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Una sucesión ¿bien atada?

Alberto Núñez Feijóo, durante su comparecencia ante los militantes XOÁN ÁLVAREZ

El presidente de la Xunta y del PPdeG no tiene agenda pública este fin de semana. Es el descanso del guerrero, junto a su familia, para tomar impulso ante el desafío al que se enfrenta: coser el PP y dar la batalla por Moncloa, pero antes Alberto Núñez Feijóo debe dejar “atada y bien atada” su sucesión en Galicia. Si surgen tensiones, fracturas en el PPdeG por el relevo en la Xunta y la organización, ¿qué pensarán en Madrid, quizás no era oro todo lo que relucía en Galicia? Además, no se puede ir a Génova, y que Galicia se convierta en un quebradero de cabeza. Bastantes líos tendrá ya en la capital.

En 2018, cuando el titular de la Xunta sopesó optar a la sucesión de Mariano Rajoy, surgieron tiranteces y presiones en el PP gallego por el potencial relevo, que pronto se aplacaron con “el me quedo” de Feijóo. Ahora que sí se va, el mensaje que se lanza desde el PPdeG es que “se hará lo que diga el presidente”, pero poco ha dicho hasta ahora. Que será “previsibile” y garantizará “la estabilidad” del partido y las instituciones en Galicia. Reina el nerviosismo en las filas populares y no se descartan tensiones de nuevo. Más de uno, aunque todos guardan silencio en público, querría ser el elegido o elegida, y si no lo es, al menos, ser compensado por su concesión. “¿Habrá dedazo?”, se preguntan algunos en el PPdeG, y recuerdan que Feijóo se batió contra Xosé Manuel Barreiro, José Cuiña y Enrique López Veiga en las particulares primarias que celebraron los populares gallegos en 2006 para elegir sucesor de Manuel Fraga.

Con la marcha de Feijóo, se abrirá una nueva etapa en el PPdeG y las baronías provinciales que con él quedaron desdibujadas, pues todo el poder lo concentraba el líder máximo, podrían recuperar brío. Más de uno ya lo espera. Alfonso Rueda, por ser vicepresidente primero de la Xunta y presidente provincial del PP en Pontevedra, parece “el mejor posicionado” para tomar las riendas en San Caetano y el PPdeG, según las fuentes consultadas, pero cuando se pregunta siempre surgen otros nombres: Francisco Conde, Pedro Puy, Elena Candia o Diego Calvo. Todos están a la espera de que Feijóo recomponga las piezas, complete el sudoku de la sucesión y además en tiempo récord.

Buena/mala noticia

La marcha del todavía presidente de la Xunta a Madrid es “una buena noticia” para los nacionalistas y los socialistas en la comunidad. Lo reconocen abiertamente en BNG y PSdeG. Desplazar al PPdeG de la Xunta en 2024 será “menos difícil” sin Feijóo como cabeza de cartel, pero también admiten que el PP, aún sin su estrella, es un hueso muy duro de roer. “Su maquinaria electoral está muy bien engrasada, ya la quisiéramos para nosotros”, admiten desde las filas de la oposición.

Por el contrario, en Moncloa y Ferraz se han puesto nerviosos. Son conscientes de que la operación derribo de Pablo Casado contó con el empuje de la prensa conservadora y el beneplácito de ciertos poderes económicos porque veían que con él no había garantías de éxito electoral. Feijóo fue bendecido por esos poderes fácticos porque entienden que él sí puede derrotar a Pedro Sánchez.

Los líderes de la nueva política han sido barridos. Albert Rivera, Pablo Iglesias y ahora Pablo Casado. Solo queda Pedro Sánchez como representante de la nueva hornada y se verá las caras con Feijóo, que puede pasar por ser el último mohicano de la vieja política, y quien vuelva a poner de moda lo vintage.

Relación con VOX

Uno de los retos de Feijóo como nuevo líder del PP es debilitar a VOX. Ha empezado marcando distancia con la fuerza de Santiago Abascal, pero sin descartar alianzas, que antes rechazaba, con la extrema derecha porque sabe que las necesitan los mismos barones que le pusieron la alfombra roja para llegar a Génova. y quién sabe si los precisará también él para hacer la mudanza a Moncloa.

Feijóo se presenta como un político moderado y de centroderecha. Cierto, pero también es pragmático y posibilista. Y si hay que tragar con Abascal, lo hará. No será la primera vez .Sin querer establecer paralelismos entre VOX y DO, en las últimas elecciones municipales, Feijóo aseguró que el cabeza de cartel de Democracia Ourensana, Gonzalo Pérez Jácome, sería “letal para la ciudad” como alcalde, y al final el PP, para retener la Diputación de Ourense, la única que preside en la comunidad, apoyó a Jácome como regidor. 

Las elecciones municipales y autonómicas de 2023, que están a la vuelta de la esquina, serán la primera prueba de fuego en las urnas para Feijóo, y ahí podrá testar ya el acierto o no de su estrategia para recuperar la centralidad del PP y frenar a VOX.

La relación con Ayuso

Otro desafío de Feijóo será Isabel Ayuso, un verso suelto del PP. Tendrá que convivir con ella, vigilarla de cerca porque su alianza explica el salto del líder del PPdeG a Madrid, pero sin olvidar que las ambiciones de la presidenta madrileña van más allá de la Puerta del Sol. Sabe, que tocada por los negocios de su hermano, ahora no es su momento, pero no se cierra puertas para el futuro.

Feijóo podrá echar mano de su experiencia en Galicia. Tras ganar las elecciones autonómicas de 2009, intentó tumbar el poder de los Baltar en Ourense, para hacer un PPdeG a su imagen y semejanza, pero perdió y además de manera estrepitosa. Desde entonces, Feijóo y Baltar conviven y el primero dejar hacer el segundo en su feudo. José Manuel Baltar es el presidente provincial del PP gallego con más autonomía.

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