo no ha sido por prescripción, sino por producción y tráfico ilegal. De todas maneras, es bueno tener unas pautas y unas normas para la prescripción del fentanilo y adelantarse al problema.

–En lo tocante al cannabis en España se acaba de constituir una subcomisión en el Congreso para analizar su regulación medicinal. ¿Qué aconseja a las autoridades?

–Como cualquier medicamento, debe ser evaluado para determinar su seguridad y su eficacia con ensayos clínicos. La medicalización de la marihuana fue un boom promovido por la industria de la producción de marihuana en mucha parte. Empezaron a represionar para decir que servía para todo y realmente muy poco se ha evaluado de forma científica para determinar la seguridad y la eficacia. Creo que lo que están haciendo acá es muy válido. La marihuana tiene muchos componentes y primero es determinar cuáles son los farmacológicamente activos; segundo, la vía fumada es una vía de mucho riesgo porque hay alquitranes que pueden producir cáncer; y, tercero, entonces evaluar cada uno de estos componentes y ver cada uno de ellos para qué es seguro y efectivo. Por ejemplo, además del THC, sabemos del canabidiol, que parece ser un buen ansiolítico. Si quita la ansiedad, pues evaluémoslo para tratar la ansiedad, pero con estudios científicos, no porque un grupo de exhippies decide que sirve para la ansiedad.

–El Sergas ha pilotado un plan para detectar adicciones en la visita al pediatra. ¿Qué le parece?

–Lo más pronto que se pueda atacar es lo mejor, antes de que produzca más daño y, especialmente si el consumo está empeorando, antes de que produzca una adicción. Es fácil de atajar cuando empieza, es la fase de experimentación. En el ámbito de la prevención es donde hay que trabajar más y donde hay que hacer una educación objetiva, no para infundar miedo al adolescente, sino para informarlo.

–Emplaza a ver las adicciones como una enfermedad crónica...

–Es una enfermedad crónica que requiere un tratamiento de por vida. Incluso recuperado, los mecanismos de refuerzo cerebral siempre van a estar como en alerta y, si se vuelve a consumir, es muy fácil recaer. Se dice que no se puede curar, para simplificar, y hay recaídas. Es como la hipertensión o la diabetes: no son curables, pero se pueden controlar.

–Trabaja para buscar terapias para las adicciones. ¿Sus objetivos?

–Varios. Uno es ayudar al paciente a iniciar un proceso de abstinencia. Si no pueden lograrlo, por lo menos lograr un proceso de iniciación de un mantenimiento, con metadona u otro medicamento. Tercero, en algunos casos precisan un tratamiento para el síndrome de abstinencia, para controlar esa urgencia de consumir. También para prevenir las complicaciones y para tratar la cobomorbilidad, porque muchos tienen también problemas psiquiátricos.

–El Sergas teme que la pandemia pase factura a la salud mental. ¿Repuntarán las adicciones?

–Con la pandemia aumentaron las sobredosis hasta el 40% en Estados Unidos; es de esperar que pueda ocurrir en muchos sitios, porque los factores de riesgo son iguales: ansiedad, depresión, soledad, pérdida de trabajo... Los factores psicosociales asociados al COVID son todos factores de riesgo para aumentar el consumo y la sobredosis.

–El NIDA evalúa vacunas para drogas. ¿Como la del COVID?

–Las vacunas contra las drogas crean un mecanismo de acción igual al de las vacunas para virus como el del COVID. Se logra estimular el sistema inmune para contrarrestar el efecto de la droga y prevenir que llegue al cerebro. La vacuna tiene tres funciones: una es la posibilidad de prevenir el progreso a algo más severo, esto es teórico, todavía no evaluado científicamente; la segunda sería para un tratamiento, al prevenir el ingreso de la droga al cerebro se bloquean los mecanismos de refuerzo cerebral y teóricamente se puede conseguir que el cerebro resetee esa adicción y entonces se pueda producir una abstinencia, y el tercero sería una rehabilitación, que es prevenir recaídas. Tras evaluar vacunas contra la nicotina o cocaína, en este momento evaluamos una vacuna contra la metanfetamina y tres contra la heroína, la oxicodona y el fentanilo. La de oxicodona, ya en ensayos clínicos en humanos y la de heroína y fentanilo están a punto. Vamos en ese proceso, es largo, pero creo que es esperanzador.

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