“La captación y retorno de talento, la transición ecológica y la digitalización son claves para que los campus logren fondos de la UE”, explica el vicepresidente adjunto de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Salustiano Mato, que es también el coordinador del informe “Plan de recuperación y resilencia. Participación de la universidad”. El catedrático de zoología de la Universidade de Vigo avanza los cuatro pilares de ese documento que detalla dónde va a ir el grueso de las inversiones y señala en qué nichos pueden ‘pescar’ las universidades las ayudas europeas Se prevé que España reciba 150.000 millones de euros, dedicando cerca de 70.000 millones de euros a este plan: programas de I+D+i; de inversión en infraestructura física y virtual; de recursos humanos y para la transformación de la cultura organizativa y funcional.
Aunque ya lleva un año sobre el papel, de las casi 90 líneas de actuación que se plantean, algunas son ya una realidad, pero otras están en proceso de negociación o de desarrollo en los distintos grupos de trabajo creados, explica Mato. También dependen de diferentes Ministerios.
Como novedad, cada Universidad concurre y se presenta con sus peticiones particulares, aunque los proyectos sean gestionadas por comunidades o diferentes carteras ministeriales.
“Queremos que el dinero llegue a las Universidades y que ellas lo gestionen”,
Ya ocurrió en Galicia en la aplicación de la “Agenda Urbana y medio rural”, cuando se puso en marcha el Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (Pirep), aquí por parte de la Xunta. “La CRUE logró que las Universidades pudieran ser peticionarias de esas ayudas”, explica Salustiano Mato. De hecho, la UVigo logró fondos en esa línea de rehabilitación de edificios. (Sonactuaciones de rehabilitación sostenible de edificios de titularidad y uso público que alcanzan un ahorro del 30% de eficiencia energética y cuya finalización de obra pueda garantizarse antes de agosto de 2026).
“La gestión de la CRUE de los fondos europeos con el Gobierno perseguía que la convocatoria fuera distribuida y que todas las universidades –pequeñas, medianas, antiguas o modernas– tuvieran oportunidad para poder captar talento; que llegase a sus campus y que compitiesen.
Abrir espacios de oportunidades gracias al trabajo conjunto y conseguir más recursos económicos”, resume Mato. Y así se cristalizó en la captación, retención o retorno de talento con las ayudas Margarita Salas destinadas a jóvenes doctores o las María Zambrano para la atracción de talento, que también fueron solicitadas en campus gallegos.
“Queremos fomentar con empresas la transferencia de conocimiento”
“Logramos 50 millones de euros para que las universidades potencien las necesidades de digitalización”, completa el académico. Y, entre las líneas que trabajan ahora está el “fortalecimiento de grupos de investigación” y “fomentar relación con empresas para lograr la transferencia de conocimiento”.
Estamos explorando el proceso de abrir campos de colaboración con sectores económicos, avala Mato. Sabido es que las Universidades son un puente de transferencia de la innovación a las empresas. Pero es hasta ahora, también su talón de Aquiles pues muchas de las publicaciones científicas no tienen impacto en la sociedad. “Un plan de fortalecimiento específico del sistema universitario español, (SUE) para un conjunto de actuaciones para que sean transmisoras e impulsoras de dinámicas y consorcios públicos-privados”, perfiló el vicepresidente d ela CRUE. Otro de los temas pendientes alude a la educación. “Estamos negociando con el Ministerio de Trabajo cómo aumentar en las Universidades la formación ocupacional y la formación para toda la vida”, avanza Mato sobre otra de las temáticas.
Sobre el documento en sí, el responsable de la CRUE explica que es “muy transversal, porque son fondos que queremos captar en las Universidades, tanto para ayudar a que los campus se fortalezcan, como para transformar la sociedad”. De ahí la importancia de que los objetivos del plan sean eficientes. “Las universidades contribuyen a la economía de mercado dotando a sus egresados de las competencias necesarias para incorporarse al mercado laboral; estimulan el emprendimiento a través de la creación de spin off y start up; y mejoran la competitividad de las empresas gracias a los acuerdos de transferencia tecnológica (patentes, modelos de utilidad, acuerdos de confidencialidad)”, argumenta Mato sobre las razones que también avala la UE.
El exrrector de la UVigo razona que, no en vano, está situada la palabra ‘resiliencia’ en el plan: “Significa lograr que en futuro seamos más dueños de nosotros mismos y menos dependientes del mundo exterior”.
