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Galicia apuesta por los macropastos

Explotaciones extensivas de vacuno en Galicia presumen de modelo sostenible

El ganadero Emerio Souto cría unas cincuenta vacas en 60 hectáreas de Filgueira, en Lalín. BERNABE/JAVIER LALIN

Vestido con un tul blanco de hielo el prado en Pardellas, en Forcarei, se acerca a los 0 grados. La parroquia de Aciveiro, que toma su nombre precisamente de la abundancia de esos árboles icónicos de la navidad, se parece a una postal navideña. A 800 metros de altura y a pesar del frío, las vacas prefieren estar fuera. Tienen a su disposición una nave a cubierto, pero apenas entran. El hielo desaparece con los primeros rayos de sol. “No quieren ir al establo ni en invierno”, sonríe Rafael Cuñarro, segunda generación de granjero que ha tomado las riendas de una explotación que sus padres iniciaron en los años 90 con solo veinte vacas de leche. Ordeñaban hasta 2013.

Ocho de cada diez granjas gallegas tienen menos de 50 vacas y representan la mitad del sector cárnico | La producción de carne de bovino asciende a 513 millones de euros

Los tiempos cambiaron y hoy las reses que pastan esas montañas ya no se destinan al matadero, ni a la leche. La cría de terneros y vacas de raza pura ‘limousin’ les es rentable. Así lo asegura Cuñarro, que explica:

“Hacemos reproductoras y reproductores; es decir, futuros padres y madres que tienen mucho potencial genético. Y ahí está nuestro valor añadido”, sentencia.

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Unas setenta cabezas, entre vacas, el último semental que fue adquirido en Cataluña por un valor que ronda los 4.400 euros y los terneros, viven en extensivo. Y tienen su destino en clientes de Galicia, Extremadura y Asturias. Los pequeños terneros que salen con nueve o diez meses se venden a unos 1.320 euros y los que van para sementales, entre 1.600 y 1.800 euros.

Galicia dista de explotaciones de vacuno cárnico equiparables a ‘macrogranjas’ y no existe ninguna que supere las 850 unidades de ganado mayor que contempla del borrador del Real Decreto que se debate, aseguran desde la Xunta. De hecho, ocho de cada diez explotaciones bovinas en Galicia tienen menos de 50 animales y estas representan el 51% de todo el vacuno de carne gallego, 220.278 animales, según datos de la Consellería de Medio Rural.

En el caso de Cuñarro, también tienen una granja de cerdos y crían gallinas camperas para huevos (aunque hoy en día está parada esa línea de negocio). El golpe del Brexit primero y después, la subida del precio de los cereales dificultaron la competitividad del precio, explica.

A los cinco minutos, las palabras del ministro Garzón salen en la conversación. El granjero muestra su desacuerdo: “El problema fundamental son los purines”, razona, “pero en Galicia no hay macrogranjas”. Precisamente, inmerso estos días en una auditoría de bienestar animal del porcino, Rafael Cuñarro explica que llegó a hacer juguetes para los animales en un taller cercano. Sin embargo, los expertos consideran ahora que debe de cambiarlos a otros más sofisticados para obtener la certificación. “Las auditorías de bienestar animal son exigentes”, reconoce. Un 80% de los cerdos que crían en su granja de Forcarei se van a mataderos de Portugal, explica. En la actualidad tienen 600 cerdas reproductoras y facturan más de dos millones de euros anuales.

Así, el ganado en extensivo se ha convertido también en una forma de eliminar los purines. De la finca también extraen la base de un pienso fabricado por ellos mismos. “Es una forma de sostenibilidad: abonamos las fincas y producimos forraje. Una parte va para el alimento de esos animales y la mitad, para vender a otras explotaciones”.

La sostenibilidad del sector bovino de carne en Galicia está basado en prácticas tradicionales y en la existencia de una base territorial asociada a la explotación. Un estudio amparado por el Ministerio de Ciencia y realizado en el Centro de investigaciones agrarias de Mabegondo demuestra que, al tiempo que se garantiza la procedencia natural de los forrajes para las vacas, el estiércol se aprovecha para enriquecer las tierras frente a la utilización de otros fertilizantes minerales.

Entre los principales problemas a los que alude Rafael Cuñarro se encuentra la falta de mano de obra. De los ocho trabajadores de la explotación, Granxas Cuñarro, tres son familiares. Sus dos hermanas buscaron empleos fuera. También señala al encarecimiento de las materias primas como una de las causas del declive del sector cárnico de vaca. “Si te pagan a 4 euros la carne, con un coste de 360 euros la tonelada, no es rentable”, indica. “Si no se aprovecha el medio rural gallego con ganadería… ¿se quedará para lobos y jabalíes?”, lamenta.

La explotación familiar de Rafael Cuñarro, en Forcarei, cría pura raza ‘limousin’ para vender vivos. Bernabé / Javier Lalín

El ‘salvavidas’ de las últimas ayudas de la PAC a la extensificación del ganado vacuno de carne supuso 8,3 millones de euros a 2.700 ganaderos gallegos para la gestión sostenible de pastos. Unos 3.000 euros por beneficiario.

Las granjas, en cifras

1-En Galicia hay 19.537 explotaciones

  • Esta cifra de vacuno abarca las explotaciones de cebo, de reproducción para carne y mixta, según Medio Rural.
  • La media es de 22 reses.

2- El 88% tienen menos de 50 animales

  • Además, estas explotaciones representan el 51% de todo el vacuno de carne gallego: 220.278 reses.

3-De más de 250 vacas, solo hay 73 granjas

Esta cifra representa el 3 por mil del total gallego y solo suponen 31.530 animales

Más de una hectárea por vaca

La explotación en Filgueira, Lalín, del bancario jubilado Emerio Souto, es la suma de dos existentes en los años 70 y 80. Junto a su mujer María Jesús Castro constituyó una Sociedad agraria de transformación (SAT) en 1995 y eligieron el ganado vacuno para carne en modo extensivo. Unas 50 vacas se crían hoy en dos fincas que suman 60 hectáreas; es decir, 1,2 hectáreas de pasto por vaca. Su producción va para la indicación geográfica protegida “Ternera Gallega”. “Están siempre pastoreando, a no ser que venga un invierno muy crudo”, razona el ganadero. El valor de la producción de carne de vaca en Galicia asciende a 513 millones de euros anuales; en 2020 entre las tres denominaciones (IXP), de ternera, vaca y buey se produjeron 22.748 toneladas de carne, con datos de la consellería de Medio Rural.

En Filgueira, el arquitecto Jesús Antonio Souto, hijo de Emerio, se involucra ahora a media jornada en la explotación, al tiempo que lo compatibiliza con su trabajo en un estudio en Lalín. Además de la mujer de Emerio, que sigue activa, echa un ojo a la empresa su otro hijo Fernando, ingeniero agrónomo. Así van tirando sin necesidad de más empleados, difíciles de encontrar debido a las ataduras del oficio.

Otro de los escollos es el conocido minifundismo. No existe tradición de alquilar tierras. Mientras, la Lei de recuperación de tierra agraria de Galicia impulsa la dotación de base territorial para que los ganaderos dispongan de superficie suficiente e impulsar la ganadería en extensivo. El Plan de Pastos de Galicia, que ya ejecutó 14 pastos en montes vecinales e más de 500 hectáreas está pendiente de una segunda fase de un millón de hectáreas que tiene presupuestados 4,8 millones de euros.

El ganadero Emerio Souto cría unas cincuenta vacas en 60hectáreas de Filgueira, en Lalín. BERNABÉ / JAVIER LALÍN

“Estamos pasando un momento difícil, en condiciones normales, sacamos un sueldo”

Emerio Souto - Ganadero

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Su explotación ya redujo el número de ejemplares de 90 a 50. Eso, aunque minimizan los gastos en alimentación porque se autoabastecen del pienso y forraje. “Con los recursos de la finca, incluso hago la cama a las vacas si el invierno es malo y de la harina de nuestro maíz, sale alimento para los terneros”.

 “Vendemos a carniceros y al matadero; los terneros se crían con sus madres en las fincas hasta los 6 o 7 meses. Luego pasamos al destete y se van a un establo en intensivo”, añade Emerio Souto. Luego, el precio de cada ternero en canal de unos 250 kilos, ascenderá a 1.200 euros.

“Con la experiencia que tengo y tras haber nacido en el rural hace 70 años, creo que las macrogranjas son totalmente perjudiciales para el medio ambiente. No tengo nada en contra de los granjeros, solo contra esa forma de trabajar. Creo que en las explotaciones más pequeñas y familiares, las vacas están mejor cuidadas”, alega. También,que así se contribuye a la prevención de los incendios forestales.

Pioneras del “eco”: de la leche fresca a la corporal

Entre las mujeres luchadoras del campo gallego está la fundadora de una granja ecológica de vacas en extensivo: la viguesa Marta Álvarez, que ha sido alma mater de Granxa Maruxa.

Marta Álvarez, alma mater de Granxa Maruxa. BERNABE/JAVIER LALIN

Hija de la conocida fotógrafa Mary Quintero de Vigo, hace trece años que comenzó con la etiqueta ‘eco’ cuando no sabía ni conducir un tractor ni, prácticamente, ordeñar una vaca. “Nunca fue una moda para mí, sino una forma de vida. Cuando vine al campo entendí que las vacas no podían estar confinadas. Entonces solo había 25 granjas ecológicas en Galicia”, recuerda.

Con vacas en extensivo, una cooperativa gallega da el salto a los cosméticos

Con 60 reses en A Ulloa, Lugo, ahora se reinventa –después de apartarse del proyecto ‘maruxas’– y hace solo dos meses que acaba de constituir una cooperativa para vender leche fresca pasteurizada, utilizando envases de vidrio retornables y con caducidad de una semana. “Estamos teniendo muy buena acogida”, se alegra. “Cuando vivía en Vigo, recuerdo que pasaban las lecheras por la calle Ecuador y venían a casa con bolsas. El pan y la leche se compraban todos los días.

"No entiendo por qué hemos perdido esa cultura, cuando somos gourmet en tantos alimentos. ¿Cuántos niños solo conocen la leche viajera de tetra brick y uperisada, pero no han probado la leche fresca?”

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Si escucha macrogranja, a Marta le sale sarpullido. “Aquí nos entristecemos si enferma una vaca; se llora cuando se nos ‘jubila’ una porque ya se acabó su vida productiva... sinceramente, me mareé cuando vi las imágenes de macrogranjas”, valora.

La viguesa Marta Álvarez, con sus vacas de la Granxa Maruxa

“Sen Máis” es la marca comercial con la que operan. Leche sin más, directamente al consumidor en su proyecto con Ana Corredoira, de Ganados A Cernada. Incansable en ideas, también junto con una explotación de plantas en ecológico, Marta Álvarez se une para crear unos cosméticos innovadores.

Marta Álvarez y el proyecto "Sen Máis"

Con la mediación de su hermana, María Álvarez fundaron la empresa “Muuhlloa!”, firma de cosméticos que, en lugar de usar proteína de leche emplea la leche recién ordeñada de las vacas de la Granxa Maruxa y los oleatos de la cooperativa Milhulloa. “Hicimos loción corporal, con plantas que nosotras mismas cultivamos para no esquilmar el campo, en colaboración con universidades gallegas”. Lo último en ecológico, igual de llamativo: un bálsamo labial con flor de grelo. 

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