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El aumento del consumo de ansiolíticos sube un 70% en solo dos años

Una farmacia gallega que resuelve dudas por whastApp. | // A. VILLAR

La población en Galicia cada vez se medica más. Se trata de una tendencia que explican dos factores: el envejecimiento de la población y los efectos de la pandemia, como el miedo por la salud propia y de los familiares u otros temores de índole laboral como la pérdida del empleo.

Los fármacos con receta que se compran en las farmacias han ido creciendo sin parar en los últimos ocho años, pero desde que el COVID irrumpió en nuestras vidas, se disparó como nunca el consumo de analgésicos y antidepresivos: de un 40 a un 70% según farmacéuticos consultados, tras encuestar boticas urbanas, de villas medianas y del rural. Ansiolíticos, antidepresivos y opioides están entre los medicamentos más vendidos en 2021 en España.

Más de mil millones de cajas de medicamentos dispensadas con cargo al Sistema Nacional de Salud en España, que son un 4% más que en 2020, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad. No había un consumo tan alto desde el año 2011. ¿Se da también este fenómeno en Galicia?

“Es un error creer que el aumento de uso de medicamentos mejora la salud”

El vocal de Nutrición y presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra, Iñaki Sánchez Otaegui, confirma un secreto a voces dentro del sector: “En el grupo de los psicofármacos, que es el grupo que más ha cambiado en estos dos años, hay incrementos muy importantes; suben del 40 al 70% en grupos de ansiolíticos, sedantes y antidepresivos”.

El farmacéutico –cuya oficina se ubica en Baiona– confirma que ya existía una tendencia al alza en años anteriores achacables al ‘estilo de vida’. Pero no es el único dato sorprendente. Luego de tanto hablar del abuso de los antibióticos y de la relación entre ese mal uso y la bacterias ‘superresistentes’, los farmacéuticos aseguran que han mermado. ¿Cuánto? Estiman en un 35% la disminución de las prescripciones. Los porqués también parecen explicarse en la propia pandemia: “El uso de la mascarilla y la reducción del contacto social podrían estar detrás”, explica Sánchez Otaegui, sobre el posible menor impacto de los impactos bacterianos en la salud. Sin embargo, el terreno de los analgésicos sigue abonado. Como en una montaña rusa, el vaivén de datos continúa: analgésicos, antitérmicos y protectores gástricos después de transformarse en venta libre –sin dispensación a través de receta– han crecido de forma abultada.

“Es un error creer que el aumento de uso de medicamentos mejora la salud”

¿Por qué la sociedad camina inexorable hacia una medicalización cada vez mayor?

Los expertos coinciden en que la pandemia no ha ayudado. Se prescriben más fármacos para combatir trastornos de salud mental como la ansiedad y la depresión. La ansiedad, la depresión y la angustia son los grandes azotes de la sociedad durante la pandemia. Y entre los principales síntomas, el insomnio.

“A veces por falta de tiempo y por no poder hacer terapia de escucha o simples normas ‘higiénicas’ para apoyarse en redes familiares y amistades... sobrecargaron las consultas y lo que sale primero es prescribir un ansiolítico o un hipnótico para dormir”, reflexiona el portavoz de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (AGAMFEC); Jesús Sueiro. “Hay estudios que dicen que tener el mismo médico de familia durante quince años disminuye la mortalidad un 30%; son estudios serios que aseguran con contundencia que una atención primaria bien estructura, gestionada y financiada, evita el exceso de medicación y mejora la salud de la población”, añade.

“Tener el mismo médico de familia durante 15 años disminuye la mortalidad un 30%, según estudios, que también perciben una reducción de los ingresos a urgencias y la hospitalización”, defiende. “Si he visto a un paciente los últimos cinco años, conozco toda su historia y antecedentes, así como la medicación que está tomando y los problemas que tiene. Tengo presente su biografía y condicionantes, por el seguimiento realizando y eso nos obliga a ser más eficaces”.

La atención primaria como “medicina integradora” es el modelo que defiende Jesús Sueiro. Para él, la Atención Primaria debe no contribuir a la expedición excesiva de pastillas.


–Cada vez más medicados pero, ¿peor tratados?

–Es un error creer que el aumento de uso de medicamentos mejora la salud. A veces, por desgracia, es incluso lo contrario. Deberíamos de evitar ir hacia el modelo de Estados Unidos, donde la ‘iatrogenia’ –enfermedad causada de manera no intencionada por el profesional médico y el sistema sanitario, desde un ligero malestar emocional hasta la propia muerte–. En EE UU las enfermedades provocadas por el uso de medicamentos son la tercera causa de mortalidad. Por ejemplo, la epidemia del uso de opiáceos, que se declaró como emergencia nacional en tiempos de Obama. Creo que deberíamos de evitar parecernos. La iatrogenia es un torpedo a la línea de flotación de nuestro sistema, donde lo que más importa es no hacer más daño aunque a veces sea inevitable.


–El sesgo de género se ve en la prescripción de fármacos contra la ansiedad. ¿Siguen siendo más las mujeres tratadas?

–El sesgo de género sigue presente: ellas son más en consumo de psicofármacos. Hay estudios que dicen que una mujer con el mismo síntoma tiene muchas más probabilidades cuando llega a consulta de ser etiquetada como ansiosa que un varón. Si a un paciente le duele el pecho o el costado, siendo mujer tiene muchas más probabilidades de ser diagnosticada con ansiedad y será más frecuente el tratamiento con ansiolítocos. Quizás forma parte de prejuicios antecestrales (la histeria, que nacía del útero de la mujer es parte de la historia de la Medicina).


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