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Galicia, proclive al "CAP" para profesores universitarios

"La docencia siempre exige estar actualizado”, defienden los educadores, mientras las tres universidades ven positiva una formación pedagógica

Un aula universitaria. | // RICARDO GROBAS

Ser profesor en niveles no universitarios exige formación pedagógica. Los maestros la reciben en sus respectivas carreras, mientras que quienes imparten clase en secundaria tienen que haber superado el antiguo CAP o el actual Máster de formación del profesorado. No ocurre lo mismo con los docentes en la universidad, a quienes en cambio se les requiere un currículum investigador abultado para lograr una plaza. Esa situación va a cambiar. Al menos esa es la intención del ministro de Universidades, Joan Subirats, quien pretende “reforzar el valor de la docencia” también en las facultades en la futura ley del sistema universitario y para ello los docentes noveles deberán afrontar un curso específico. Sería en el primer año en que ocupan la plaza de ayudante doctor, primer peldaño de la carrera.

Las tres universidades gallegas y profesores de los campus de diversas categorías le dan, de entrada, su bendición y los campus indican que sus profesores ya tienen a su disposición en sus instalaciones cursos que buscan asistirles en metodologías educativas innovadoras o en el uso de las TIC (tecnologías de la información y de la comunicación).

"Muy positivo y necesario": así lo ve la UVigo

Así, Manuel Ramos, vicerreitor de Organización e Profesorado de la Universidade de Vigo (UVigo), considera la idea “muy positiva y muy necesaria”, aunque habrá que esperar a cómo se concreta. Ramos coincide con la filosofía defendida por el ministro Joan Subirats de “dar más importancia” a la docencia tras unos años en los que la investigación pasó a primer término. Se trata, apunta, de volver a un “equilibrio” entre la investigación y la docencia. En todo caso, la UVigo, indica, ya impulsa una escuela de formación permanente que arrancó con un curso dirigido a docentes noveles que se cerró con una larga lista de espera y que se proponen mantener.

UDC y USC: también a favor

Julio Abalde, reitor de la Universidade da Coruña (UDC) incide igualmente en que la institución que dirige dispone de “un plan de formación inicial voluntario”, pero considera una “buena noticia” que sea “generalizado”. “La formación pedagógica y didáctica, así como los usos de las tecnologías en la docencia, son fundamentales y deben ser aprendidas en el inicio del desempeño docente”, sostiene Abalde.

En la Universidade de Santiago (USC) comparten esa “bienvenida” a “propuestas encaminadas a prestar una mejor formación y atención a los procesos de enseñanza/aprendizaje”, si bien emplazan a ver cómo se materializa y apuntan además que sería “deseable” que la iniciativa “sume capacidades y optimice la función docente”, sin añadir “obstáculos” al desarrollo de dicha carrera. Como sus homólogas, la USC desarrolla un programa de formación e innovación para la actualización de sus docentes en contidos, competencias y herramientas pedagógicas y didácticas.

Qué opinan los profesores

Porque, como suscribe Alberto Vaquero, profesor titular de Economía Aplicada en la UVigo, “la docencia siempre exige estar muy actualizado”. Este economista ve bien la iniciativa porque “nadie nace aprendido” y, citando su propia experiencia, recuerda cómo tuvo que formarse de forma autodidacta cuando empezó a impartir clases y “no fue fácil”.

Jorge Mira, catedrático de Electromagnetismo en la Universidade de Santiago, concuerda con que ese tipo de formación “siempre está bien”, pese a que matiza que en las facultades se da clase a personas adultas, mayores de edad, a diferencia de lo que ocurre en colegios e institutos.

Guadalupe Jiménez-Esquinas forma parte del colectivo al que se dirigiría la propuesta, aunque va por su cuarto año como profesor ayudante doctor del departamento de Filosofía e Antropoloxía de la USC. Igual que sus colegas más veteranos, se declara “muy a favor” de la propuesta de Universidades, aunque advierte que habría que analizar cómo se “encaja” en la agenda, ya de por sí compleja. “Parto de que quienes entramos como profesorado en la universidad no sabemos enseñar de forma intuitiva. En mi caso, puedo saber mucho de antropología, pero no tengo conocimientos sobre pedagogía”, aduce.

Ramos opina que en la universidad “se desatendió la docencia en favor de la investigación” y en esa línea se pronuncia la decana de Ciencias de la Educación de Santiago, Carmen Fernández Morante, para quien la proposición de Subirats es “necesaria”, pero “se queda corta” si no va acompañada de medidas que impliquen una “revaloración de la docencia en las mismas condiciones que la investigación”. “En este momento la docencia no se reconoce” en la carerra universitaria, argumenta esta experta. Además, insta a que deben ser planes “bien pensados” y que, más allá de un curso, impliquen su implementación en la práctica.

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