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El deterioro cognitivo en la pandemia deja a 30.000 gallegos con demencia sin diagnóstico

La detección precoz no llega a un 40% de pacientes, según los expertos | Asociaciones piden que se reactiven las ‘vías rápidas’ desde primaria y la unidad de demencias de Vigo

Una de las actividades desarrolladas por personas con alzhéimer u otras demencias. / FDV

Un lapsus como llegar hasta la cocina y preguntarse qué hace uno allí, cuando se convierte en algo continuado que excede a la manida anécdota; una palabra que se resiste en la punta de la lengua de forma constante hasta llegar a reducir la capacidad de expresión; o cambios de ánimo y humor que contrastan con la personalidad de la persona. Podrían ser síntomas precoces de un deterioro cognitivo que precede a una enfermedad como alzhéimer o demencia y que se presentan hasta 15 o 20 años antes de desarrollar la enfermedad, pero ¿cómo distinguirlos? Las características neuropatológicas del alzhéimer en ocasiones pasan desapercibidas para el paciente y sus familiares. Pueden estar años latentes. Ahora, tras el aislamiento social y las restricciones derivadas de la pandemia, han aflorado miles de casos de deterioro cognitivo sin diagnosticar. Una cierta ‘explosión’ en el número de pacientes y la rapidez de afectación, que llegan, además, con los cuidadores bastante “sobrecargados”.

Hasta 30.000 personas en Galicia con demencia están sin diagnosticar, explica el presidente de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras demencias de Galicia (Afaga), Juan Carlos Rodríguez –con los datos del año 2020, que elevan el número de pacientes gallegos a 70.000–. “Hoy es más urgente que nunca que funcionen las vías rápidas de detección, porque está habiendo muchos casos que se diagnostican de forma tardía, ya que el COVID ha causado un deterioro cognitivo en personas mayores”. “El infradiagnóstico nos preocupa porque está relacionado con las fases iniciales en las que aún se puede intervenir o retrasar la evolución de la enfermedad de forma controlada, tanto con programas de estimulación funcional y cognitiva, que ayudará a ralentizar el proceso como con las familias”, explica. Por tanto, el experto pide la ampliación en la atención primaria de las vías rápidas de diagnóstico, que quedó pendiente de un mayor desarrollo y que “realmente estaba ayudando”.

Juan Carlos Rdguez. MARTA G. BREA

“El infradiagnóstico nos preocupa porque está relacionado con el estadio precoz ”

Juan Carlos Rdguez. - Presidente Afaga

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No es el único experto que cifra este infradiagnóstico. Hasta un 40% de pacientes con alzhéimer y deterioro cognitivo leve no están diagnosticados, lo cual repercute negativamente en la evolución de la enfermedad, coincidía el jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja San José de Madrid en unas jornadas de geriatría.

La enfermedad de Alzheimer ha sido una pareja letal de la pandemia, situada en el centro de todas sus olas, pero especialmente de las primeras. Tanto es así que diferentes estudios sitúan a la persona con demencia con un riesgo hasta tres veces mayor de mortalidad y hospitalización por COVID-19.

Marta Ramos

“Lo que sería 5 años de evolución de la patología, se redujo a la mitad”

Marta Ramos Goicoa - Psicóloga gerontología

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La psicóloga experta en Gerontología Marta Ramos Goicoa, que trabaja con pacientes y grupos de estimulación –para la Administración o asociaciones– en Santiago y alrededores y Lugo, alude también a esa avalancha de pacientes con deterioro cognitivo, que a veces se manifiestan con un estado anímico alterado o cambio de personalidad. “La percepción que tenemos, tanto yo como otros profesionales, es que aquellas personas que estaban teniendo unos fallos de memoria, lapsus atencionales o fallos de lenguaje, de repente han empeorado drásticamente; se ha manifestado de una forma más aguda: lo que correspondería a 4 o 5 años de evolución de la patología, se ha reducido a la mitad”, explica. Las rutinas, la relación social o el trato familiar mantenían más ‘lento’ el desarrollo de la enfermedad.

Carlos Spuch MARTA G. BREA

“Si se detecta en las dos fases iniciales se puede intervenir o incluso, revertir”

Carlos Spuch - Investigador alzhéimer

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¿Por qué es importante la detección precoz? El investigador en alzhéimer Carlos Spuch explica que antes de la manifestación de la enfermedad, entre las fases iniciales está la ‘queja subjetiva de memoria’ y, luego ,el ‘deterioro cognitivo leve’. “Son las dos primeras fases y, si intervienes ahí, puedes actuar. Es decir, no todas las fases iniciales evolucionan hacia alzhéimer. Se puede diagnosticar a mucha gente en esos estadios –la mayor parte– y no tendrá que acabar en una demencia”, asegura el investigador en Neurociencia. En este momento, el paciente pasa de ser independiente a ser dependiente de otras personas para realizar sus actividades diarias. Por ello, es fundamental realizar un diagnóstico temprano, junto con la puesta en marcha de medidas. “Quizás por fármacos, accidente cerebrovascular o alcoholismo se registren esos procesos que podrían mejorar con nutrición o cambios de hábitos”, explica en relación a la plasticidad cerebral. “Aunque no se pudiera detener, se podría ralentizar”, añade. “Vas a conseguir que lleguen con muchos más años a fases de deterioro, que no tendrían que afectar en su forma diaria de vida”, completa el experto.

El Sergas aseguró sobre la Unidad de Demencias prevista en el hospital Meixoeiro de Vigo, que atenderá a toda el área de referencia para demencias neurodegenerativas, que las obras ya comenzaron y el plan funcional está listo.

Maxi Rodríguez RICARDO GROBAS

“Hay quien deambula de forma caótica o nos avisan los vecinos por desajustes de conducta”

“Todo esto [por el COVID] ha machacado a una generación de personas que han manifestado los primeros síntomas con la ruptura de rutinas, con sintomatología cognitiva y emocional”, asegura en la pausa de una pequeña maratón de trabajo de atención a familias y grupos la psicóloga sanitaria de Afaga, Maxi Rodríguez. Así, reconoce que desde Psicogeriatría o Neurología, también en Atención Primaria, ha habido una “una gran conexión” con los enfermos que tenían un diagnóstico pre-COVID, o del último semestre de 2019. “El gran problema está en las personas que no lo tenían o cuya enfermedad se ha desarrollado durante este año”, describe. “Algunos síntomas se manifestaron con brotes psicóticos durante la pandemia y hay familias que tienen un nivel de sobrecarga y contra el sistema porque los pacientes llegan con desajustes y una falta de regulación de su vida diaria”, relata. “Muchas personas van por la calle de forma caótica. Nos están llamando vecinos o amigos para alertarnos de personas que viven solas: una señora que dice que la familia la maltrata”, explica. “Los primeros síntomas de las demencias son conductuales o hay personas que no aceptan los apoyos y tutelas familiares y, a veces, se quejan fuera de ese entorno”. Las conductas pueden ir desde derroches excesivos en su cuenta bancaria a problemas graves de conducta. Y el nivel de sobrecarga en los familiares es grande, porque la búsqueda de recursos externos ha sido difícil. “Han estado todos al pie del cañón sin saber a veces con qué estaban luchando”, resume Maxi Rodríguez en medio de dos citas.

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