Ni la recuperación económica, ni las rebajas fiscales han impedido que las renuncias a herencias repuntasen este año, tras el bajón registrado en 2020 por culpa principalmente del parón burocrático causado por la pandemia de COVID-19, que durante tres meses obligó a aplicar un confinamiento ciudadano inédito. Durante los nueve primeros meses de este año, el rechazo a asumir legados de familiares creció un 5%, pasando de 1.786 en el mismo período de 2020 a 1.874. Los datos quedan lejos, todavía, de los 2.288 de 2019, según los datos recopilados por el Colegio General del Notariado.
Los motivos para rechazar una herencia resultan principalmente económicos, pues la rebaja fiscal no impide que haya que afrontar costes de abogados, notarios y gestorías, que pueden sumar unos cuantos miles de euros y muchos ciudadanos carecen de recursos para afrontarlos.
Para facilitar los legados, la Xunta aplicó en 2016 una estrategia para rebajar el impuesto Sucesiones y Donaciones, de carácter autonómico. Eximió de tributar los legados inferiores a 400.000 euros, descontando la vivienda habitual.
El año pasado, elevó esa bonificación al millón de euros, de la que se benefician los herederos directos, es decir, “cualquier ciudadano que reciba una herencia de su padre, hijo, abuelos, nietos o cónyuges, siempre que estos residieran en Galicia”, según explica la Consellería de Facenda. Si el legado supera ese valor en 200.000 euros, por ejemplo, se tributa por esta cantidad excedentaria.
A pesar de las rebajas, la Xunta prevé elevar la recaudación por esta cuestión el año próximo. Su proyecto presupuestario contempla un incremento de casi 14 millones de euros hasta alcanzar los 152,6. “Este incremento obedece a la evolución de los precios en el mercado que eran trasladados a la base imponible declarada, así como a la evolución en el incremento de operaciones de donaciones”, explica el Ejecutivo autonómico en su hoja de ruta económica correspondiente a 2022.
El año pasado las renuncias a herencias descendieron respecto a 2019 coincidiendo con otro efecto contrario: los legados en vida. Estos se dispararon en el año del COVID hasta casi 22.000 (un 10,9% más) ante el anuncio del Ministerio de Hacienda de que el año que viene suprimiría las exenciones fiscales a las herencias y donaciones que aplican comunidades como Galicia y Madrid. En el caso gallego, se beneficiaron alrededor de 470.000 personas.
Batalla legal
Esa vía todavía no se ha concretado y anticipa una batalla legal. El Gobierno central quiere frenar esos legados mediante un cambio en la ley antifraude aprobada en verano, pero Galicia aplica esos beneficios fiscales basándose en su marco competencial. Se atisba un conflicto, que podría acabar en el Tribunal Constitucional.